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“Gracias al trabajo, José Luis se ha sentido persona”

José Luis, trabajador de la tienda de moda Alvaro Moreno

Alejandra Luque

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José Luis Ortega está eufórico e incluso suelta alguna que otra lágrima. En junio de 2019 llegó como trabajador a la tienda de ropa que Álvaro Moreno abrió en Las Tendillas. El empresario sevillano apostó por él para iniciar su proyecto Tiendas con alma. Más de un año y medio después, el espíritu de esta iniciativa lo ha extendido por toda España. Ahora, José Luis disfruta de un contrato indefinido que le hace ver la vida como la de sus hermanos. De manera “normal”.

Su madre, Maruja Bellido, es una todoterreno. A las pocas horas de dar a luz supo que algo no iba bien. En el aspecto físico de su bebé notaba algo extraño. Los médicos se llevaron al neonato y le hicieron infinidad de pruebas. Hablamos de los años 80. Horas después, su marido, su suegra y su hermana llegaron con la noticia de que José Luis tenía síndrome de Down. “Me quedé impactada pero no dije nada. A los pocos días fui a la doctora para que me explicara qué era eso. Supe que había tres clases de Down y que a estos niños había que motivarles mucho. Y hasta hoy”.

Asegura que el hombre que entró con 36 años en la tienda no es el que hay hoy. “Nunca tendré cómo agradecerle a Álvaro (Moreno) todo lo que ha hecho por mí y por mi hijo. Cuando me dijo que lo iba a contratar en la tienda no me lo creía”. Antes que en esta empresa textil, José Luis había trabajando en un bar, lavando coches y en un centro de diálisis. “En todo lo que salía yo lo apuntaba porque la base de todo es generar estímulos. Daba igual durara lo que durara”.

Con una labor incansable durante 38 años y madre de otros cuatro hijos, Maruja ve ahora en José Luis “a todo un hombre”. “Gracias al trabajo, se ha sentido persona”, afirma. Recuerda cómo los médicos le dijeron una frase que le marcó para siempre: “Su hijo será lo que usted quiera que sea”. Así que Maruja se puso a trabajar. Se recorrió Andalucía y acudía a charlas de profesionales para ver qué podía aprender y cómo podía mejorar al presente, y el futuro, de su hijo. “Nunca me ha pesado nada porque siempre he tenido la ilusión de avanzar”.

Hoy, José Luis “llega a casa con el deber cumplido”. Los primeros meses llegaba a su casa comparándose con sus hermanos. “Ya tengo mi nómina”, le decía a su madre. Su “especial sensibilidad” le ha permitido percibir momentos complejos durante su jornada laboral que en esto tiempo ha podido solventar. Para el empresario, el joven cordobés aporta “ilusión, esfuerzo, ganas de aprender continuamente, alegría y un positivismo que son contagios”.

Cuando puso en marcha este proyecto junto con Down España, Moreno y su equipo tenían muchas expectativas, pero José Luis las ha superado. “No sólo por su responsabilidad, profesionalidad y buena actitud en el trabajo, sino también por todos los valores que nos aporta”. A nivel personal, Tiendas con Alma le ha permitido ratificar lo que siempre ha pensado: “Las personas con Down no tienen una discapacidad, sino con unas capacidades diferentes y muy especiales, con una sensibilidad y unos valores que no tienen nada que ver con los que solemos ver en nuestro día a día”.

Después de José Luis llegaron otras incorporaciones a las tiendas de Moreno: José Ignacio Hidalgo, en Osuna; Ángela Diéguez, en Sevilla, Natalia Cabello, en Cáceres; Esther Calle, en Málaga e Ignacio Gonzálvez en San Sebastián de los Reyes, a los que muy pronto se sumará otro compañero más en la nueva tienda de Valladolid. “Si pueden, animo a que haya más empresas a que contraten a personas con Down. En nuestro caso, tanto José Luis como el resto de sus compañeros del proyectos Tiendas con Alma nos han aportado no sólo un trabajo serio, responsable y cumplidor, sino también la posibilidad de aprender de su manera de ver la vida y de afrontar los obstáculos siempre con una sonrisa y afán de superación”.

Por las tardes, cuando José Luis ya ha descansado de su jornada laboral, coge sus libros para las oposiciones a la Policía Nacional y su temario para el carnet de coche. Sus objetivos es pertenecer al Cuerpo y poder conducir. “Un día le dije lo que no podía hacer y me contestó: 'Mamá, ¿entonces qué va a ser de mí?'. Nunca volví a hacerlo. ¿Quién soy yo para romperle sus metas?”.

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