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La ley de Cambio Climático impide a Hornachuelos bloquear la ampliación del cementerio nuclear de El Cabril

Un trabajador, junto a El Cabril

Alfonso Alba

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Una disposición incluida a última hora en la aprobación en el Congreso de la Ley de Cambio Climático impedirá el bloqueo de la ampliación del cementerio nuclear de El Cabril por parte del Ayuntamiento de Hornachuelos. La norma declara de “interés general” las iniciativas tanto en las centrales nucleares como en las de almacenamiento de residuos, según ha adelantado El País. Actualmente en España solo hay una, El Cabril.

El Ayuntamiento de este municipio cordobés había criticado la decisión del Gobierno, que se ha tomado sin consultas previas. De hecho, desde mediados del año pasado estaba recabando apoyos políticos (está gobernado por un partido independiente) para intentar evitar que el Ejecutivo optase por declarar la obra de ampliación de El Cabril de “interés general”. La disposición a la Ley de Cambio Climático, introducida a última hora y poco antes de la aprobación en el Congreso, permite al Ejecutivo iniciar todo tipo de obras en el histórico cementerio nuclear sin tener que consultar previamente al Ayuntamiento de Hornachuelos. Tampoco a los municipios del entorno, que desde los años ochenta cobraban importantes compensaciones económicas por el paso de los residuos nucleares por sus carreteras.

El Consistorio considera que declarar la ampliación de El Cabril de “interés general” supone una grave “injerencia” en “las competencias municipales”. Hasta ahora, todas las intervenciones desarrolladas en este cementerio nuclear necesitaban de la correspondiente licencia de obra por parte del Ayuntamiento, un trámite que ahora se evita.

España se encuentra en pleno proceso de desmantelamiento de sus centrales nucleares. Cada central nuclear tiene su propio almacén para los residuos más radioactivos. Pero España ha sido incapaz de construir un Almacén Temporal Centralizado (ATC) como exige la Unión Europea. A ese almacén irían a parar los residuos más peligrosos y de más larga duración, donde serían tratados antes de pasar a otro definitivo. Ese ATC iba a ir a Castilla La Mancha, a Villar de Cañas, una opción descartada finalmente.

A día de hoy, el único lugar al que trasladar la basura nuclear (de media, baja y muy baja intensidad) procedente del desmantelamiento de las centrales es a El Cabril. A día de hoy, El Cabril tiene ya 22 de sus celdas llenas de residuos, en un espacio de 50.000 metros cuadrados. Aún tiene espacio en seis más. Además, tiene previsto construir otras cuatro celdas, la 29, la 30, la 31 y la 32, que ocuparían 130.000 metros cuadrados. Enresa prevé que con estas cuatro celdas haya espacio suficiente para acoger los residuos de los próximos años. Pero seguirá haciendo falta sitio para todo lo que generará el desmantelamiento total de las centrales nucleares españolas.

Por ello se trabaja en un proyecto en dos fases. En la primera, y con el horizonte puesto en 2028, se construirían 12 celdas más. La segunda fase, sin fecha, prevé otras 17. En total, serían otros 25 recipientes especiales en los que poder sepultar los residuos de media, baja y muy baja intensidad procedentes de todas las centrales nucleares españolas. Mientras, los residuos más peligrosos quedarían almacenados en cada central a la espera de que se alcance un consenso suficiente sobre el lugar que tiene que acoger ese gran basurero nuclear.

Ahora, la nueva Ley de Cambio Climático supone un atajo para el Gobierno, que trabaja en el 7º Plan General de Residuos Radiactivos, en el que se fija la estrategia para la gestión de los residuos radiactivos que se generan en España y en este caso también, la hoja de ruta del desmantelamiento de las centrales nucleares del país. Para que salga adelante el plan, El Cabril ocupa un papel primordial, y la agilidad de las obras y los trámites en este cementerio nuclear son principales. Con la nueva ley, el Gobierno tiene manos libres para actuar ya en El Cabril.

La izquierda cordobesa, contra la iniciativa

Además, los partidos de izquierdas en la provincia de Córdoba, históricamente muy combativos contra todo lo que supone El Cabril, miran con recele lo que están haciendo en Madrid sus compañeros de partido. Adelante Andalucía ya ha dicho que hará todo lo posible por “minimizar” la ampliación de El Cabril.

Mientras, el gran temor de los vecinos de la zona pasa por el transporte. La llegada de residuos nucleares a El Cabril no es fácil. El acceso desde Hornachuelos es una sinuosa carretera que nace desde el mismo pueblo y que atraviesa Sierra Morena. Desde el Norte, la carretera de Alanís de la Sierra (Sevilla) es, incluso, más sinuosa. El acceso natural es desde Fuente Obejuna. Los camiones cargados de residuos pasan por el mismo municipio y atraviesan varias de sus aldeas.

Por eso, la ampliación de El Cabril empieza a inquietar a los habitantes de estas zonas, pero también a agricultores, ganaderos y ecologistas. En 2019 Enresa informó de un incidente leve. Se había detectado una filtración de agua desde una de las celdas selladas. Los ecologistas siempre han hablado del gran riesgo que supone una instalación de este tipo en el corazón de Sierra Morena, en una zona que es fuente de arroyos, veneros y aguas subterráneas vital para el consumo humano y el regadío de miles de vecinos del Valle del Guadalquivir.

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