El aceite ecológico: el diamante en bruto de Los Pedroches que quiere subsistir

En pleno corazón de la comarca de Los Pedroches, entre montes y dehesas donde el paisaje parece más propio de la ganadería que del olivar, la Cooperativa Olivarera Los Pedroches Olipe lleva casi siete décadas sosteniendo un cultivo tan heroico como singular. Esta mañana, su presidente, Jesús García, ha recibido a un grupo de periodistas invitados por Ecovalia para mostrar el funcionamiento de la entidad y poner en valor el trabajo de cientos de familias que, generación tras generación, mantienen vivo un olivar que desafía a los costes que suponen el día a día.

El olivar de Los Pedroches se extiende sobre terrenos escarpados de Sierra Morena, donde la maquinaria apenas puede acceder -e incluso donde los seres humanos tienen serios problemas-. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando los Borbones impulsaron las grandes repoblaciones forestales con cultivos leñosos como el olivo, la vid o el almendro. Desde entonces, esta forma de cultivo se ha mantenido ininterrumpida, dando lugar a un paisaje único en el que la agricultura convive con el monte mediterráneo.

Se trata de un olivar de alto valor ecológico, integrado en un entorno de gran biodiversidad y que contribuye a mantener viva la sierra -incluso que sirve como cortafuegos para incendios forestales-. El cultivo fija población y genera economía. Además, sirve de refugio para especies emblemáticas como el lince ibérico, el águila imperial o el buitre negro.

La incertidumbre por los altos costes y la historia de la cooperativa

Pese a su valor ambiental, el olivar de la comarca afronta graves dificultades de sostenibilidad. Los altos costes de producción y la falta de mano de obra dificultan su mantenimiento. En muchos casos, se trata de explotaciones familiares situadas lejos de los núcleos urbanos, donde apenas puede trabajar maquinaria y todo depende del esfuerzo humano. “Esta zona no va a depender del turismo. Va a depender de la ganadería y el olivar”, insisten. Aun así, este sistema agrícola mantiene su importancia económica y social, generando ingresos directos y fijando población en un territorio históricamente vulnerable al despoblamiento.

Durante la visita a las instalaciones, Jesús García explicó el funcionamiento de la cooperativa, fundada en 1957 por una veintena de agricultores de la zona. En la actualidad, Olipe agrupa a más de 400 socios y gestiona unas 10.000 hectáreas de olivar ecológico, además de cerca de 300 hectáreas de cultivo biodinámico, siendo la primera cooperativa andaluza en apostar por esta modalidad.

Durante el 2024, la entidad vivió una campaña récord con 17 millones de kilos de aceituna, frente a los menos de dos millones recogidos en los ejercicios anteriores, marcados por la sequía. Esa oscilación extrema complica la gestión tanto para los agricultores como para la propia cooperativa. Los gastos de mantenimiento del olivar son constantes, mientras que la producción puede variar de manera drástica de un año a otro.

Durante el recorrido, la cooperativa mostró todas sus instalaciones. Y es que Olipe dispone de una planta solar que permite compensar los costes energéticos en las campañas más difíciles y una planta de compostaje que transforma el alperujo en abono orgánico para los socios. También aprovecha el hueso de aceituna como biomasa, reduciendo al mínimo los residuos del proceso.

Olipe fue la primera cooperativa que apostó decididamente por el aceite ecológico, un esfuerzo que le ha permitido alcanzar reconocimiento internacional. Exporta su producción a países de Europa, Estados Unidos y Japón, y su aceite es empleado por grandes marcas cosméticas como L’Oréal por su alta concentración en polifenoles, antioxidantes naturales que se potencian en los suelos pobres y exigentes de la zona.

Las certificaciones y la PAC

La cooperativa cuenta con un amplio número de certificaciones de calidad y sostenibilidad, entre ellas las normas ISO 9001, 14000 y 22000, así como los sellos de agricultura ecológica, Demeter y UEBT, que garantizan prácticas éticas, medioambientales y sociales en toda la cadena de producción.

La jornada concluyó con una reflexión sobre el futuro del olivar tradicional y la necesidad de una Política Agraria Común (PAC) que tenga en cuenta las condiciones particulares de territorios como Los Pedroches.

Desde la cooperativa se insiste en que el apoyo institucional es fundamental para mantener una agricultura difícil, pero esencial, que no solo produce aceite de calidad, sino que también conserva el paisaje, la biodiversidad y la identidad de toda una comarca.