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El oro líquido por los suelos: los precios del aceite se desploman bajo el umbral de la rentabilidad

Aceitunas en un olivo cordobés | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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El aceite de oliva es el oro líquido. Más de la mitad de la producción agraria de Córdoba depende de la aceituna. Por eso, la fluctuación de precios del aceite de oliva es tan importante para la economía cordobesa. Tanto, que la Asociación Española de Municipios del Olivo (Aemo), cuya presidenta es la alcaldesa de Montoro, Ana Romero, ha puesto el grito en el cielo ante lo que está ocurriendo: el aceite de oliva se está vendiendo bajo el umbral de la rentabilidad.

Aemo elaboró en el año 2012 un estudio sobre los costes del cultivo del olivo. Entonces calculó que para que a un agricultor le saliera rentable el cultivo debía vender el kilo de aceite de oliva por encima de 2,73 euros. A día de hoy, el precio medio que percibe un agricultor cordobés está en 2,64 euros por kilo de aceite de oliva, nueve céntimos por debajo del umbral de la rentabilidad. Es decir, los olivareros cordobeses venden su producto perdiendo dinero. La clave está en que los compradores llevan un trimestre bajando los precios, que han caído más de un 18% en apenas dos meses.

“En los primeros meses de esta campaña comprobamos atónitos como, de nuevo, negros nubarrones se ciernen sobre una gran parte del olivar español”, advierten desde Aemo, que aseguran que no hay razón para este importante descenso, que está lastrando las aspiraciones de muchos olivareros en una campaña donde hay gran demanda y una buena producción en Córdoba.

“Desde Aemo consideramos que no existe razón objetiva alguna que justifique esta bajada, puesto que todas las previsiones auguran una campaña mundial de producción que no superará los 3 millones de toneladas, cifra que coincide exactamente con la media de consumo en los últimos años. Porque si bien es cierto que España aumentará su producción, también lo es que, según el Consejo Oleícola Internacional y con datos firmes sobre la mesa, el resto de los principales países productores disminuirán sensiblemente su cosecha respecto a la campaña anterior, de forma que el equilibrio entre la oferta y la demanda esta asegurado”, aseguran, reconociéndose “atónitos” ante la situación.

“Siendo así, la pregunta es: ¿Por qué si en los últimos 3 años ha existido un precio de equilibrio digno, en torno a los tres euros por kilo, asumido por los consumidores y equilibrado para los productores, ahora desciende a 2,60 euros kilo lo que llevaría a una dramática entrada en pérdida a los olivareros? La respuesta es complicada porque, insistimos, no existe ninguna razón objetiva para ello, más allá que las propias especulaciones”, lamentan.

“Entonces ¿Porqué descienden los precios en España?, la causa posible es el nerviosismo de las propias cooperativas y productores que, viendo fluir el nuevo aceite, temen que el precio se derrumbe en los próximos meses, un miedo que no tiene base racional alguna. Una vez más el responsable es el omnipresente componente psicológico de este mercado oleícola español, el cual a menudo ignora las razones objetivas para la fijación del precio”, insisten.

Pero Aemo va más allá y se pone en el espejo de Italia. Allí, los precios en origen “lejos de caer” se han disparado y en los primeros meses de campaña se paga a sus agricultores cifras superiores a los cinco euros por kilo. “Debe imperar la tranquilidad, que la Cuenca Mediterránea producirá solo el aceite que el mundo demanda, y que por tanto es momento de mantener la cabeza fría y el pulso firme, y hacer valer un producto único que el consumidor ha sabido reconocer y valorar, y que por tanto no debe ser banalizado en origen, y menos desde la propia producción”, agregan.

Y concluyen, en un mensaje dirigido a los productores: “Evitemos que el precio de los aceites de oliva en los lineales llegue hasta valores temerarios, seamos responsables todos los eslabones de la cadena de valor y rehuyamos ofrecer al consumidor el rey de todos los aceites a precios de ruina que solo generarán pérdidas a todos, desde el olivarero hasta el propio distribuidor”.

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