Un informe cifra el impacto de la Covid en el sector turístico cordobés en 750 millones de pérdidas
Gastronomía y seguridad. Esas son las claves en las que el sector turístico de Córdoba tiene que trabajar para engancharse rápido a la recuperación económica cuando se abran las fronteras. Dos áreas de trabajo con las que dejar atrás dos años aciagos, a los que un informe de la Universidad de Córdoba, le ha puesto cifra: 750 millones de euros de pérdidas.
Esa es la cantidad que no ha ingresado el sector turístico cordobés en los años 2020 y 2021, tomando como referencia el año 2019. Ésta es una de las conclusiones del estudio Turismo en tiempos de pandemia, presentado este jueves por la presidenta del Instituto Municipal de Turismo (Imtur), Isabel Albás, junto a los profesores Ramón Rueda y Laura García, que se han encargado de su confección.
El punto de partida del estudio es un análisis de los últimos meses. Así, tomando como base los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el descenso de visitantes ha sido de un 73% respecto a 2019, lo cual ha tenido un importante reflejo a nivel económico. En este ámbito, en 2019 los beneficios turísticos fueron de 594 millones de euros, mientras que en 2020 fueron de 185 millones, y las estimaciones para 2021 son 250 millones. De este modo, en los últimos dos años se estiman pérdidas de 750 millones de euros en el sector.
Una vez analizado el marco, se han expuesto el futuro turístico poscovid, que está a la vuelta de la esquina. Según el modelo aplicado por la Universidad, si se alcanzara la inmunidad de grupo en agosto de 2021, la recuperación de la actividad turística en Córdoba comenzaría en noviembre de 2021.
La recuperación, prevista para noviembre de 2021
En este ámbito, se han presentado los resultados de un cuestionario realizado a 457 turistas nacionales sobre la valoración de la seguridad en el marco que se abra a partir de la inmunidad de grupo. Spoiler: los turistas del escenario poscovid van a ser muy exigentes con las medidas de seguridad y van a penalizar la carencia de ellas.
Ramón Rueda ha explicado que los medidores a tener en cuenta serán que los alojamientos presenten buenas condiciones higiénicas, la información oficial, la adaptación a las medidas de la OMS, el respeto al distanciamiento social y la información sobre los protocolos. En este ámbito, además, la mujer es más exigente que el hombre, por lo que el profesor ha invitado al Ayuntamiento a pensar campañas dirigidas específicamente a este colectivo.
¿Y qué valorarán más los turistas? El distanciamiento social, el uso de mascarillas, el acceso restringido a monumentos. Al mismo tiempo verán negativa la dificultad para reservar entradas y los retrasos y las colas en el acceso a los bares y restaurantes. En definitiva, el turista poscovid “es mucho más exigente sobre las medidas de seguridad que sobre el destino en sí mismo”.
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