Los libros que alivian el paso por el hospital
El Hospital Reina Sofía desarrolla un proyecto de bookcrossing donde se distribuyen ejemplares en cada planta del centro para pacientes, familiares o personal sanitario / Enfermos y acompañantes han donado ejemplares tras haber comprobado cómo los libros les ayudaron en su estancia hospitalaria
bookcrossing Un trabajador del edificio de Consultas Externas del Hospital Reina Sofía de Córdoba realiza su recorrido por cada una se las plantas del centro médico. En cada una de ellas, una vez al mes, deja en las salas de espera varios libros. Otro compañero hace lo propio en la zona de pediatría con títulos acordes para los más pequeños mientras un tercer empleado también los reparte en las plantas de hospitalización. Son libros, simples libros, pero en el hospital cumplen una función terapéutica para enfermos, familiares y todo el personal que pasa por la miniciudad que es el complejo hospitalario.
Las largas horas de estancia en una cama de hospital, en las butacas para acompañantes o la simple espera para realizarse alguna prueba médica se alivian con la compañía de los libros. Con esa idea nació un proyecto de bookcrossing -práctica de dejar libros en un lugar público para que los recojan otros lectores que después harán lo mismo- que varios compañeros del Hospital Reina Sofía idearon ya hace años y que ahora se ha convertido en una iniciativa con alta aceptación: los libros aparecen en distintos puntos del hospital para que sea leídos y acompañen a los usuarios e, incluso, prolonguen esa compañía hasta su vuelta a casa.
“Se trata de humanizar la estancia en el hospital”, explica uno de los responsables del proyecto, Salvador Toledano. Él y sus compañeros reciben libros de donaciones y se encargan de repartirlos por el centro: “Los más livianos y fáciles de leer para salas de espera de la UCI, los más densos para pacientes de hospitalización más larga...”, señala sobre cómo cuidan ese reparto. Desde el principio, en 2009, se encargaron de “alimentar el circuito de libros, que no cesara el flujo”, para que la iniciativa enraizara en el centro. Y fue todo un éxito. “Ahora la gente ya se ha acostumbrado a ver los libros, los coge, los lee, los suelta y dona otros”.
La experiencia en estos años muestra ejemplos emotivos de cómo la lectura ha servido de terapia para los enfermos y sus familiares. Un paciente que finalmente murió, dejó dicho a su entorno que donase su biblioteca particular a esta iniciativa del Hospital Reina Sofía y, al poco tiempo, allí estaban sus libros para acompañar a otros enfermos. Gestos parecidos han realizado otros pacientes, como un trasplantado de riñón que quiso donar también parte de su biblioteca personal o una señora de Sevilla que de regreso a casa después de acompañar durante una larga estancia a su hija en el hospital, envió por correo una caja llena de libros para este proyecto.
La mente se distrae, la imaginación vuela y el enfermo deja por momentos de sentirse como tal cuando se sumerge en la lectura. Las largas horas como acompañante parecen acortarse o la espera de turno para unas pruebas sencillas se hace más llevadera. Pero no sólo eso y no sólo ellos, porque todo el que pasa por Reina Sofía accede a estos libros: desde el mismo personal sanitario y otros empleados del hospital a visitadores médicos o proveedores del centro, relata Toledano. Los libros forman ya parte de la vida en este complejo.
Son libros de ida y vuelta, como se augura la estancia en el hospital, para que sea de paso. Libros que llegan, son leídos y se van. Alguno ha llegado hasta Mar de Plata (Argentina) o Canarias -comentan los promotores de la iniciativa-, que registran los libros en la web del proyecto bookcrossing y comprueban el itinerario que siguen.
Y por eso, y en paralelo, estos particulares libreros del hospital han preparado ya otro proyecto al que sólo le falta el visto bueno de la dirección del centro: una biblioteca estable para pacientes. En ella se podrán consultar a través de una página web su catálogo, que ya cuenta con 700 títulos, para pedir el libro deseado mientras dure la estancia en el hospital y, al recibir el alta o cuando se finalice la lectura, depositar el ejemplar en el centro para que futuros pacientes se sirvan de esta terapia de lectura.
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