Liberan a ocho mujeres obligadas a ejercer la prostitución
La organización criminal estaba dirigida por ciudadanos rumanos que obligaban a compatriotas a prostituirse en locales de alterne y polígonos | Hay ocho detenidos tras la denuncia de una de las víctimas
Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal en Córdoba dedicada a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. En la operación, enmarcada en el Plan Policial contra la Trata de Seres Humanos, se ha detenido a ocho miembros de esta red y se ha logrado liberar a ocho víctimas que eran explotadas sexualmente.
Las pesquisas se iniciaron en diciembre de 2014, cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal de ciudadanos rumanos asentada en Córdoba, a través de una denuncia presentada en la Comisaría de Policía por una persona que afirmaba ser víctima este grupo, que se dedicaba a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
Los miembros de esta red captaban a las mujeres en Rumania, con diferentes engaños, para conseguir trasladarlas a Córdoba, donde las obligaban a ejercer la prostitución para su propio beneficio, bajo unas duras condiciones. Las mujeres eran controladas permanentemente y si querían dejar esta actividad, o se negaban en alguna ocasión a acatar sus órdenes, eran sometidas a todo tipo de coacciones y amenazas.
Las víctimas eran obligadas a ejercer la prostitución en lugares públicos, como polígonos industriales, en conocidos locales de alterne de la ciudad, e incluso en el domicilio donde residían en cautiverio, en el que además eran obligadas a realizar las labores del hogar bajo total supervisión.
La Policía pudo constatar también que una de las mujeres investigadas, en compañía de su pareja sentimental propinaba a la denunciante brutales palizas, a la que además retenían su documentación, siendo también los encargados de trasladarla al lugar donde debía ejercer la prostitución.
El entramado criminal tenía un alto grado de organización, con funciones perfectamente definidas. Uno de los miembros se encargaba de captar a víctimas en situación económica y personal precarias en Rumania, para traerlas a España, ofreciéndoles un trabajo por el que supuestamente recibirían un salario adecuado. Otros eran los encargados de, una vez llegadas a nuestro país, explotarlas sexualmente, trasladándolas a los lugares en los que tendrían que alternar con clientes, así como de evitar que se fugaran al menor descuido o que se quedaran con el dinero por los servicios prestados.
La organización criminal también se dedicaba al pequeño tráfico de sustancias estupefacientes, drogas que eran además suministradas a los clientes que así lo solicitaran. Se han practicado dos registros domiciliarios y se han realizado controles en tres clubes de alterne, interviniéndose varios documentos y otros efectos personales de las víctimas, pequeñas cantidades de drogas, una balanza de precisión, dinero en efectivo, justificantes de envíos internacionales de dinero, seis teléfonos móviles, un arma blanca, una agenda con diversas anotaciones de nombres y números de teléfono, dos pen-drive, justificantes de ingresos bancarios y publicidad de diversos clubes de alterne de Córdoba.
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