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El fiscal pide 28 años por asesinar a la cordobesa que dirigía el Museo de Nerja

El presunto asesino, en la inauguración de su taberna | MADERO CUBERO

Redacción Cordópolis

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Ana María Márquez era consultora en Arqueología, Museología y Patrimonio Cultural, además de licenciada en Historia por la Universidad de Córdoba y experta en Patrimonio Cultural por el CSIC

El fiscal ha pedido 28 años de cárcel a un Francisco Martínez, acusado de asestar más de un centenar de puñaladas a su pareja, una cordobesa de 37 años a la que se encontró en agosto en su domicilio de la localidad malagueña de Torrox. La mujer se llamaba Ana María Márquez y desde noviembre de 2013, la directora del Museo de Nerja. Márquez, arqueóloga de profesión, era licenciada por la Universidad de Córdoba.

Francisco Martínez, cordobés de 41 años, tiene antecedentes por haber maltratado a su exmujer, también cordobesa, que lo denunció en 2005. Esta mujer tuvo que recibir asistencia de los servicios de protección de mujeres maltratadas de la Junta de Andalucía. No obstante, Ana María Márquez Alcántara, la que era su actual pareja, no lo había denunciado por malos tratos.

El hombre, pese a llevar casi dos años de relación sentimental con Ana María Márquez, no vivía con ella en Málaga, sino que seguía residiendo en Córdoba. Martínez, conocido por haber dirigido varios bares en Córdoba, regentaba una conocida taberna gastronómica en el Vial Norte, junto al hotel Córdoba Center. Acosado por las deudas, el hombre había cerrado el negocio, había comentado que lo quería traspasar y se había ido a vivir con su pareja a la casa de Torrox en la que han ocurrido los hechos, en un bajo de la urbanización Señorío del Mar, en la barriada de Conejito.

Cuando lo sorprendió la Guardia Civil, Martínez estaba manchado de sangre. Según informaron entonces fuentes de la investigación, cuando los agentes entraron a la mujer, todavía estaba viva. Uno intentó taponarle una de las numerosas heridas que presentaba por la que se estaba desangrando, pero murió poco después. El hombre confesó los hechos pero argumentó que lo había hecho en defensa propia y que había sido la víctima quien le había agredido primero. Los agentes tardaron segundos en esposarlo.

Ana María Márquez había muerto en la bañera, literalmente cosida a puñaladas, la mayoría en el pecho y en las manos. Junto a su cuerpo, un cuchillo de cocina de 30 centímetros de hoja con el que supuestamente se había cometido el crimen. Los agentes también recogieron los restos de una botella de cristal con la que, supuestamente, el hombre había golpeado en la cabeza a la mujer.

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