Una calabaza de 77,5 kilos, el atractivo del mercado de La Corredera

“¡Mira! ¡Mira qué calabaza!”, le dice una madre a su hijo al pasar por el pasillo central del mercado de La Corredera. “Ponte, que te voy a hacer una foto”. Minutos después, una pareja de turistas hace lo propio. El producto pesa más de 77 kilos y se ha convertido, desde este lunes, en el atractivo del mercado. Encarni, su dueña y “creadora”, regenta el puesto de flores situado a la entrada desde 1998. Aunque no es una calabaza de récord, poco importa para quien se ha acercado a ver un producto con el que su dueña todavía no sabe qué hará.

Esta calabaza ha sido cultivada en la parcela privada de Encarni y su marido, ubicada en La Barquera. Fue en enero cuando sembraron la semilla y, dado que es un producto que crece muy rápido, en pocos meses han podido disfrutar del resultado. “Pero no es fácil”, asegura Encarni. “La calabaza tiene muchos secretos y la gente le va echando mucha agua y no es así. Regar sólo las raíces”.

Junto a este “secreto”, otros dos más: “Hay que eliminar todos sus hijos, para que crezca sola, y no puede estar en contacto con la tierra”. Es decir, “conforme va creciendo, hay que colocar algo en la base para que no toque con el agua ya que la puede pudrir por dentro”.

Desde que Encarni y su marido pusieron en marcha su parcela en 2001, la florista asegura que no habían visto “nada igual”. Amantes de lo ecológico y las flores, desde un primer momento apostaron por hacer de su casa un pequeño oasis natural, que “requiere mucho esfuerzo”.

Pero ésta no es la mayor calabaza que Encarni tiene en su parcela. Tal y como explica, “hay otra más grande y que sabemos que pesa más pero que no podemos sacarla de la huerta. Necesitaríamos unas cuatro personas”. Junto a las calabazas, la huerta de Encarni es un paisaje idílico tanto para la vista como para el gusto. Además del gran número de plantas, árboles y flores que se extienden a lo largo de los 2.500 metros de su parcela, Encarni cuenta con un huerto en el que siembran productos como berenjenas o tomates y donde se ha gestado uno de los productos actuales más llamativos de La Corredera.