Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
El ventilador
Cuando en pleno estado de alarma hacía falta comprar material sanitario de protección, como fuese y casi al precio que hiciese falta, se rebajaron los controles legales para la contratación. La ley permitió que el proceso administrativo que anteriormente necesitaba de un riguroso control se transformase en un sálvese quien pueda y en una contratación a dedo. El objetivo era salvar vidas. La consecuencia, que por la gatera se colaron Rinconete, Cortadillo y toda la novela picaresca española.
El caso Koldo es, quizás, el más burdo de, estoy seguro, un montón más que se acumulan en las administraciones españolas, de todos los colores políticos. La forma en la que se cobraron y ocultaron las comisiones, el destino del dinero (en ladrillo, casi siempre, pero también en lujo) y la manera en la que se procedió es digno de aquel patio de Monipodio que describió Cervantes.
Pero sabemos que lo de hacerse rico en mitad de un drama mundial no solo lo hizo Koldo y sus colegas, sino muchos más. Pero quizás nadie de una manera tan bestia.
Muchos de aquellos contratos que se firmaron sin control alguno (era necesario si queríamos mascarillas, que a nadie se le olvide) se auditaron años después. El Tribunal de Cuentas encontró un poco de todo, pero desde el punto de vista contable. El origen del caso Koldo, lo sabemos ahora, viene por una denuncia de decenas de casos que presentó el PP de Madrid cuando, antes, el PSOE denunció el caso del hermano de Ayuso.
En este caso, la estrategia del ventilador dio sus frutos. De cientos de contratos la Fiscalía Anticorrupción dio con varios vinculados a un asesor del exministro José Luis Ábalos que olían fatal. Y tirando del hilo se ha destapado una enorme causa de presunta corrupción ante las narices del propio presidente del Gobierno.
En Córdoba, el portavoz del PSOE, Antonio Hurtado, se ha apresurado a pedir los contratos de las mascarillas que compró el Ayuntamiento. Y lo ha hecho apenas unos días después de que estallara el caso Koldo. Si anda como un pato, suena como un pato y come como un pato, es un pato. Hurtado ha buscado con su acción neutralizar el impacto brutal que está teniendo para el PSOE el caso Koldo. Y activar ese ventilador que tan bien le ha venido al PP de Madrid.
En la administración tenemos que buscar la verdad y la transparencia, también en aquellos momentos en los que no la hubo, como durante la pandemia, para tratar de evitar que con el dinero de todos se acaben beneficiando unos pocos. Pero siempre habría sido más coherente hacerlo en un momento en el que no pareciese eso, que has encendido el ventilador para ver hasta dónde salpica.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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