Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
El precio del café
El mejor termómetro de la economía ha sido siempre el precio de un café. Se lo preguntan a los candidatos a las elecciones en las entrevistas, para saber si pisan el mismo suelo que el resto de los mortales o no. En 2002, el café pasó de costar veinte duros a un euro. Fue nuestro último gran pelotazo de inflación, cuando los precios en pesetas se ajustaron a euros a lo bestia.
Desde entonces, la inflación se había mantenido más o menos estable. Los precios y los sueldos (menos) se han mantenido con ligeras oscilaciones, dejando atrás aquellos locos años noventa (y setenta) en los que la inflación obligaba a devaluar la moneda, los tipos de interés de las hipotecas y préstamos se disparaban y los salarios se quedaban cada vez más cortos.
Esta semana, el precio del café ha subido diez céntimos. Ha pasado, en la mayoría de los bares de la ciudad, de 1,20 a 1,30. La causa está en la factura de la luz y también de las materias primas. Cada vez es más caro encender una cafetera y las luces de un bar. Pero también cada vez es más caro recibir el café, porque al repartidor le cuesta más la gasolina y porque las materias primas están subiendo de precio.
No hay nada a lo que le tema más un economista, un banquero o un político que a una inflación descontrolada. Y es algo a lo que debería temerle, y mucho, cualquier ciudadano. Los asalariados cobrarán lo mismo pero las cosas le costarán más caras, por lo que perderán poder adquisitivo. Los pensionistas están peleando ahora porque se le suba la paga de la misma manera que crece el IPC. Y los que tienen una hipoteca variable están rezando porque el Banco Central Europeo no decida subir los tipos de interés para contener los efectos de la inflación.
La economía se está sobrecalentando en el peor momento, cuando todavía no hemos salido de una crisis sanitaria y cuando aún recordamos los terribles efectos de la crisis del ladrillo y la de deuda.
Que suba la luz de una manera tan salvaje es la peor de las noticias por todo lo que provoca, y por todas las consecuencias que como siempre acabarán pagando aquellos que menos tienen, los que ya llegaban con mucha dificultad a final de mes. O los que ni siquiera lo hacían. Se vienen curvas, parece.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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