Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
El maldito carril bici que siempre va vacío
Desde esta semana, hay tramos de calles y avenidas en Córdoba que han reducido su velocidad. Los carriles de un sentido, por ejemplo, están limitados a 30 kilómetros por hora, para incordio de los conductores, que tardarán una eternidad (en una ciudad como Córdoba, a lo mejor tres minutos) más en llegar a sus destinos.
En la semana en la que los jueces han tumbado Madrid Central, un tímido intento por convertir a la capital de España en una ciudad europea en materia de movilidad, el Congreso ha aprobado la Ley contra el Cambio Climático, que establece que una ciudad como Córdoba tiene que crear una zona de bajas emisiones. El espíritu de Madrid Central.
Por sus características, Córdoba es una ciudad perfecta para ir apartándose del coche. Y a las pruebas me remito. Lo poco que se ha hecho en la ciudad, como peatonalizar la calle Cruz Conde y limitar la entrada de coches a gran parte del casco histórico, ha sido revolucionario. Nadie entendería volver a poner dos carriles en Cruz Conde, como nadie comprendería que la Mezquita volviese a funcionar como rotonda (en serio, jóvenes que me leéis, eso era así) o La Corredera como gigante aparcamiento al aire libre.
Los coches, amigos, afean las ciudades. Pero es más: son malos para nuestra salud. No solo por lo que contaminan, sino por lo que dejamos de hacer por subirnos en ellos para trayectos absurdos.
El maldito carril bici va siempre vacío, me gritaba el otro día un conductor. Él estaba en un pequeño atasco en una calle que ha perdido un carril en favor de las bicis. No se lo dije, pero lo pensé: “¡Por fin lo estás entendiendo!”.
Claro que el carril bici va siempre vacío. O al menos, no tiene los atascos de una carretera. Para empezar por una cuestión física (mi bici es mucho más pequeña que cualquier coche). Y para continuar por otra práctica: es más rápido, aunque no lo parezca, circular por él y por tanto se producen menos atascos. Por eso, para ese conductor enfadado, que además tenía sobrepeso, la solución es fácil: cómprate una bici y llegarás antes.
Francia, que en muchas cosas nos lleva una ventaja sideral, ha iniciado un plan nacional de la bicicleta. El Gobierno te paga por que entregues tu viejo coche y te compres una bici, o te da un bono para reparar alguna bicicleta antigua que tengas en casa. Incluso a las empresas le bonifica impuestos a cambio de que fomenten el uso de las dos ruedas entre sus empleados. Y lo hacen por muchas cosas, pero también por pura economía: tener una bicicleta es infinitamente más barato que un coche y una población más sana acude menos al hospital, enferma más tarde y genera menos gasto sanitario.
Córdoba, aunque no lo parezca, es una ciudad perfecta para la bicicleta. Desde el centro, raro es el destino a más de diez minutos de distancia en el casco urbano. Tiene cuestas, sí, pero no insalvables. Y para el que no pueda hay bicicletas con pequeños motores eléctricos. También es perfecta para pasear. Si son diez minutos en bici a cualquier parte de la ciudad, no es más de 40 minutos andando.
Aún hoy vemos a personas que llegan al gimnasio en coche, en ese enorme oxímoron en que se ha convertido la movilidad dentro de una ciudad. Estamos muy cerca de comprender que otra movilidad es posible, espero. Y que desde luego, no debería ser algo ideológico, me temo. Es que es más sano y más barato.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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