Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
Ya está la maldita bicicletita
Le ha pasado a Pablo, pero le podría pasar a cualquiera. Uno va tan tranquilo por la calle Cruz Conde en dirección al casco histórico con su bicicleta cuando una pareja de policías locales que previamente han dejado el coche al ralentí en la plaza de Las Tendillas levanta el brazo. “Ché, ché, documentación”, retumbaba en mi cabeza la última vez. “¿Dónde vas tú?”.
200 euros cuesta la broma. 200 euros significa ir en bici por una calle peatonal de Córdoba. Ok boomer. Transitar por el eje Cruz Conde-Tendillas-Mezquita está prohibido para los ciclistas.
Los héroes que quieran seguir usando la bici en Córdoba tienen que usar, por tanto, la carretera. Los carriles bici están incompletos. En algunos, como el que une Puerta Gallegos con República Argentina, se ha instalado en mitad hasta un kiosco. En plena pandemia, el Ayuntamiento diseñó ciclo calles e incluso hizo dibujitos en el asfalto. Como Pablo, yo también las he usado. Pero me he quitado de ellas. Valoro mi vida, mi integridad física y mi estabilidad mental.
Obviamente, nadie va a 30 kilómetros por hora por una ciclocalle. Obviamente, muy pocos conductores entienden que la bici es la prioridad y que si es un tramo en cuesta y yo no soy Tadej Pogaçar no podré ir más rápido de a 15 kilómetros por hora (y eso es mucho). Así que toca armarse de paciencia y esperar.
Córdoba es una ciudad, no me cansaré de decirlo, perfecta para la bicicleta. Desde Las Tendillas en bici se tardan diez minutos a casi cualquier punto de la ciudad (no, a las barriadas periféricas obviamente no). Es barato, es sano y no contamina. Pero somos como el perro del hortelano. Ni comemos ni dejamos comer.
200 euros. O la moto. Muchos no se lo van a pensar.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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