Lo que el viento se llevó
La lectura de los presupuestos generales del Estado para 2013 es la última evidencia de que la ciudad ha perdido su proyecto para la primera parte de este siglo basado en la cultura. Lo que comenzó con la pérdida de la Capitalidad para 2013, en apenas un año y tres meses ha sido borrado por el viento sin mucha dificultad, sin que el vecindario haya luchado por evitarlo. Víctor Fleming nos explicó como el Sur, al menos, luchó por mantener el modo de vida, aunque nada pudo ante el empuje del Norte y la debilidad sureña. Así ha sucedido con Córdoba, donde nuestra peculiar Escarlata Aguilar se dedicaba a sobrevivir, cambiando de pareja sin problema, dispuesta a no pasar hambre. Hemos perdido el futuro, a pesar de contar con nuestro particular Red Butler, dispuesto a fajarse por la causa, en la persona de Manuel Pérez, y haber perdido la batalla el caballero socialista del sur, Ashley Blanco.
El Norte pepero nos retrasa “ad calendas grecas”, que diría mi admirado Paco López, los proyectos de Biblioteca Provincial, Museo de Bellas Artes y Archivo Provincial. La aparición de partidas para años sucesivos no sirve para nada, no tiene ningún valor jurídico ni político, la prueba es que así ha venido pasando año tras año desde hace una década y cada presupuesto, también los socialistas, volvía a reprogramar la inversión. Sin duda, el caso más sangrante es el de la Biblioteca Provincial que llegó a contar con licencia de obras y que los recortes de ZP dejó sin aplicar. El nuevo museo de Bellas Artes y el Archivo Histórico nunca han pasado del debate sobre su ubicación y la gestión del suelo necesario, que sigue sin cerrarse, y ahora son meras entelequias.
Tampoco esperamos alegrías de los presupuestos de la Junta porque ya nos han adelantado que el C-4 entra en una nueva fase de definición, pendiente de la cual estará el modo de gestión, el necesario nombramiento de una dirección y la adquisición del equipamiento interior. Por esa razón, posiblemente no hubiera sido mala idea, que, mientras, hubiera servido para acoger la colección Citoler, que ahora huye del desierto sureño a Aragón. Y es que lo bueno a veces es opuesto a lo mejor. En cuanto a la actividad cultural, de Eutopía nada sabemos, aunque todo parece indicar que viajará a otra ciudad andaluza.
A nivel local, el general “yankee”, Nieto, ha adormecido la Fundación Córdoba ciudad cultural, buscando ahora culpables de que no tenga actividad en la falta de apuesta del resto de instituciones, sin darse cuenta de que es la ciudad quien la necesita. Se defiende señalando que los programas culturales centrales heredados como Festival de la Guitarra, Cultura en red o Cosmopoética (bendita herencia), se han mantenido, con recortes, pero ahí están. Ya ha inaugurado el Teatro Góngora (aunque sopesan dejárselo a la Orquesta, lo que limitaría sus posibilidades), y el Museo de Julio Romero (bendita herencia, repito). Parece que están dispuestos a reabrir, algún día, el Museo Taurino (tras haber reformulado su proyecto) o completar el Centro Flamenco Fosforito. Lo que no saben es qué van a hacer con el Centro de Estudios Gongorinos o el Centro Espaliú, y se les cae el Convento de Santa Clara, que iba para centro de interpretación de la historia de la ciudad, aunque hay que reconocer que son proyectos con una base poco sólida, o, incluso, cuestionable. De la necesaria sala de exposiciones de la ciudad, ni se habla. Al menos, parece que sobrevive la Red de Bibliotecas.
En cualquier caso, la visión del Norte es que la cultura es algo al servicio del turismo y la hostelería, sectores a los que se han entregado con la excusa de la posible generación de empleo. Paradójicamente, los presupuestos estatales para 2013 tampoco recogen partida para el emblemático Centro de Congresos/Convenciones, el deseado bastión turístico, y retrasan el tramo norte de la Variante Oeste, básico para que tenga algún sentido trasladar la inversión al extrarradio. Disciplinadamente, los generales peperos, encabezados por Zoido, han mantenido silencio y arremetido contra la Junta, que es lo suyo. Y es que son los peores presupuestos de la historia para Córdoba, que ni siquiera recogen partida para el Mihrab, y es penoso, porque nosotros no tenemos Tara pero, al menos, siempre nos quedará la Mezquita.
0