To be or not to be
Ernst Lubitsch realizó en 1942 una de las mejores comedias jamás rodadas, “To be or not to be”, que pertenece a un modo de entender el cine que, inevitablemente, causa admiración. Mediante “Shakespeare”, en concreto Hamlet y su célebre monólogo existencial, se desarrolla una aventura que protagoniza un grupo de actores de medio pelo. La tragedia shakesperiana se convierte así en la base de una comedia antinazi, en plena guerra mundial, inolvidable.
Espectáculo parecido, pero perfectamente olvidable, es el “Ser o no ser” que el alcalde Nieto viene planteando sobre su presentación a las proximas elecciones municipales, cuando solo quedan cinco meses para su celebración. Dejaré claro que opino que el partido que gobierna no tiene candidato sino alcalde y que no tiene por qué tener prisa para confirmar que se vuelve a presentar al dictamen popular, excepto que se pretenda cambiar por otra persona. Por esa razón, suena a astracanada el tono “trágico e importante” que pone Nieto al hablar del asunto, ya que está obligado a ser de nuevo candidato: “El alcalde a palos”
Y es que nunca hemos visto a un alcalde que le guste menos serlo. Nieto es un alcalde en fuga permanente, que no disfruta con el trabajo cercano al vecindario al que se ve obligado y que por eso jugó a sustituir a Arenas al frente del PP andaluz, lo que le hubiera llevado a presentarse a Presidente de la Junta de Andalucía. El nombramiento de Moreno Bonilla le ha condenado a volver a ser alcalde, si las encuestas se cumplen, y la izquierda o Podemos no lo remedian.
Fue una novatada o inocentada aquella promesa de que no se presentaría si había un parado más durante su mandato, pues, aunque van a ser en torno a cinco mil parados más, con picos de 10.000), no va a tener más remedio que, como Almenara, comerse sus bravuconadas. Por mucho que quieran aprovechar la insignificante mejoría que presenta la estadística del paro, habrá de asumir que se equivocó y que fue injusto cuando culpó al gobierno municipal saliente de ser culpable del paro de la ciudad, o él tendrá que asumir su propio fracaso y responsabilidad en estos cuatro años.
Y debe hacerlo porque quien ya no puede “ser o no ser” es Córdoba. Con la mayor superficie de suelo industrial de la historia, no ha conseguido que ni una empresa industrial se ubique en la ciudad. Pero es que no conocemos que haya hecho algo para lograrlo. No ha conseguido parar la crisis del Parque Joyero o del incipiente Polígono de San Eloy; en los suelos de Carretera de Palma solo se han establecido centros comerciales (Decatlon, Leroy Merlin, Mercadona,...); el Parque Logístico no ha completado ni su primera fase...
Los propios instrumentos con que cuenta el ayuntamiento para ayudar al empleo han entrado en crisis: El IMDEEC (habría que quitar una “E” porque la nueva ley local ha eliminado la competencia de empleo definitivamente), fue sometido a una injusta investigación, se prometió su desaparición y ahora sobrevive sin objetivos claros; Procórdoba, ha sido liquidada; y Vimcorsa, se muestra incapaz de construir nuevas promociones de viviendas al ritmo deseado. El invento de Agrópolis ha quedado reducido a una apuesta por la industria Halal que parece querer invadir nuestra ciudad. Y digo lo de invadir ya que, justo cuando se oyen voces de nuevo contra el mundo islámico, parece que queda al margen las inversiones que pudieran proceder de esos mundos.
Se abandonó toda esperanza de hacer de la cultura o el patrimonio las claves de nuestro desarrollo tras perder la Capitalidad cultural 2016. Ah!, tenemos la declaración Patrimonio de la Humanidad de la Mezquita (secuestrada por el Cabildo); del Casco Histórico, que languidece sin rehabilitación socioeconómica y urbanística; de los Patios, transmutados en una fiesta de masificación indeseable; y de Medina Azahara, pendiente de lograrlo alguna vez. Pero todo está dominado por la venta turística inmediata, por la hosteleria más agresiva como se muestra en la ocupación indiscriminada de la vía pública o el auge de los mercados gastronómicos fijos o transitorios. Se ha conseguido firmar un Plan turístico que debería servir para generar actividad económica, pero parece insuficiente que ese monocultivo pueda levantar la ciudad.
Últimamente, parece aferrarse al Córdoba CF SAD y nos ha sorprendido hablando de la Ciudad del Conocimiento, pero Nieto debe no ser Josef Tura (Jack Benny) y creerse un gran actor por mucho que la vida le pueda deparar la ocasión de seguir representando el papel de alcalde. De no no ser así, no solo Robert Stack, sino todos nosotros, nos levantaremos de la sala y nos iremos a buscarle las vueltas cuando prosiga con su cantinela de “to be or not to be”. La ciudad ya tiene su actividad teatral organizada y Capitulares no puede ser un Corral de Comedias.
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