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Neurordenadores: ¿Ciencia o Ciencia-Ficción?

Elena Pérez Nadales

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¿Qué es el pensamiento? ¿Qué es y dónde reside la consciencia?

Estas preguntas, tradicionalmente planteadas desde el campo de la filosofía han sido abordadas en la última década desde el sector de la neurobiología, la ciencia que estudia el funcionamiento del cerebro.

Nuestro cerebro procesa en cada instante una cantidad de estímulos mucho mayor de la que percibimos de forma consciente. Por ejemplo, mientras está leyendo estas líneas su cerebro está percibiendo otros estímulos como la luz de la pantalla de su ordenador, el tacto de su iPad o de su mesa de trabajo, el sonido de coches, radios y otra multitud de estímulos sensoriales, de los cuales Vd. no es necesariamente consciente. Es decir, nuestro cerebro está continuamente percibiendo información sensorial y sólo una parte de esa percepción es consciente.

Equiparar la consciencia humana al fenómeno neurológico de la percepción consciente pudiera resultar reduccionista o simplista a los ojos de muchas personas. Sin embargo, este abordaje ha llevado a los neurobiólogos a aportar evidencia de que la percepción consciente surge como una propiedad de la mente. Y aunque actualmente se desconoce como funciona de forma precisa, es un área de interés no sólo para la investigación básica sino también para el tratamiento de pacientes con déficits de percepción sensorial como consecuencia de lesiones cerebrales.

En la última década se han empleado en hospitales y centros de investigación nuevas técnicas de neuroimagen funcional. Estas técnicas permiten estudiar el comportamiento del cerebro. Entre ellas están la tomografía computerizada por emisión de fotones simples (SPECT), tomografía por emisión de positrones (PET) y resonancia magnética funcional (RMf) y han permitido mejorar los criterios diagnósticos de muchas enfermedades mentales. La gran cantidad de información que se ha generado a nivel internacional precisa ahora de una organización y centralización para hacerla accesible a toda la comunidad científica. Y esto es lo que está a punto de ocurrir.

El 28 de Febrero de este año 2013, un ambicioso proyecto, el Proyecto Cerebro Humano (HBP) ganó el premio de la Comisión Europea Tecnologías Futuras y Emergentes (FET), dotado con 1.000 millones de euros para investigar durante diez años en el área seleccionada.

El objetivo es llegar a simular el funcionamiento del cerebro humano en un superordenador. Para ello, el HBP recogerá todos los datos clínicos disponibles de la mayoría de las enfermedades psiquiátricas y neurológicas con el fin de organizarlos e integrarlos en modelos informáticos que reproducan el funcionamiento del cerebro de forma realista, llegando hasta el nivel molecular.

Esto va a requirir de avances revolucionarios en el campo de la electrónica. Hacen falta ordenadores 1000 veces más potentes que los que existen actualmente para poder simular la complejísima red neuronal (el mapa del cableado) de nuestro cerebro. Se habla de que surgirán dispositivos radicalmente nuevos, los neurordenadores (“neuromorfic computers” en inglés) capaces de combinar el poder de la microelectrónica con la posibilidad de recrear la inteligencia humana.

Dado el potencial impacto en el desarrollo de nuestra sociedad no es de extrañar que más de 87 instituciones de 23 países, de ellas 16 europeas, incluidas instituciones científicas y universitarias españolas hayan querido involucrarse en el mismo.

¿Significa todo esto que estamos a las puertas de una nueva era de la neurobiología? Bueno, otros datos apuntan a que sí.

El pasado martes 2 de abril, Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, Barack Obama dio a conocer desde la Casa Blanca otra iniciativa, el proyecto BRAIN (Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies), al que se destinarán 100 millones de dólares (unos 77 millones de euros). Este proyecto, aún pendiente de su aprobación por el Congreso pretende revolucionar el estudio del funcionamiento del cerebro humano mediante el desarrollo de nuevas tecnologías que “permitirán reproducir la actividad cerebral a la velocidad del pensamiento”, según el comunicado de la Casa Blanca.

¿Neurordenadores que simulen el funcionamiento del cerebro?, ¿modelos informáticos que nos permitan abordar el estudio de enfermedades como el Alzheimer, la Enfermedad de Parkinson o los desórdenes del comportamiento sin necesidad de modelos animales?, ¿nuevas tecnologías informáticas y robóticas que permitan el procesamiento y ensamblaje de un volumen de información hasta ahora inimaginable? Suena a Ciencia-Ficción.

Y todavía hay en efecto más de ficción que de ciencia. Sin embargo, la nueva era de la neurobiología ya ha comenzado y nos movemos hacia un tiempo no lejano en que será posible explorar el modo en que el cerebro humano memoriza, almacena y rescata enormes cantidades de información.  Nos acercarnos en última instancia a comprender la naturaleza del pensamiento y de la consciencia.

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