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Una labor social fundamental en clave rojiblanca

Fundación Atlético de Madrid en El Fontanar

Jesús Ventura

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La magia del deporte. Risas, gritos y golpes a la pelota. La Instalación Deportiva Municipal de El Fontanar se llena de alegría una vez que los niños que integran la escuela de la Fundación del Atlético de Madrid desarrollan su actividad dentro de sus campos de fútbol. Y es que la institución colchonera lleva realizando una labor social en la ciudad de Córdoba durante tres años consecutivos. Varios monitores planifican una serie de entrenamientos con el objetivo de ayudar a cierto sector que lo está pasando muy mal en su día a día y que escogen este deporte como una auténtica vía de escape. Niños de entre 3 y 14 años se congregan en estos campos de fútbol para comunicarse con otras personas de su misma edad y olvidan momentáneamente los problemas que les rodean, teniendo un comportamiento totalmente ejemplar y que les sirve para aprender a relacionarse en un futuro a corto plazo. “Aquí cogen costumbres que sirven para la vida cotidiana, además de para defenderse y comunicarse”, añade José Manuel Fraile, coordinador de la escuela de la Fundación del Atlético de Madrid.

Un profesional de la educación que nació en Madrid, pero que desde hace once años reside en Córdoba. Un tiempo más que suficiente para amoldarse a la cultura andaluza y que le ha servido para desarrollar su profesión vinculándola con el deporte. Por ello, Fraile es el coordinador de esta escuela impartida por la Fundación del Atlético de Madrid. Dicha actividad ha disfrutado de su jornada de clausura en el que han repartido diferentes camisetas y medallas a todos sus participantes y que ha contado con la presencia de Manuel Torrejimeno, presidente del Imdeco. El coordinador ha admitido a CORDÓPOLIS que esta institución intenta “trabajar junto a los niños que están ahora mismo en una situación de exclusión social” y hace que “se integren poco a poco a través del deporte”. Por otro lado, estos chicos “cogen costumbres que sirven para la vida cotidiana, además de para defenderse y comunicarse”.

Aunque esta actividad no salió de la noche al día. José Manuel Fraile luchó para relacionar su profesión con su actual pasión y así ayudar a un sector de la población que, conforme van pasando los años, sufren mucho a la hora de relacionarse e integrarse en la sociedad. Por ello, el docente ahora cumple su tercera temporada consecutiva al mando de este proyecto. “Esta es la tercera temporada. Nos pusimos en contacto con la Fundación del Atlético de Madrid porque sabíamos que tenían escuelas sociales. Yo me dedico a la educación y siempre me ha gustado mucho el deporte. Me metí a investigar y estuve hablando con ellos. Después de las conversaciones, se hizo la escuela social como se tenía que hacer y para ello tuvimos que firmar un convenio con un Ayuntamiento de Córdoba que tenía que cedernos unas instalaciones y, por su parte, la Fundación del Atlético de Madrid prestaba toda la ropa y objetos que necesitamos para una actividad que es gratuita desde el mes de octubre hasta junio. Además, la atención a la familia se mejora cada año y vamos mucho mejor”, asevera.

Mientras tanto, la Covid-19 ha hecho que este proyecto tenga muchas más piedras en el camino a la hora de hacerlo funcionar, aunque los participantes han seguido confiando en la fundación colchonera. “Este año ha habido un protocolo de entrada, se ha dividido por grupos de 15 para chicos y grandes, diferentes franjas horarias, además de los protocolos sanitarios tanto de la Fundación del Atlético de Madrid como el del Ayuntamiento de Córdoba. Ha sido más difícil que otros años, pero sin embargo hemos tenido muchos más usuarios”, apunta un José Manuel que alaba también el papel que cosechan los padres. “Cuando acaban la temporada, siempre nos dan las gracias y nos preguntan por el año que viene. Por suerte, se ha renovado el convenio y seguiremos aquí. Esperemos que todo se mejore un poco más y podamos atender a más niños”.

Por otro lado, esta escuela intenta ofrecer otro tipo de entretenimiento a los niños para que así no solo cojan aspectos futbolísticos. “Lo que hacemos aquí durante la temporada son entrenamientos básicos para que trabajen el compañerismo, la función… etc. No se compite y únicamente nos limitamos a entrenar”, afirma un Fraile que considera este ámbito como ideal para unos chicos que están sufriendo en su día a día. “El deporte para unos niños que vienen de un entorno con más problemas dentro del colegio, por ejemplo, es una vía de escape. No hay ningún tipo de conflicto en su comportamiento. Ellos saben que si se comportan y no hay ningún conflicto al acabar la temporada, tienen su equipación nueva y siempre hay un premio”. Mientras tanto, y tras cumplir tres temporadas al mando de este proyecto, Fraile se acuerda de cada uno de los nombres que componen su escuela, siendo un número abultado de unos niños que se les ilumina la cara cada vez que tocan el balón o ven a sus compañeros otra vez. Una labor social a la altura de las necesidades que tiene la sociedad.

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