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El Templo Romano empieza a recuperar su brillo original

Dos de los capiteles del Templo Romano, ya limpios.

Alfonso Alba

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El Templo Romano de Córdoba empieza a recuperar su brillo original. Su mármol no era del color al que estaban acostumbrados los cordobeses a verlo, amarillento tirando para cobre. Era blanco nuclear, como el de los capiteles que se exponen en el Museo Arqueológico de Córdoba. Ahora, medio siglo después de que fuera descubierto y parcialmente reconstruido, sus capiteles empiezan a recuperar su brillo, que parece hasta cegador.

En marzo arrancaron los trabajos. Es la primera fase de una obra que persigue poner en valor el Templo Romano, hacerlo visitable y construir un centro de interpretación de la Córdoba romana junto al Ayuntamiento. Con 200.000 euros, se pretende una limpieza integral de todo el templo, algo que está haciendo una empresa especializada.

Los trabajos se centran, en primer lugar, en un tratamiento de la piedra para limpiarla de líquenes, musgo y maleza adherida a lo largo de estos años. También se someterá a un sistema novedoso para evitar que pasados unos años se vuelva a repetir la imagen anterior: unas columnas de color cobre. Al menos, la reducción del tráfico ayudará también a evitar que las partículas de contaminación se adhieran a la piedra.

Al futuro centro de interpretación de la Córdoba romana se accederá por donde se salía de pagar multas: la segunda puerta del Ayuntamiento a la calle Capitulares. Entre los restos arqueológicos de la planta baja de Capitulares (las murallas de la antigua ciudad republicana fundada hace más de 2.200 años por Claudio Marcelo) se instalará un centro de interpretación para el que se espera la visita de miles de personas. Este centro formará parte de la futura visita a los restos del Templo Romano de la calle Claudio Marcelo (falsamente atribuido al fundador de la ciudad, pues su construcción es posterior), que también podrá hacerse cuando se culminen las obras.

El proyecto, financiado a cargo del Plan Turístico de Grandes Ciudades, es muy ambicioso y contempla una visita al Templo Romano a dos niveles. A través de una pasarela se podrán tocar las piedras del antiguo templo romano. De una manera subterránea será la segunda visita, que concluirá precisamente en el centro de interpretación, donde está previsto que se les explique a los visitantes que Córdoba fue una de las ciudades más importantes de la antigüedad y, sobre todo, de la Hispania romana.

El Templo Romano de Córdoba fue construido, probablemente para rendir culto imperial, a mediados del siglo I. Fabricado en mármol, ha permanecido oculto hasta el siglo XX bajo las antiguas casas capitulares. De hecho, se sospecha que sobre el edificio del actual Ayuntamiento de Córdoba hay bastantes más restos del edificio original.

El Templo Romano de Córdoba se declaró Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, por Decreto 160/2007 de 29 de mayo. Asimismo forma parte del Conjunto Histórico de Córdoba, protegido desde el año 1929, y se encuentra inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Por lo que respecta a su entorno, se trata de un espacio urbano que ha experimentado importantes modificaciones a lo largo de la historia de la ciudad, desde la construcción de la muralla fundacional romana, el posterior complejo de culto imperial en la época de Augusto, su reutilización como elemento defensivo en el período emiral y califal, la construcción del convento de San Pablo en 1241, la construcción de las Casas Consistoriales en el siglo XVI, la apertura de la calle Claudio Marcelo a finales del siglo XIX, la demolición del viejo Ayuntamiento, el descubrimiento y posterior restauración del Templo romano, o la realineación de la antigua plaza del Salvador. En la actualidad el tejido residencial del entorno está configurado por edificios renovados a lo largo del siglo XX.

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