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Susana Baca: “La variedad cultural es lo que los racistas rechazan”

Susana Baca.

Aristóteles Moreno

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Susana Baca no sabe de dónde viene. Sabe que sus ancestros partieron de algún lugar de África y que acabaron siendo vendidos como mercancía en Perú. Luego la indignidad de la esclavitud quebró ese nexo centenario en algún punto de su estirpe hasta disipar su memoria familiar. De ese hilo ha tirado la cantante e investigadora a lo largo de toda su vida para reconstruir la identidad de una comunidad, la afroperuana, olvidada durante siglos.

Su voz suena dulce y serena al otro lado del teléfono. Acaba de aterrizar en España y esta noche se subirá al escenario del Gran Teatro para traernos sus ‘Palabras urgentes’ y derramar sus bellas canciones cargadas de tradición y raíces afroperuanas. A sus 79 años, Susana Baca es una de las grandes referencias de la música latinoamericana. Ha publicado una veintena de trabajos discográficos y ha logrado nada menos que tres Grammys Latinos. No es la primera vez que viene a Córdoba. Antes de la pandemia, paseó por sus calles encaladas y volvió “impresionada” por una ciudad “cargada de historia”. “Yo tengo muy presente a Córdoba por un poema que canta Paco Ibáñez. Y que creo que es de Federico García Lorca”. Y tanto.

PREGUNTA. He leído en internet sobre usted lo siguiente: “Figura clave en revivir la música afroperuana”. ¿Se reconoce?

RESPUESTA. Yo he tenido conciertos en Europa, en Estados Unidos, en Canadá y hasta en Asia, y en todos esos escenarios he colocado la música afroperuana. A través de mi trabajo, la gente ha empezado a ver que había una presencia de africanos en el Perú. Muchos jóvenes músicos vienen a reconocer esa música, a investigarla, a saber más de ella. Pero el primer contacto lo tienen conmigo. Y yo estoy muy feliz de haber logrado eso.

P. Usted ha dedicado gran parte de su vida a la investigación y al rescate de la música afroperuana.

R. Sí. Yo tengo dos momentos. El primer momento es en el gueto familiar, donde mis tías cantan y mis hijos tocaban instrumentos. Las reuniones siempre eran el día domingo porque la gente trabajaba el resto de la semana. Y después hay otro momento en que yo recorro el Perú para presentar un proyecto de Ricardo Pereira, mi compañero. Eso nos permitió hacer un libro y un disco de todo ese recorrido por la costa peruana. Fuimos trabajando e investigando, encontrando versos y cantores ya muy viejos. Había cosas que no habían sido registradas y nosotros las registramos en grabaciones caseras. Hemos sido como un puente para que la cultura afroperuana no se pierda.

Somos un puente para que la cultura afroperuana no se pierda

P. Su familia tiene ascendente africano. ¿Usted conoce la historia de sus ancestros?

R. Yo no puedo llegar hasta saber de dónde venimos. Es muy difícil porque se rompía todo el nexo con la esclavitud. He ido a África y encuentro similitud en instrumentos y, sobre todo, en sonidos. He estado en Nigeria, en el Congo y en Marruecos. Y hay una raíz que está comunicada. He estado escuchando a un grupo de Camerún y he bailado como si fuera un ritmo de nosotros los afroperuanos.

P. ¿Rescatar la música afroperuana es rescatar la dignidad de una comunidad perseguida en Perú?

R. Más bien ninguneada. Cuando empezamos a investigar, encontrábamos que no se decía música afroperuana. Más bien se decía música criolla. Y en ese cajón estaba la música afroperuana. Ahora se puede distinguir. Yo no hago folclor. Yo estoy cantando los temas como se hacían entonces y como yo se lo escuché a mi padre, a mis tíos, a mis abuelos. Estoy trayendo hacia el presente los ritmos y las cadencias pero con otras letras y con otros instrumentos. La expresión musical del grupo con el que trabajo es más bien una conexión con el mundo moderno.

P. ¿La canción para usted es un arma de recuperación de la memoria?

R. Por supuesto. Estamos hablando en las naciones, en las letras, en estas ‘Palabras urgentes’, y rescatando la América Latina con sus acentos y sus herencias africanas. Y eso es lo que entregamos al público.

P. ¿La herencia africana está oculta en Latinoamérica?

R. Ha estado. Ahora hay como un descubrimiento. Recibimos a jóvenes argentinos que vienen a aprender la música nuestra. Me tocó formar un grupo de jóvenes que estudiaban en nuestra escuela para ir a un evento en Noruega. Y estos jóvenes fueron mostrando la música nuestra y se encontraron en un festival con jóvenes venezolanos que también llevaban lo suyo. Y todos se encontraron con los jóvenes noruegos que también expresaron sus raíces, como la música de los fiordos y todo eso que sabemos. Siento que hay una gran movilidad de la música ahora gracias a internet. Lo bueno de la globalización es que los caminos se cruzan.

Lo bueno de la globalización es que los caminos se cruzan

P. ¿Es usted más activista o más cantante?

R. Es que no nos queda otra. Yo creo que soy activista y cantante. Porque no podemos quedarnos en silencio. Y es más: yo estoy convocando a los jóvenes a que no se queden en silencio. Porque están ocurriendo cosas muy difíciles en el Perú. Realmente hay un divorcio total de los políticos con la gente común y corriente de la calle.

P. Usted ha dicho lo siguiente: “Perú excluye a los indígenas, a los afroperuanos y a los amazónicos”. O sea, a los parias.

R. Sí. Hay autoridades como el alcalde de Lima que cuando estaba haciendo su campaña hablaba de matar a indios. ¡Es el colmo! Es incomprensible que diga eso un peruano que vive en el Perú y que come todos los días esa comida que tiene los ingredientes de la gente de la Amazonia, y la sabiduría de la gente de la costa norte, de la costa sur y de la sierra. Justamente esa riqueza que tenemos de variedad cultural es la que los racistas rechazan. Porque el racismo es una enfermedad. Y yo siento que el Perú todavía está enfermo de racismo.

P. No solamente Perú.

R. Es cierto. El racismo está reviviendo nuevamente.

P. ¿Y cómo se combate el racismo?

R. Yo creo que tiene que ser desde la escuela. Por ejemplo: las escuelas mixtas donde hay niñas y niños hay que enseñarles que se respeten entre ellos. Que un niño no puede maltratar a una niña porque es mujer. Hay que enseñarles desde pequeños. Hay que tener cuidado en hablar con los padres. Las expresiones que tienen con respecto a esas señoras con sus faldas típicas. Y que un alcalde de un distrito importante en Lima las ha sacado porque se dicen a la usanza de su tierra. En la sierra, las mujeres usan polleras, que son esos faldones amplios, plisados, bordados. Las usan las señoras en Bolivia y en toda la sierra del Perú y ese señor las ha sacado porque él veía mal que las usaran.

P. ¿Qué le debe usted a Chabuca Granda?

R. Ella ha sido una maestra para mí. También una amiga. Hemos tenido como una hermandad musical. Fue como una hermanita menor empujándome para que yo me abriera camino en la música con mi expresión. En la época en que yo la conozco estaba cantando mucha poesía porque las letras de la música popular, sobre todo de la costa del Perú, son muy hirientes para las mujeres. Y no tengo ganas de cantar eso. Entonces yo me aprovecho de los poetas y he tenido una amistad muy cercana con muchos de ellos y he participado cantando a capela algunos poemas suyos. Yo tuve una juventud muy activa en ese sentido. Estaba en la universidad y tenía la ocasión de tener maestros, poetas y narradores. Eso fue importante para mi formación y para mi espíritu.

P. ¿Y qué le debe usted a David Byrne?

R. Que me puso en el mundo. Él sacaba sus ediciones de música y me incluyó en una especial que hizo el sello Luaka Bop para ‘El alma del Perú negro’. Y estamos ahí la mayoría de músicos y cantantes afroperuanos. Y él canta el mismo poema que yo estoy cantando porque incluye su trabajo dentro del disco. Para él, fue una sorpresa encontrar que había un ritmo como el de Landó, que es un ritmo muy creativo que a los jóvenes les encanta. Muchos lo mezclan con jazz y con rock. Es un ritmo que te emociona mucho y tiene una cadencia muy rica.

Yo tengo muy presente a Córdoba por un poema de Lorca

P. En julio de 2011 fue usted nombrada ministra de Cultura de Perú. ¿Qué hacía una cantante como usted en un despacho como ese?

R. Yo ingresé con la idea de lograr cosas importantes para las artes y para la cultura. Y, sobre todo, para el respeto a los pueblos indígenas porque desgraciadamente en mi país hemos podido ver a principio de año esos asesinatos de gente campesina. Yo ingreso al Ministerio con esas aspiraciones de lograr una ley que respete a las comunidades indígenas. Y, por otro lado, la Ley del Artista, que estaba completamente desprotegido.

P. Duró usted seis meses en el cargo solo.

R. Sí, pero en esos seis meses se lograron cosas bien importantes. Primero, formar esa comisión para enmendar la Ley del Artista, que no teníamos un seguro social. O sea, que no podíamos acceder a los hospitales. Pero felizmente ahora, a partir del Gobierno de transición, todos los peruanos tienen un servicio de salud y un derecho a ser atendidos. Aunque ahora están legislando para quitarles presupuesto y autonomía a las escuelas de bellas artes, de los pintores, de los escultores, de música. Los políticos tienen miedo de la cultura. Eso es lo que pasa.

P. ¿Y qué temen de la cultura?

R. Que la gente con cultura piensa. Y eso es lo que ellos no quieren.

Los políticos temen a la cultura porque la gente piensa

P. ¿Se mira usted en el espejo de Francia Márquez, la vicepresidenta negra colombiana?

R. Yo he celebrado cuando ha salido ella y cuando la he oído hablar y dijo “vivir sabroso”. Yo le entendí completamente. Porque mi madre y mis tías me enseñaron a “vivir sabroso”.

P. ¿Y qué es “vivir sabroso”?

R. “Vivir sabroso” es aquellos domingos cuando las tías venían y preparaban la comida más rica del mundo con pescaditos y con papas machacadas. Y todo eso relleno con pescado era una maravilla. Cuando venían los tíos con el mango y comíamos hasta que ya se quedaron blancos de tanto jalarles el jugo. Eso es “vivir sabroso”. Y compartir la comunidad. Yo me acuerdo de las señoras que vivían en el mismo callejón donde había varias familias. Nosotros ahí compartíamos la música. Mi padre tocaba la guitarra. Y venían las señoras y le decían a mi papá: “Don Baquita, venga a tocar su guitarra porque la abuelita cumple años”. Entonces aprendí a bailar el huayno. Y aprendí la música andina. Porque los vecinos eran de la sierra y también había vecinos negros de la costa. Cada fin de semana era esa cosa de la comunidad, cuando tenías varias mamás, porque la tuya se tuvo que ir a trabajar, y se encargaba la vecina de cuidarte y darte “camotito frito” a la hora del “lonchecito”. Eso es “vivir sabroso”: vivir en comunidad.

P. Este sábado nos trae a Córdoba sus ‘Palabras urgentes’. ¿Qué palabras urge decir hoy?

R. Urge decir hoy que la gente se mire y mire su pasado. Y que diga: “Yo soy esto, vengo de esto, tengo abuelas que nacieron en la sierra, tengo abuelas que nacieron en la selva, y que no hay diferencias. O mejor dicho: hay diferencias. Pero esa diferencia cultural es precisamente nuestra riqueza. Por eso comemos lo que comemos. Por eso las danzas y los bordados de la gente para las ropas. Y eso es una cosa ancestral que vas heredando, que vas aprendiendo cuando eres chiquitito. Yo me acuerdo haber caminado por Cuzco y haber visto en el barrio de San Blas una carpintería que hacía tallado en madera. Y me acuerdo ver que un niñito jugaba con sus trompos y después venía y se sentaba y trabajaba la madera haciendo cosas muy bonitas en artesanía. Eso es la comunidad. Y nos curamos del racismo viendo eso. Caminando por el Perú. Acabo de volver de Cuzco y he visto cómo la gente cuida su lugar, su placita, que la tiene sembrada de flores y no hay basura por la calle. Y los racistas dicen: ”Los que viven en la sierra son ignorantes“. Tienen otra sabiduría. Y saben cuidar su lugar y su medio ambiente. Colocan cestas donde tú puedes poner las botellas plásticas. Y no hay botellas plásticas tiradas por el piso. Eso pasa en un pueblito así chiquito.

P. Usted ha dicho lo siguiente: “A los 79 años se mira el mundo con otra luz”. ¿Con qué luz?

R. Con la luz de la memoria. Con la luz de haber recorrido, de haber aprendido, de haber visto el mundo. Es importante caminar por estos lugares que me han dado mucha luz sobre la vida y sobre la gente. Y yo me siento muy satisfecha con todo lo que he trabajado y seguiré trabajando hasta el último momento.  

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