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Arranca la restauración de la macsura de la Mezquita de Córdoba, modelo de la arquitectura universal

Arrancan las obras de restauración de la macsura de la Mezquita de Córdoba

Juan Velasco

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La Mezquita Catedral de Córdoba ha iniciado este miércoles el proyecto de restauración de la macsura, la parte arquitectónicamente más valiosa de todo el conjunto monumental -patrimonio de la humanidad desde hace 40 años-, que está datada de la ampliación que hizo Alhakén II entre los años 961-965, y cuyas tres cúpulas constituyen el ejemplo más antiguo de arquitectura nervada de la historia de la arquitectura universal conservada, así como el molde tanto para el urbanismo islámico como para las construcciones abovedadas europeas posteriores.

El proyecto de restauración, que tiene un presupuesto de cuatro millones de euros -íntegramente costeado por el Cabildo- y un plazo de ejecución de unos tres años, recuperará el aspecto original tanto del mihrab como de la macsura, utilizando para ello los mismos materiales que se usaron en su construcción en el siglo X.

Según han detallado en la presentación de los trabajos, es la tercera vez que se acomete un proceso de restauración de este espacio, uno de los lugares más singulares, representativos y valiosos de la Mezquita Catedral. Así, en el año 1771, al arquitecto Baltasar Dreveton -junto a Patricio Furriel- realizó unos trabajos de consolidación de este lugar sin que se “alterase o mudase en nada la traza y el carácter arquitectónico del recinto árabe” -aunque posteriormente, en 1815, se desmanteló la capilla dedicada a San Pedro que ocultaba la majestuosa arquitectura del califa Al-Hakam II y se restauraron el mihrab y las cúpulas del vestíbulo-.

Un siglo después, en 1912, fue Ricardo Velázquez Bosco el que acometió una nueva restauración, que contó con la participación de colaboradores locales como el escultor Mateo Inurria y el aparejador Rafael Aguilar López, además del arquitecto Antonio Flórez, y que, en su labor de restitución de la primitiva construcción islámica, priorizó la recuperación de aquellos elementos estructurales que habían sufrido alteraciones provocadas por intervenciones inadecuadas en el interior de las estancias.

Así, más de un siglo después, tras detectarse síntomas de deterioro, se han hecho estudios previos y un proyecto de restauración que ha contado un equipo multidisciplinar -se ha contado con historiadores, arqueólogos, ingenieros químicos, así como especialistas en mosaicos, relieves y frescos-, coordinado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que es la base sobre la que trabajarán los arquitectos del Cabildo, dirigidos por Gabriel Ruiz.

Éste ha aprovechado su intervención para destacar no solo la importancia del espacio monumental, sino también de su papel en los avances que ha habido en materia de restauración. Así, ha recordado que fue en Córdoba, durante su trabajo en la macsura y el mihrab, donde Ricardo Velázquez Bosco modernizó la teoría de la restauración que hoy siguen muchos arquitectos conservadores. En esa línea, ha asegurado que en los trabajos que arrancan este miércoles se va a seguir el rigor histórico y usarán la tecnología para detectar los materiales primigenios, evitando así rechazos.

Además, este proyecto pretende responder a diversas preguntas históricas y técnicas relacionadas con la estructura original, la naturaleza de sus cubiertas, el diseño de sus ventanas y sistemas de iluminación, y la cronología de su construcción. También abordará aspectos estructurales como los cimientos y los muros, con el fin de entender mejor y preservar esta valiosa parte del patrimonio arquitectónico.

Actuaciones

Los tres espacios cupulados que serán objeto de la obra -la cúpula oriental, central y occiodental- son de planta sensiblemente cuadrada y funcionan como lucernarios que enfatizan la posición del Mihrab. El proyecto plantea una actuación en las cubiertas para resolver los problemas de estanqueidad o ventilación. En los revestimientos de las bóvedas se intervendrá de forma específica según necesidad en enlucidos y empacados.

En los mosaicos, tanto en la obra original como en las distintas reparaciones, la intervención será lo más limitada posible para mantener la obra tal y como ha llegado hasta nosotros. En las figuras decorativas no se aprecian deterioros, por lo que no requieren ninguna intervención, a priori. En el suelo se plantea la conservación del pavimento original de mármol del Mihrab.

En cuanto a las pinturas, en una fase previa se estudiará el origen y la técnica de las pinturas existentes en las distintas localizaciones para su consolidación, valorando su integración. Por su parte, las piezas cerámicas no requieren ninguna intervención.

El mihrab y la macsura

En el espacio de la macsura, espacio reservado para el rezo de la familia del califa, en la zona central del muro de quibla, se localiza el mihrab. Situado entre las portadas de la cámara del tesoro y del sabat, se dispone como punto focal de la aportación que realiza Alhakén II en la Aljama. Sin embargo, no es sólo el lugar hacia el que se orienta el rezo, sino también el enclave en el que converge el desarrollo constructivo de esta ampliación, y plásticamente, el más espectacular.

En la mezquita cordobesa, el mihrab no es una simple hornacina, sino que se plantea como una pequeña estancia de planta octogonal cubierta por una cúpula de venera. Su portada se estructura a través de un arco de herradura peraltado en el que se concentra la decoración de mosaicos que enlaza con la tradición de Bizancio, aportada por la labor de los artesanos enviados por el emperador Nicéforo II.

En 2006, a partir de un convenio de colaboración con la Junta de Andalucía, se puso en marcha el proyecto para restaurar este espacio. Se comenzaron entonces los estudios técnicos e investigaciones que han permitido un mejor conocimiento de los distintos espacios y estructuras arquitectónicas.

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