Melisa Calero: “Yo soy parte de un feminismo flamenco”
La creadora y bailaora cordobesa Melisa Calero no engaña a nadie. Ni tampoco da un rodeo. Si dice que presenta una pieza en proceso, es que porque ella misma está en un perpetuo proceso creativo. Y tiene bien claro que lo que el público va a ver cuando ella esté en el escenario será una parada dentro de una trayectoria en el mundo de la danza contemporánea.
A caballo entre la vanguardia y la tradición flamenca, Calero ha recalado en Córdoba en el marco del Festival Enmujecer. La Sala Orive fue el escenario en que presentó Abducida (Pieza en progreso), un trabajo que mezcla danza, poesía experimental -con Marta Fernández Portillo y su banda Mapache- y los arreglos de sonido -a cargo del productor cordobés de música electrónica Durand-.
Antes de subirse al escenario, en su tierra, en pleno ensayo previo, Calero sacó un huequito para charlar con CORDÓPOLIS sobre la creación en tiempos de precariedad.
PREGUNTA. ¿Qué es esto de una pieza en proceso?
RESPUESTA. Bueno, mi idea es alargarla. En principio lo que presento en Enmujecer es lo que tengo, pero sobre eso iré trabajando. Yo parto del flamenco pero con otros lenguajes. Ésa es mi manera de expresar. Y esta pieza trata sobre el baile como una manera de superación personal y no tener miedo a la vida. El baile es un medio para afrontar la precariedad que llevamos los artistas. En este caso yo, tengo el baile. Y bueno, pienso que los artistas nos convertimos un poco en extraterrestres para buscar medios, de ahí lo de abducida.
P. A mí lo de abducida me sonaba también al estado catatónico en el que nos tiene sumidos este sistema, que apenas nos deja tiempo para nada.
R. Abducida contempla muchos ámbitos, pero para mí, dentro de todo este sistema que nos envuelve, el baile me abduce y me trae a la tierra. Y me posiciona en un lugar donde nadie me mueve. O sea, yo con el baile me expreso y puedo llegar a donde quiera y es lo que me ayuda a navegar entre la precariedad. A no tener miedo de posicionarme en la vida.
P. ¿El hecho de que trabajes con un productor de música electrónica como Durand está relacionado con esta idea de ciencia ficción y expansión de los límites del flamenco?
R. Hombre, en este caso, la música que yo llevo es una remezcla. Es música que ya está hecha, y que todos la conocemos, y yo la utilizo como atmósfera y como lenguaje para dar a entender ciertas cosas. Sí, la sensación de abducción la hago con la música, con una remezcla a partir de canciones que ya han sido creadas. Y en este caso, Durand lo que ha hecho ha sido una edición sonora. Pero con música electrónica he trabajado en otras ocasiones. A mí me motiva mucho.
P. Y además es algo que hace falta que se haga más.
R. Sí, bueno. Yo creo que es importante buscar nuevos elementos. El flamenco está vivo y se puede mezclar con muchas cosas. Y yo no soy nada purista. Yo soy impura. Es que al final todo está inventado y todo está ahí. No hay límites para mí a la hora de crear, siempre que el criterio tenga un sentido y una coherencia.
P. Y tú que has bailado por todo el mundo, al final el flamenco llega y asombra de forma simple y también con otras formas. Igual tú has hecho cosas más convencionales en Londres y luego vienes a Córdoba a hacer cosas más arriesgadas, ¿no?
R. Bueno, siempre partes de una tradición muy básica que es el flamenco. Eso lo puedes hacer en Londres, aquí o donde quieras. Pero esta pieza que voy a hacer, que es más contemporánea, donde no se puede hacer es en una peña flamenca. Hay contextos y escenarios donde puedes hacer una cosa y otra y lo importante es tener los recursos para hacerlo.
P. He notado de un tiempo a esta parte que muchas de las grandes innovaciones que se están dando hoy en día en el género las están abanderando las mujeres. Aquí soy un profano, porque igual esto ya se hacía, solo que algunos no lo veíamos y ahora, como todo lo femenino, es más visible.
R. Sin duda. Y yo soy parte de un feminismo flamenco.
P. Era cuestión de tiempo que estallara.
R. Hombre, somos muchísimas. Eso siempre ha estado ahí. Es que el arte y la política siempre van unidos. Es eso de que lo personal es político. Eso ha estado siempre ahí y parece que estamos más visibilizadas por el momento que estamos viviendo. Pero vamos, que se podía haber hecho antes.
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