'La culpa': un pulso dialéctico en el escenario ante el ejercicio del poder

Un afamado psiquiatra trata a un joven que acaba de cometer una masacre y ha asesinado a varias personas. Su imagen profesional se pone en cuestión en unos medios de comunicación que analizan lo ocurrido y bucean en las entrañas de cada una de las personas implicadas en esta historia. ¿Hasta dónde? ¿Hay límites? ¿Quién los pone?

Esas son las preguntas y el debate que genera la obra La culpa, que este viernes y sábado se pone en escena en el Gran Teatro, y que mira hacia el ejercicio de poder de los medios sobre la imagen de las personas, famosas o anónimas. Ese pulso dialéctico se pone sobre las tablas y apunta al espectador, para que se abra un debate y se cuestione lo que está viendo ante sus ojos.

La obra, con texto de David Mamet y dirigida por el cordobés Juan Carlos Rubio, bucea en las relaciones personales que se establecen cuando un hecho como el que se describe en esta historia se cruza en la vida de las personas, cómo se resienten las opiniones, cómo surgen las distintas caras de una misma persona. “Es un thriller muy bien armado, cargado de preguntas”, apunta el director cordobés.

En el escenario, Pepón Nieto destaca los “personajes muy inteligentes, poliédricos, con muchas caras y razones distintas”, para describir los diálogos que interpelan también a la inteligencia de los espectadores. “Es una obra que hace pensar, te remueve, genera debate”.

Junto a él, Magüi Mira encarna a la abogada que defiende al joven autor de la masacre, un personaje que en el texto original era un papel para un hombre y Juan Carlos Rubio ha querido cambiar para que lo encarne una mujer en esta producción. “Hay un pulso dialéctico, una lucha dialéctica, un pensamiento permanente que de manera poética y potente remueve el corazón y las tripas de los espectadores”, señala la actriz.

Junto a los dos protagonistas, Ana Fernández en el papel de la mujer de Nieto y y Miguel Hermoso, en el de su mejor amigo, relaciones vitales sobre las que giran los cambios a los que se enfrentan los personajes ante la situación vivida. Y enfrente, el público, al que con diálogos y silencios, se le hace partícipe de esta obra coral.