Usuarios y familiares recogen firmas contra el cierre de un centro de día de Cruz Roja
Áurea Campos tiene 83 años. Durante dos décadas fue voluntaria de Cruz Roja y, entre otras cosas, visitaba el centro de día que esta institución tiene desde hace un cuarto de siglo en el Parque de las Avenidas de la capital cordobesa. Allí realizaba actividades con las personas mayores que pasan gran parte de la jornada en este centro para mantener su vida social pese a la edad, huir de la soledad y relacionarse con quienes comparten años e inquietudes. Desde hace unos años y debido a los achaques, Áurea ha pasado de ser voluntaria a ser usuaria del centro y, ahora, encabeza la protesta de estos mayores y sus familiares ante el anuncio del cierre del centro a finales de año por parte de Cruz Roja.
Áurea y el resto de los mayores de este centro de día han recogido ya 2.500 firmas entre los vecinos del barrio y del resto de la ciudad. Además, han enviado un escrito al Defensor del Pueblo Andaluz pidiendo su intervención y también han hecho llegar su situación a la reina emérita, doña Sofía. “Es un hogar lindo, lleno de cariño. No sabes el bien que nos hace el centro”, explica a este medio sobre su propia experiencia allí.
En total, se ven afectados una treintena de personas mayores que pasan en el centro su día a día y que, a comienzos de primavera, recibieron la notificación por parte de Cruz Roja de que el centro cerraría a finales de 2017. Desde entonces y hasta ahora cuentan que han recibido de Cruz Roja varios motivos como los causantes del cierre, explican los afectados. Primero, que no iban a “recibir una subvención del Gobierno para mantenerlo abierto al no adaptarse las medidas de altura de techos de este local bajo a la normativa actual”; más tarde, “nos dijeron que no era rentable”; y, en otra ocasión, que “los mayores ya no eran un objetivo prioritario” para la entidad.
“Son argumentos que carecen de base”, dice Ricardo Bahamonde, médico en el hospital de Cruz Roja y marido de una usuaria del centro. “Las personas mayores aparecen como objetivo prioritario en los informes tanto de Cruz Roja local, como regional y nacional”, argumenta. “Con mentiras no se puede ir, que digan la verdad” sobre el cierre, pide. Y advierte: “No queremos, bajo ningún concepto, que este grupo humano se rompa. Hay personas que llevan viniendo al centro 25 años, como un señor que ha cumplido 101 años”, ponen de ejemplo.
Alertados ante la situación y sin una alternativa, familiares de los mayores se han puesto también manos a la obra para buscar una solución. Se han entrevistado con la Obra Social Cajasur, propietaria del local que en su día lo cedió para este uso y “sigue queriendo que se utilice para el centro”. También han puesto en conocimiento de los centros de mayores del Ayuntamiento su situación, de algunos partidos políticos y, además, intentan averiguar si después de 25 años en uso, el motivo real del cierre es el que les han dado, explica Aurora Jiménez, hija de Áurea.
Los familiares de los usuarios han mantenido ya varias reuniones con la dirección de Cruz Roja en Córdoba, ante la falta de alternativas que les daba esta entidad. “Ellos nos dicen que quieren tener el local de acuerdo a la norma, pero la sensación que nos da es que lo quieren cerrar sí o sí”, dicen después de recibir varios motivos para su cierre.
Por eso, usuarios y familiares piden que se encuentre una solución y el centro no cierre. “No solo por nuestros padres sino por los padres de otras personas en el futuro”,dice sobre un centro que tiene lista de espera para entrar. “Aquí están distraídos, se relacionan, tienen su vida social, no están solos en casa y se desahogan hablando con personas de su misma edad”, explica sobre la importancia de mantener este centro abierto, por el que han levantado su voz.
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