La exdirectora del Arqueológico denuncia por acoso al delegado de Cultura de la Junta en Córdoba
La exdirectora del Museo Arqueológico de Córdoba, María Dolores Baena, ha presentado este mismo martes una denuncia en el Juzgado de Guardia contra el delegado provincial de la Consejería de Cultura, Eduardo Lucena. Baena acusa a Lucena de ser el autor de un presunto delito de “acoso laboral” y añade en su escrito de denuncia a la actual secretaria general de la Delegación de Cultura. Baena fue cesada de su puesto como directora el pasado 21 de diciembre de 2023. Era directora del Arqueológico desde el año 2002. Un mes después ha sido nombrada asesora técnica del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía en Córdoba, el C3A.
En un extenso relato, al que ha tenido acceso este periódico, la exdirectora del Museo Arqueológico de Córdoba reclama a los juzgados que instruya diligencias de investigación por lo que considera que ha sido un “trato humillante” que, a su vez, le ha provocado consecuencias en su salud. Baena ha presentado varios informes médicos en los que se describe que ha sido tratada de episodios continuados en el tiempo de estrés relacionados con su trabajo. Y acusa al delegado de Cultura de ser el responsable de la situación.
La exdirectora del Museo Arqueológico de Córdoba (una de las instituciones culturales más importantes de la provincia) asegura que el proceso comenzó justo después del estado de alarma, cuando se reincorporó al trabajo presencial. Desde entonces, asegura, dio traslado de forma constante y reiterada a la Delegación de los problemas de personal de administración que arrastra la institución cultural. Baena sostiene en su denuncia que poco a poco fue asumiendo funciones laborales que no le correspondían y sobrecargándose de trabajo.
Un Museo con poco personal
Así, asegura que en mayo del año pasado la propia Delegación trasladó a la Jefa de Negociado del Arqueológico sin que se le pidiera informe previo “a sabiendas de que dejaban al Museo desprovisto de personal administrativo”. “A partir de ese momento me tuve que hacer cargo en solitario de toda la gestión administrativa, realizando labores instrumentales que de ninguna manera me correspondían”, subraya, como cuadrantes y control de personal, registros, escritos, memorias para contratos, presupuestos, etcétera.
Durante todo este tiempo, Baena envió escritos a la Delegación solicitando personal administrativo. La exdirectora asegura que “se incorporaban muchos administrativos a la Delegación” pero “nunca al Museo”. Al contrario, asegura que desde la propia Delegación “me bombardeaban con correos, exigiéndome información, lo que provocó que solo para atender en la medida de lo posible la solicitud de información que me demandaban, durante meses me viera obligada a trabajar en mis horas libres en casa, por la tarde y festivos” con asuntos “que no eran de mi competencia”.
María Dolores Baena señala que “tras el verano” el problema “se recrudeció”. A partir de entonces “se hizo más visible el trato humillante del delegado hacia mi persona, dando instrucciones concretas a prensa de la Delegación de Gobierno para que no concediera entrevistas, para que no saliera en fotografías... para silenciarme y humillarme en mi condición de directora”, describe. Al tiempo, agrega que el delegado eludía acudir a las actividades organizadas por el Museo cuando sí que lo hacía a las de otros centros culturales de la Junta en Córdoba.
“El trato hostil fue más allá”, expone en su denuncia, cuando la secretaria general de Cultura le denegó “las horas extras que invertí” en todos los trabajos administrativos descritos “argumentando que era una cuestión que pasaba por la previa autorización del delegado, aún cuando tenía reconocidas 236 horas de compensación”. También señala que se le suprimió el acceso a un sistema interno de control de personal con el objetivo de “hacerme cada vez más difícil el trabajo”.
La exdirectora añade que “el trato humillante” fue a más cuando la Delegación solicitaba información al personal técnico del Museo cuando era algo de su competencia “en un afán de desprestigiarme frente al personal del centro que he dirigido durante 20 años”.
Informes médicos
Todos estos hechos, sostiene, “me han provocado una gran angustia y estrés por la constante humillación y con un control absoluto de todo lo que hacía en el Museo, al contrario de lo que ocurría en el resto de centros” adscritos a la Delegación. “He trabajado por encima de mis posibilidades, en mi tiempo libre, para no perjudicar a la institución, al tener en marcha un gran proyecto financiado por el Ministerio de Cultura, cuya planificación y contenido comencé y en el que estuve trabajando hasta el fin de semana anterior a mi cese”, lamenta.
“El colmo de todo cuanto culmina con mi cese”, explica, “arbitrario y sin justificación de ningún tipo” cuando es enviada “a mi casa sin puesto de trabajo, sin tener previsto sustituto para el Museo en detrimento de la institución y dando igual si estaba cobrando mi sueldo sin trabajar con cargo al erario público”. Un mes después de ser cesada porque, según el consejero, “mi modelo estaba agotado”, es nombrada asesora del C3A. “¿En qué quedamos? ¿Mi modelo está o no agotado?”, se pregunta en la denuncia.
El escrito además lamenta su “cese fulminante” que casi tres meses después ha dejado al Museo Arqueológico de Córdoba sin responsable. “Y lo que es más grave, un cese en el que no se tuvo en cuenta mi incorporación inmediata a otro nuevo puesto por lo que he tenido que estar durante más de un mes sin puesto y sin funciones, pero con el coste evidente para las arcas públicas”, concluye.
La denuncia se sostiene en amplia documentación y también en la solicitud de un nutrido número de testificales. Este periódico ha contactado con la Delegación Provincial de Cultura para obtener una respuesta a la denuncia, que de momento no ha obtenido comentarios.
0