Dos testigos del asesinato en Puente Genil declaran que el acusado fue quien tiroteó al fallecido
Dos testigos presenciales del asesinato de un hombre en Puente Genil han declarado este martes que el acusado fue quien ejecutó los disparos que acabaron con la vida del varón. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba ha celebrado la segunda sesión del juicio en la que han prestado declaración hasta nueve testigos.
A. S. D. ha relatado que el acusado y J. P. M lo recogieron el 18 de septiembre de 2012 en su casa “para probar una sustancia” que iban a recibir en una transacción. Al llegar a la gasolinera cercana al descampado donde más tarde se produjeron los hechos, A. S. D. y J. P. M continuaron su camino en coche mientras que el acusado “se fue para otro lado”. Una vez allí, A. S. D. forcejeó con el fallecido tras ver que la supuesta droga “no era cocaína”, sino escayola, mientras que J. P. M estaba “fuera del coche pero al lado del conductor”.
Según la declaración de este testigo, el forcejeo se vio interrumpido por la llegada del acusado, que “disparó por la espalda”, y que él “se tiró al suelo” al escuchar las detonaciones. Tras esto, el acusado le dijo a A. S. D. que sí “decía algo” le disparaba “a él y a su familia” y también “amenazó a J. P. M”. Después, los tres abandonaron la escena del crimen y el acusado condujo a los dos ocupantes a su casa para que A. S. D. se “cambiara de camiseta ya que estaba manchada de sangre por los disparos”.
También ha declarado que el fallecido nunca se montó en el coche, ni contó el dinero de la transacción, y que no declaró “en dos ocasiones anteriores” porque estaba en prisión y “no podía defender” a sus hijos de las amenazas que supuestamente estaba recibiendo. Declara ahora al estar en libertad “y poder protegerlos”.
Por su parte, J. R. M. -suegro del fallecido- ha declarado que acompañó a su yerno a Puente Genil a realizar “algo” pero que “no sabía qué exactamente”, aunque al llegar al descampado lo intuyó. Según su testimonio, A. S. D. se bajó del asiento del copiloto de un coche que conducía el acusado. Éste se bajó para indicarle “dónde tenía que poner la furgoneta” y que tras un forcejeo entre A. S. D. y el fallecido pudo ver, a través del retrovisor, cómo el acusado efectuó los disparos. Ha asegurado que nunca llegó a ver a una tercera persona.
Durante la sesión también han declarado el hermano del fallecido -D. J. S- que ha creído recordar que la mañana del día de los hechos, su hermano acudió a su casa para “hacer un bloque de escayola” y los dos agentes de la Guardia Civil encargados de la investigación policial. Ambos han manifestado que el acusado estuvo huido durante el mes siguiente de los hechos y que estuvo en busca y captura, hasta que consiguieron dar con él en Alcolea del Río (Sevilla). El segundo de los agentes ha relatado, además, que otro de los testigos -J. P. M.- no se presentó voluntariamente a declarar durante el período de la investigación.
En este sentido, J. P. M. -que fue detenido por tráfico de drogas y cómplice del homicidio- ha expuesto que él no estuvo en ningún momento en la escena del crimen ya que “se encontraba de mudanza” y sólo era “un simple intermediario” porque fue quien puso en contacto a los compradores con los vendedores. A las preguntas de la fiscal sobre por qué sus huellas se encontraban en el coche utilizado para ir al descampado y por qué el repetidor situaba su teléfono móvil en el lugar de los hechos, J. P. M. ha asegurado desconocer las causas.
Asimismo han declarado la viuda del fallecido, que ha dicho que su marido y su padre se iban a ganar cada uno “600 euros” y el agricultor que se encontró el cuerpo del fallecido y quien dio aviso a la Guardia Civil. La mujer del procesado ha relatado que A. S. D. ha acusado a su marido del crimen porque se enteró que “se lió con su mujer” e “iba diciendo por ahí que se iba a vengar”. En su testimonio, A. S. D. ha dicho que “dejó” a su mujer en 2017 y no tras esos hechos.
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