“Cada día ves las colas de gente, enormes, ante la oficina”. “Ya no hay personas para atender, solo cajeros”. “Si no tienes cita, no te atienden”. “El sol da en el cajero y no ves bien”. “A veces vas a por tu dinero y te tienes que volver sin él”. “No me manejo bien por internet y prefiero ir al banco”.
Cada una de estas frases encierran algunos de los obstáculos que las personas mayores se encuentran cada día para operar con su entidad bancaria, hacer pagos o sacar su dinero. Ana García, Regina Arias o Carmen Hidalgo, tres vecinas de Córdoba, han contado a este periódico lo que muchos mayores sufren en los trámites con su banco, encontrándose a expensas de horarios restringidos, cierre de oficinas cercanas, falta de personal que suplen máquinas y cajeros, u operaciones por internet que no saben hacer y que les aboca a largas esperas en la calle frente a su entidad si quieren realizar algún trámite.
“Con la pandemia, tienes que esperar una cola enorme. Y eso, si te atienden, porque si tienes que entrar tienes que pedir cita y, si no, no te atienden”, relata Ana, de 74 años, sobre su experiencia cuando acude a su banco, una oficina de La Caixa. Para acudir sin cita previa, el banco tiene restringido su horario para trámites desde la apertura y hasta las 11:00, por lo que, en la práctica, Ana y el resto de personas mayores se agolpan ante su entidad a primera hora, sobre todo en los días de cobro de la pensión o pago de recibos.
“Antes había más personas para atenderte, pero ya no hay personas, solo cajeros”, se queja sobre la obligación de tener que operar en estos dispositivos. Cuenta que su banco tenía antes un cajero interior “pero se metía a dormir una persona allí y lo pusieron en la calle. Ahora, estás expuesta a que te peguen un tirón y te roben, y además te pega todo el sol en la pantalla y no ves nada”, apunta sobre la mala visión en los cajeros, una de las mayores dificultades con que se encuentran las personas mayores a la hora de operar con su bancos.
Para Regina, algo más joven a sus 69 años, sin embargo operar con el banco es algo que “veo complicado”. Ella, que ha trabajado durante cuatro décadas siempre en horario de mañana, dejó en manos de su marido las gestiones con el banco a lo largo de toda su vida, algo común entre personas de cierta edad. Ahora, dice, “no voy normalmente al banco. No estoy acostumbrada porque no me he ocupado nunca y lo veo complicado.”, por lo que, de cara al futuro, “si me quedara viuda, me costaría mucho trabajo”.
En su barrio ve, entre sus vecinos de edad más avanzada, todas esos obstáculos que se encuentran ante el banco, en una oficina de Cajasur. “Tienen muchas dificultades y lo pasan mal. Cuando están solos y nadie los acompaña, a veces van a por su dinero y se vuelven sin él”, relata. “Ves grandes colas a primero de mes, porque una de las dificultades que tienen es la restricción de horarios”.
Contra esas dificultades, Regina y los miembros de la plataforma de pensionistas de Córdoba, recogieron firmas “para protestar por lo que pasan los mayores con los bancos”, donde se suma el cierre de oficinas en los últimos años y, por tanto, la concentración de personas ante las entidades bancarias, además de una mayor lejanía física, la obligación de operar en los cajeros automáticos por las restricciones horarios de atención personal, la falta de empleados o el cobro de comisiones a quienes, en gran parte, cobran una pensión reducida.
“Los bancos deberían dar la opción de poder atender a las personas mayores de manera personal. Ser más flexible. Pero cada vez hay menos personal en las oficinas y más máquinas. Y a través de la pantalla, te cuesta más”, se queja.
Esas mismas dificultades ve Carmen en su barrio. “Lo que veo son muchas colas a la hora del cobro, cuando las personas mayores quieren sacar su dinero”. “Yo, por ejemplo, no me manejo bien por internet y prefiero ir en persona”, apunta, a sus 69 años. “Solo una vez he ido al cajero automático”.
Por eso, ha reclamado que su banco -Arquia- le siga enviando la información sobre sus ahorros y pagos a través de una carta postal y no por correo electrónico o entrando en su cuenta a través de la página web. “Debería ser una opción que tú elijas, si quieres operar por internet o no”. “Bastante ganan los bancos para poder tener a personas atendiéndote”, dice.
Pide, como muchos mayores, que los bancos mejoren la atención, “que tengan más paciencia con las personas mayores”, que no se les restrinjan los horarios para hacer operaciones y que no les cobren comisiones. “Los bancos tienen poderío para dar un mejor servicio”, reclama. “Estoy muy cabreada con este tema”, admite. “A veces pienso si no deberíamos sacar todos nuestro dinero y dejarlos a cero. Porque los bancos viven del sudor de la gente”.
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