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El obispo avisa de la “resaca” de las compras navideñas y pide que “no nos dejemos deslumbrar por las luces”

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández | ÁLEX GALLEGOS

Europa Press

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El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ante la “alegría cristiana” que supone celebrar la Navidad, ha advertido sobre la “resaca” que provocarán las compras navideñas en aquellos que buscan dicha alegría “a base de comprar, consumir, comer y beber, viajar, etcétera”, y por ello ha pedido que “no nos dejemos deslumbrar por las luces” navideñas que ya iluminan las plazas y calles de pueblos y ciudades de la provincia.

En este sentido y en su carta semanal, recogida por Europa Press, Demetrio Fernández ha explicado que la citada “alegría” que provoca en los cristianos la celebración de la Navidad constituye “un gozo que no se produce de fuera adentro, sino a la inversa, de dentro afuera”, pero, “cuando uno no tiene alegría, tiene que comprarla, porque el corazón humano no puede vivir sin alegría, sin esperanza”.

En consecuencia y según ha argumentado el obispo en su carta, quien padece una vida sin esperanza “tiene que darse la alegría que no tiene, y dársela a base de comprar, consumir, comer y beber, viajar, etcétera. Pero todo eso pasa, y cuanta más ansia hayas puesto en ello, mayor resaca te produce, te deja vacío y peor que antes de las fiestas”.

En contraposición y según ha señalado Demetrio Fernández, “la alegría cristiana viene de dentro, es un don de Dios”, y “procede de saber que Dios está con nosotros, que Dios nos ama y nos perdona, que Dios está a nuestro favor y nos va a llevar a la plenitud. Esta alegría viene de vivir en paz con nuestros hermanos, de disfrutar de su amistad y su compañía, de poder ayudar a quien lo necesita”.

Además, “es una alegría gratuita, y Dios quiere que vivamos en esa alegría constante, porque él no se aparta nunca de nosotros. La cercanía del nacimiento del Señor es motivo de gran alegría, y cuando pase la Navidad dejará en nosotros un gran poso de satisfacción y de esperanza, no de aburrimiento ni de resaca”.

Por ello, el obispo ha llamado a plantear “la Navidad con este tono de alegría cristiana”, recomendando que “no nos dejemos aturdir por los ruidos, ni nos dejemos deslumbrar por las luces”, pues, aunque “es bonito que nuestras ciudades y pueblos se llenen de luz”, ya que “Jesús es la luz del mundo” y siendo cierto también que “la alegría de la Navidad nos lleva a cantar villancicos al Rey del cielo que ha venido a la tierra”, lo evidente es que “la Navidad tiene que acercarnos a los que sufren por cualquier motivo, porque no debemos quedarnos con nuestra alegría, sino compartirla”.

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