El misionero pozoalbense César Fernández recibe la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil a título póstumo
El alcalde de Pozoblanco, Santiago Cabello, ha mostrado su agradecimiento y satisfacción por la condecoración de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, a título póstumo, al pozoalbense Antonio César Fernández, misionero salesiano asesinado en Burkina Faso, otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, según ha informado el consistorio vallesano a través de una nota de prensa.
El regidor ha expresado que se trata de “un reconocimiento a toda una vida dedicada a ayudar a los demás, de entrega y generosidad. El padre César es un ejemplo y su recuerdo está ya para siempre entre todos nosotros. Esta merecida condecoración se suma al reconocimiento que hemos querido hacerle también desde el Ayuntamiento denominando una calle de Pozoblanco con su nombre el pasado mes de mayo. Antonio César Fernández fue un modelo de humanidad sembrando un futuro mejor y lleno de esperanza hacia los que más lo necesitaban, Pozoblanco siempre lo recordará”.
Antonio César Fernández nació en Pozoblanco el 7 de julio de 1946 y había ejercido como misionero en diversos países de África desde 1982, pues fue fundador en dicho año de la presencia salesiana en Togo, su primer destino. A lo largo de su trayectoria trabajó como maestro de novicios (1988-1998) y ejerció, entre otras funciones, como delegado de la Inspectoría Salesiana Fracófona (AFO). En la última etapa de su vida ejercía su ministerio en Burkina Faso, aunque seguía visitando Pozoblanco, donde reside su familia, con regularidad. Murió con 72 años y cuando había cumplido los 55 de salesiano y los 46 de sacerdote.
Antonio César Fernández fue tiroteado por los yihadistas a 40 kilómetros de la frontera sur de Burkina cuando regresaba de un viaje por carretera. Dicho ataque se enmarca dentro de la ola de violencia que padece Burkina Faso desde el año 2015. Los restos del misionero descansan en el panteón de los salesianos del Cementerio de Pozoblanco, localidad en la que, tras la repatriación de su cadáver, don César fue despedido con un multitudinario funeral.
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