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Primer día de 'tardeo' en Córdoba: entre la ignorancia consciente e inconsciente de la normativa

Ángel, propietario del Bar La Roca | ALEX GALLEGOS

Juan Velasco

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La hostelería de Córdoba ha vivido este viernes la primera jornada en la que se ha permitido abrir en horario ininterrumpido hasta las 22:30 a todo aquel establecimiento dado de alta como cafetería, chocolatería y heladería en el Impuesto de Actividades Económicas. Esta es la letra pequeña del anuncio de este jueves, cuando la Junta, casi sin previo aviso, anunció una laxitud en las medidas anunciadas una semana antes, aquella que obligaba a los bares de todo tipo a cerrar entre las 18:00 y las 20:00.

El anuncio del Gobierno Andaluz se interpretó de entrada como una carta blanca -que no barra libre- para que los bares abrieran en horario ininterrumpido, ya que, a efectos de licencia de actividad urbanística, en Córdoba no se distingue entre cafeterías y bares. Así que tuvo que ser el BOJA, publicado ya por la noche, el que aclarara qué tipo de local podía abrir y cuál no, y el que dejaba en manos de la policía o los inspectores descubrir a quién se atreviera a hacerlo de manera irregular.

Así pues, en la práctica, la primera jornada de tardeo -que es como se conoce coloquialmente a ese espacio de ocio y consumo de bebida, espirituosa o no, entre el postre del almuerzo y la cena- se ha desarrollado entre cierres conscientes de negocios, desconocimiento de la norma e ignorancia deliberada de la normativa tanto por parte de los clientes como por parte de un pequeño pero ruidoso grupo de hosteleros.

La normalidad estaba en las cafeterías, para las que el horario ampliado ha caído como una lluvia en tiempo de sequía. En la avenida Barcelona, la Pastelería Salazar tenía todas las mesas ocupadas, tanto en el interior como en los veladores. Su propietario, Fernando, agradecía el salvavidas de la ampliación de horas, sobre todo de cara a las fiestas de Navidad.

“Para las cafeterías y las pastelerías, la tarde es muy buena para las ventas. Ten en cuenta que nosotros alcohol vendemos poco, pero dulces salen un montón a esta hora”, explicaba el dueño, que reconocía que había visto el anuncio de la Junta como “un alivio” para él y sus empleados.

A unos metros, al otro lado de la avenida Barcelona, en el Bar Marco, los trabajadores estaban echando la persiana, dispuestos a cerrar las dos horas que había hasta las 20:00. Uno de los trabajadores, Rafa, reconocía que no les había dado tiempo a comprobar la normativa y habían optado por cerrar hasta que el asesor los sacara de dudas sobre el epígrafe en el que están dados de alta en el IAE.

Mantener el bar abierto, aún sin servir alcohol, siempre es mejor que cerrar dos horas por la tarde

Ángel, propietario del bar La Roca, ubicado en la plaza de la Oca, acababa de llegar al local pasadas las 18:05 y la terraza presentaba media entrada. El propietario, que aseguraba estar dado de alta en el epígrafe de cafetería, afirmaba que mantener el bar abierto, aún sin servir alcohol, siempre es mejor que cerrar dos horas por la tarde, perder la clientela, y volver a abrir por la noche.

A su favor juega que lleva 24 años en la zona y que sus clientes son gente del barrio. Parroquianos, vaya. Eso, también tiene el componente de familiaridad que no tiene por qué ser positivo. “No siempre son comprensivos. Algunos se mosquean cuando les dices que no les sirves. Pero la mayoría lo entiende. Seguramente algunos se irán y otros se quedarán tranquilos aquí”, explicaba el propietario de un bar que emplea a cuatro personas.

Mientras servía cafés, su empleada interviene para advertir de que ya había tenido que informar a varios clientes de que no servían alcohol pasadas las 18:00. Ángel, en cualquier caso, aclaraba su postura: “Yo entiendo a todo el mundo, pero no creo que haya que perseguir a los bares. La culpa no es de los bares. Yo creo que los bares sirven para tener controlada a la gente”, afirmaba rotundo.

Aunque claro, a unos metros, otros establecimientos le quitaban la razón. Gente de pie, bailando y bebiendo copas; una camarera que, al ver la cámara, escondía la bebida espirituosa que estaba a punto de servir; unos clientes que miraban hacia otro lado al percatarse de la presencia de las cámaras; y otros que nos señalaban, sin ser conscientes de que la mayoría de vídeos y fotos virales que condenan a los negocios infractores suelen salir de las redes sociales de los propios clientes.

Y de camino hacia el centro, misma sensación y una constante: en los bares que mostraban la imagen de gente joven de tardeo siempre había un único camarero o camarera en total inferioridad numérica sirviendo y atendiendo a la clientela.

En los primeros días de cada nuevo cambio normativo es raro es que haya sanciones y las actuaciones policiales suelen ser a título informativo. Este nuevo primer día acaba en unas horas. Quedan por delante tres semanas de tardeo navideño y, o mucho cambia la cosa, o la policía se va a tener que emplear duramente con algunos establecimientos, lo que hará que paguen también los que, como Fernando, Ángel o Rafa, están cumpliendo la normativa de la mejor manera posible en un tiempo muy complicado.

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