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El primer día de la (casi) peatonalización de la Ribera

Ronda de Isasa, este sábado, en su primer día de peatonalización temporal | ÁLEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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Lo llaman peatonalización y no lo es. O, al menos, no lo parece. El constante paso de taxis cargados de pasajeros y la entrada y salida de algunos residentes a las cocheras (mucho menos habitual) dibujaba un aspecto extraño en la Ronda de Isasa y el Paseo de la Ribera este sábado. Era el primer día de una peatonalización que arrancó a las 11:00 y no paraba de llover.

Pese a todo, había mucho más tránsito peatonal del previsible para el tiempo tan desapacible. Muchos eran turistas, otros, cordobeses que paseaban. Pocos lo hacían por la calzada (pese a que podían) y los que se atrevían desistían rápidamente. En un minuto, este periódico ha llegado a contar el paso de hasta diez taxis. Su tránsito dependía de la apertura del semáforo de la Cruz del Rastro.

Los taxis pasaban, pero los autobuses, no. La línea 3, en un día lluvioso, iba especialmente repleta de usuarios. A partir de las 11:00, comenzaron a hacer un giro al llegar a la Cruz del Rastro por todo el Campo de la Verdad antes de volver a la avenida del Alcázar por el Puente de San Rafael. En puridad, el taxi es más rápido que el autobús, pero con esta peatonalización que permite el paso de los taxis su rapidez ha aumentado espectacularmente. Tampoco iban despacio al principio de la Ronda de Isasa (según ha comprobado este periódico). Desde luego, más rápido de los 20 kilómetros por hora que dijo el concejal Andrés Pino que tendrían de velocidad máxima permitida.

Mientras, los hosteleros miraban al cielo. Habían desaparecido los coches de los 25 aparcamientos de la zona azul y en su lugar muchos se habían atrevido a colocar ya los veladores. No todos. Otros seguían refugiándose de la lluvia bajo el toldo de la fachada principal, con el compromiso de invadir el aparcamiento en cuanto amainara, como así ocurrió.

Por su parte, los peatones tendían a caminar por donde siempre, por la acera junto al río, sin invadir la calzada. Solo algunos se echaban a la carretera en la acera de enfrente, en los momentos de paz para el tráfico que daba el semáforo de la Cruz del Rastro, que impedía el paso de todos los vehículos que no fueran taxis o residentes.

En la Cruz del Rastro, Movilidad no ha instalado una valla. Al contrario, una furgoneta de la Policía Local cruzada que deja libre un carril y dos agentes vigilando la entrada y la salida a Ronda de Isasa. En un futuro, los policías serán sustituidos por una cámara especial, que sancionará a todo aquel que quiera entrar sin permiso. Hoy los policías evitaban esa cascada de previsibles multas que se producirán.

La Ribera volverá a ser accesible al tráfico hasta Caño Quebrado el martes. Lo que no regresarán serán los aparcamientos, que a partir de ya serán ocupados para siempre por los veladores.

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