El obispo cree que ir a la iglesia es una necesidad básica “a no ser que la autoridad lo impida”
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha afirmado este lunes que acudir a un templo a rezar podría ser una de las necesidades básicas que establece el Estado de Alarma “a no ser que la autoridad nos lo impida”.
En una carta pastoral, Demetrio Fernández señala que le han llegado “consultas desde distintos lugares de la diócesis” sobre el Estado de Alarma, que afirma que “la asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres, se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, un metro”.
En este sentido, el obispo advierte de que en Córdoba “no cerramos la puerta de nuestras iglesias parroquiales, cuidando las distancias y las medidas higiénicas normales”, asegura que esta situación de excepción no va impedir “atender a los pobres, a los sin techo, a los últimos”.
“Al contrario, encuentren en la Iglesia la buena acogida que siempre les hemos dispensado, más necesaria en estos momentos. Extrememos las medidas higiénicas en esta actitud caritativa: en las parroquias, en la Casa de Acogida, en la UVI social. La Casa de Ocio y Tiempo Libre de Caritas diocesana de Córdoba en Torrox (Málaga) se ha puesto a disposición de las autoridades de la Consejería de Salud y Familias”, remarca el prelado.
Fernández recuerda que “todos los fieles católicos están dispensados del precepto dominical de acudir a la Santa Misa los domingos y fiestas de guardar” para evitar el contacto masivo y así evitar “entre todos la expansión del virus”. En este sentido, reconoce que “en bastantes parroquias se celebraron ayer domingo misas con una asistencia muy reducida de fieles” y “en todos los casos observando las distancias establecidas y las normas higiénicas señaladas”.
A los sacerdotes les recomiendan que celebren la Santa Misa a diario y les recuerda que podrán reducir el número de misas diarias y dominicales, “según su prudente criterio pastoral”.
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