La historia de Cheikh: de la patera a la Universidad Loyola
Un joven senegalés llegó hace nueve años a Canarias en cayuco y sin saber una palabra de español; ahora estudiará ADE el próximo curso
“Cheikh es un ejemplo de esfuerzo, sacrificio y superación continua. La Universidad le ha otorgado una beca completa y tendrá el apoyo y seguimiento de un tutor especialmente durante su primer año ya que es nuestro deseo de que siga creciendo personal y profesionalmente”, explica Francisco Martínez Estudillo, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad Loyola Andalucía al hablar de este inmigrante senegalés que estudiará Administración y Dirección de Empresas el próximo curso.
La de Cheikh, que cuenta hoy con 18 años, es una historia llena de superación constante. Con solo nueve años su familia lo embarcó, junto a su primo, en un cayuco con destino a España en busca de oportunidades. Tras 15 días de viaje llegaron a la isla de Hierro, donde comenzó el periplo por distintos centros que finalizó tras el abandono de su primo y posterior tutela del Servicio de Protección al ser MENA (menor extranjero no acompañado). Tras estos primeros momentos, fue trasladado al centro de Protección Lucano de Cerro Muriano, en Córdoba, y finalmente al centro IMARA, donde ha vivido hasta su mayoría de edad.
Durante este periodo Cheikh ha estado apoyado por una familia colaboradora, la de un profesor de Cheikh en el instituto en el que daba clase (Medina Azahara), con la que ha compartido fines de semana y vacaciones y que finalmente, tras su mayoría de edad, lo ha acogido en su seno como un miembro más. “Me siento afortunado pero creo que deben sentirse aún más afortunados todos los que me han ayudado, porque han hecho un trabajo increíble y son ejemplo para otras personas que pueden ayudar a otros”, señala.
En los informes remitidos por su último centro de acogida a la Fiscalía lo definían como un chico disciplinado, responsable, respetuoso y muy tímido: “Al principio mi timidez me hacía hablar para adentro y todos me pedían que hablara más alto”. “Cuando llegué a Cerro Muriano lo pasé muy mal, era una comunidad blanca y me sentía diferente sin apenas poder comunicarme”, explica Cheikh, que añade que “tanto los monitores de Cerro Muriano como los de IMARA hicieron un trabajo estupendo y ahora a muchos de ellos los siento como familia”.
Yolanda Pedrajas, fiscal de menores de Córdoba, ha dicho que “el caso de Cheikh es un referente para todos nosotros. La apuesta de la Universidad merece la pena porque son estas cosas gratificantes las que recompensan el trabajo diario que hacemos cada uno en nuestro ámbito y que siempre no es tan grato”.
Cheikh aún tiene problemas para expresarse correctamente en castellano ya que cuando llegó a España sólo hablaba el dialecto propio de la región de Senegal de la que procede. Aun así ha ido superando constantemente barreras gracias a su esfuerzo y constancia, cualidades que le han permitido aprobar los cursos y superar las pruebas de Selectividad.
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