Córdoba protesta y festeja (todo a la vez) la llegada de mayo

Una multitud toma el Paseo de la Victoria en una mañana en la que coinciden manifestaciones, Batalla de las Flores e inauguración del Mercado VictoriaNo vamos a caer en el tópico de que se tratan de dos córdobas distintas, no. Sobre todo porque muchos de los que asistieron a alguna de las dos manifestaciones convocadas por el Primero de Mayo se dieron media vuelta después y se fueron a la Batalla de las Flores. De hecho, hubo políticos que literalmente soltaron la pancarta, se subieron al escenario habilitado para concejales y se liaron a tirar claveles.Hemos dicho que no vamos a caer en el tópico de que Córdoba es una ciudad de contradicciones (polisémicas, políticas y sociales). Pero la crónica se presta bastante a hacerlo. Por un lado, está el tópico de las manifestaciones de siempre, con la música viejuna de siempre, con las banderas de siempre y, aunque con más asistencia de lo habitual, los sindicatos de siempre. No fue así. Por otro, está el tópico de la Batalla de las Flores de siempre, con los peñistas de siempre, las carrozas de siempre y los políticos de siempre diciendo las cosas de siempre. Tampoco fue así.Para empezar, lo que ha pasado en el Paseo de la Victoria es que ha sido tomado por una multitud. Unos, para protestar. Otros, para ver la Batalla de las Flores. Otros, para ir al recién inaugurado Mercado Victoria. Y bastantes más de lo que parece a las tres cosas. Desde las 11.00 hasta bien superado el mediodía (el mediodía en Córdoba son las 14.00; recuerden que hemos dicho que no íbamos a caer en el tópico) un enorme tapón de gente colapsaba el Paseo de la Victoria. Primero, la manifestación oficial, con CCOO y UGT a la cabeza. Después, la alternativa. Y mientras tanto, y haciendo cola, la Batalla de las Flores. De paso, y aprovechando el enorme retraso acumulado por la Batalla de las Flores, una masa de gente subía los escalones y tomaba el Mercado Victoria.En Córdoba, muchas cosas pasan a la vez. A la vez estaba convocada la manifestación alternativa (con mucha más gente de lo previsto y registrado en años anteriores) y el arranque de la Batalla de las Flores. Por eso, las dos cosas se confundían. A los lados, la gente esperaba el arranque de la fiesta de los claveles. En el centro, las consignas más radicales gritaban “menos flores y más batallas”. Muchos se mezclaban. Los niños que luego cantarían el Soy cordobés bailaban al ritmo de la batucada. Algún sindicalista con su bandera se colaba en el Mercado de la Victoria. A la vez también, buena parte del público que miraba la manifestación mientras esperaba la llegada de las carrozas de la Batalla de las Flores aplaudía y comprendía la protesta. “Si es que tienen razón. Lo que yo no sé es cómo todavía no ha pasado nada gordo”, decía una señora. “¿Ya se han ido los de las banderas?”, preguntaba otra, impaciente. Rafael Gómez en la batalla de las flores FOTO: MADERO CUBEROY los de las banderas se fueron camino de la Corredera. Pero las carrozas aún tardaron. Pese a que muchos hablaban de “boicot” al mayo festivo (¿una manifestación que anda más despacio de la cuenta es un boicot?), la Batalla de las Flores se retraso más y más, para desesperación de mucho público. Al menos 45 minutos después de que pasara el último manifestante se lanzó el primer clavel en la glorieta de la Cruz Roja. Mientras tanto, un curioso experimento sociológico hizo ver que el concejal Rafael Gómez Sánchez es el político más carismático de la ciudad. Subido en la tribuna, una multitud se le acercaba para saludarle, para darle dos besos, para gritarle y para pedirle claveles. A su izquierda, casi nadie se acercaba a los concejales, alcalde incluido, de la Corporación Municipal. A su derecha, tampoco a los de la oposición. Tampoco se acercaron a Rosa Aguilar, entre otras cosas porque este año no ha ido (el primero en el que se ausenta en la Batalla de las Flores desde que fue elegida alcaldesa en 1999). Rafael Gómez ha sido el político protagonista de la Batalla de las Flores.Esta crónica podía acabar regresando al tópico. Pero no lo va a hacer. Podría concluir diciendo que Córdoba, en un soleado arranque del mayo festivo, se echó a la calle. Que después de la Batalla de las Flores llegó el arranque de las cruces, donde corrió el vino, la cerveza, se bailaron sevillanas y se disfrutó como nunca después de un año donde las penas colectivas angustian a toda la ciudad. Podría acabar así. Pero sería otra crónica.

Una multitud toma el Paseo de la Victoria en una mañana en la que coinciden manifestaciones, Batalla de las Flores e inauguración del Mercado Victoria

Soy cordobés