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Chic Brodie, el jugador sin suerte

Redacción Cordópolis

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Hay algunos futbolistas supersticiosos. Los augurios, buenos o malos, pueden encontrarse en cualquier coyuntura aparentemente trivial. De entre todos los jugadores de la historia moderna de este deporte acaso el más necesitado de un exorcismo fuera el escocés Chic Brodie. El Manchester City se fijó en él después de brillar en un modesto equipo de su región, pero nunca llegó a ser titular en el conjunto mancuniano por la presencia del alemán Trautman. Así que, aún joven, Brodie decidió iniciar su peregrinaje por diversos equipos de la geografía británica. Una durísima forma de ganarse la vida, como ahora veremos, que le llevó a militar en el Gillingham, Aldershot, Wolverhampton, Northampton, Brentford y Colchester.

Durante su carrera profesional Brodie tuvo varias lesiones, cada cual más desgraciada. En el 64 un aficionado del Carlisle le arrojó una piedra que le dio de lleno en la cabeza, por lo que -semiinconsciente- debió abandonar en camilla el campo.

Un año después, visitando con el Brentford el campo del Millwall observó cómo un aficionado rival le lanzaba un objeto. Cuando se acercó a él para retirarlo del verde observó con horror que se trataba de una granada de mano (posteriormente se descubrió que no era nada más que una inofensiva réplica, pero es humano pensar el susto que se debió llevar el escocés).

En otro encuentro ante el Lincoln, Brodie esperó un centro rival desde la línea de meta. Cuando se cercioró de que la pelota iba fuera realizó ese gesto tan característico de los porteros de colgarse ligeramente del larguero... pero esa tarde el mal fario del arquero (o la escasa resistencia de los materiales, quién sabe) hizo que el poste se partiera en dos, no resistiendo el peso del portero. Brodie quedó tocado de la espalda y el encuentro, postergado durante 45 minutos hasta que la portería fue reemplazada.

La carrera del escocés sobrevivió a piedras, granadas, aviesos trozos de madera... pero no a un perro. Era noviembre de 1970 y por fin gozaba de regularidad profesional después de tres años de eficiente trayectoria en la portería del Colchester. El resultado ya estaba resuelto -4-0- para su equipo en su encuentro ante el Brentford cuando, de repente, un pequeño terrier parecido al Milú de Tintín hizo su irrupción en el terreno de juego. Jugando, el pequeño can perseguía la pelota de un lado a otro del campo. El árbitro, eran otros tiempos, no se decidía a detener el partido así que un defensor del Colchester le cedió la pelota a Brodie. El terrier, embelesado con el rodar del cuero, se lanza detrás de él sin reparar en que ya estaba en manos del portero. El choque con la rodilla de Brodie, aparentemente más cómico que peligroso, se salda con, ojo, la rotura de la rótula y la afectación de los ligamentos anejos. Fue el último encuentro como profesional de uno de los jugadores con peor fortuna de la historia de este deporte. Al Daily Mail le contó que “el perro podría parecer pequeño, pero resultó ser sólido”. Youtube aún conserva la rocambolesca jugada: http://www.youtube.com/watch?v=Fnl2-8PYg24

Brodie disputó sus últimos choques, ya en clubs amateurs, en el Margate, Wealdstone y Maidstone United. Actuando como guardameta del primero de los tres encajó once tantos en un encuentro de FA Cup ante el Bournemouth.

Al colgar definitivamente las botas se dedicó a recorrer como taxista las calles de Londres hasta su muerte en el año 2000 por culpa de un cáncer.

P.S. Aquí tenéis la historia contada por Antony Peel, http://www.futbolia.com/opinion/chic-brodie-el-portero-mas-desafortunado-del-mundo

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