Una institución en el motociclismo nacional, y con sello cordobés. Hace cerca de dos décadas que la provincia vio nacer a lo que actualmente se conoce como el Box 77 Racing Team, que, sin embargo, tiene una historia más extensa a su espalda, ya el equipo califa surgió realmente a finales del siglo pasado. En concreto, fue en 1995 cuando Luis Castro, principal impulsor del proyecto, comenzó a competir con el mismo. Por tanto, en realidad son casi 30 años de vida, pese a que el club como tal surgiera una década después de aquel primer sueño puesto en marcha por este amante de las motos. Y es que hablar de motociclismo en Andalucía -y por ende, en Córdoba- es hacerlo de las conocidas como balas verdes, apodo que han acogido los pilotos del club cordobés por su característico color sobre el asfalto. Una seña de identidad única y que, a día de hoy, no es solo referencia a nivel autonómico, sino también a lo largo y ancho de España, e incluso, en el panorama internacional.
Como se ha dicho, fue el propio Castro el que un día, con el deseo personal de poder competir, decidió poner en marcha el club, que años más tarde iría recogiendo el cariño y apoyo de otros tantos amantes del motociclismo en la ciudad. Lejos de los focos de los deportes más masivos, aquellos de pista y balón, esto va de dos ruedas, el asfalto y el rugir de una moto. Así fue fraguándose un sueño deportivo que dio luz a lo que hoy día es el Box 77 Racing Team, una entidad amparada en una historia de éxitos, con multitud de podios en Campeonatos de Andalucía y de España de Superbikes. Y es que de una ambición individual se ha pasado a un propósito colectivo que, a su vez, ya es toda una familia, y se ha creado una estructura que brilla con luz propia. Entre mayores y pequeños.
“Luis (Castro) no tenía a nadie cercano relacionado con el mundo del motor, pero sí que tenía un sueño, que era ser piloto de motociclismo, y lo consiguió. Era él y su entorno más cercano”, valora Andrea Sibaja, otra de las veces autorizadas del equipo. Castro es la verdadera bala verde, la original, aunque Sibaja recogió un testigo que la hizo alzarse hasta lo más alto del panorama mundial. Y es que no son pocos los hitos que ha sumado en su historia el Box 77. En el caso de la cordobesa, fue la primera mujer andaluza y española en correr una carrera del Mundial de Superbikes, que se dice pronto, además de ser campeona de Andalucía y contar con dos subcampeonatos de España. Hoy en día transmite su pasión y su talento a los más pequeños del club.
En efecto, de un tiempo a esta parte, la necesidad de generar cantera se hizo imprescindible para la supervivencia del propio equipo califa, además de ser un recurso muy necesario como valor de futuro. De este modo, hace cosa de una década que arrancó la escuela como tal dentro del club, bajo el nombre de Box 77 School, donde a día de hoy disfrutan decenas de niños y niñas dando sus primeros pasos sobre una moto. Enseñar a competir y transmitir una pasión innegable sobre las dos ruedas. Un sentimiento verde que se contagia con velocidad. “Tenemos una base de datos bastante grande, la verdad, y podemos tener unos 60 participantes, que van variando dependiendo del evento. Algunos van más enfocados a los más pequeños, con motos más pequeñitas, otros más a grupos de adultos, en otros combinamos a ambos. Vamos moviendo a un número cercano al que he dicho de pilotos, pero que se va distribuyendo entre distintos eventos”, explica Sibaja.
Pese a todo, no es sencillo mantener una cantera dedicada al motociclismo. A diferencia de otros deportes más masivos, hay escasez de recursos y también de conocimiento. Ya sea por miedo o ignorancia, la repercusión motera no está tan arraiga en el deporte formativo cordobés, además de la dificultad para llevar a cabo entrenamientos con los más pequeños. De hecho, en el caso del Box 77, a excepción de muy limitados encuentros en el Polígono de la Torrecilla, su centro de operaciones suele estar en Málaga o Sevilla, por cuestiones logísticas, lo que dificultad aún más el crecimiento local. “No tenemos disponibilidad de ningún karting, que es el sitio en el que podemos entrenar y llevar a cabo la escuela, y cuando queremos ir a un circuito pequeño, que es donde se trabajan este tipo de cosas, tenemos que salir de Córdoba”, subraya Andrea, aunque puntualiza que “vamos luchando para que nada nos pare”.
Con todo, ella misma reconoce que en la provincia “hay base” y “mucha afición”, pues “está claro que el apasionado del motociclismo es un apasionado de verdad”, pese a que “es difícil y costoso. Pero el que tiene mucha pasión por ello lo demuestra desde el primer momento”. Rugen los motores en un nuevo entrenamiento en la Torrecilla, donde las jóvenes promesas del presente y los campeones del mañana empiezan a sumar destreza en cada curva. Ilusión ascendente en cada marcha. Unas balas verdes que brillan, de un box de Chinales al resto del mundo.
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