Tarik y el verano de los sintetizadores
En una entrevista antigua, Álvaro Muñoz, más conocido en Córdoba como Álvaro Tarik, resumía su lentitud editorial de la siguiente manera: “Que nadie se lleve las manos a la cabeza cuando oye que yo hago un disco cada ocho años. No es que yo sea lento: ¡Es que el mundo va demasiado deprisa!”. Y, a su ritmo, pausado pero constante, Tarik no falta a su cita.
Ocho años ha tardado en dar a luz a un nuevo disco de larga duración, y lo hace con una nueva aventura musical, que, para variar, se enmarca en esa actitud tan rara en el panorama español que permite a unos cuantos elegidos ir “a su aire”. Bajo esta premisa, su nueva obra supone un nuevo cambio de registro con respecto a su último trabajo. O no tanto. O nada, en realidad, porque todo lo que alumbraba aquel disco que sacó como Rufus-T (Happy Place, 2010), esa facilidad rockera para componer canciones directas, luminosas y honestas, vuelve ahora, aunque envuelto en sintetizadores, bajo el alias Summer Spree en el disco Sub Lumine.
Esta “juerga de verano” que se ha marcado Álvaro Tarik se publica el 16 marzo en todas las plataformas digitales “habidas y por haber”, según bromeaba el propio artista en sus redes, con la opción de obtener copia física en CD a través de Amazon On Demand, varias semanas después de su publicación. Con la vista puesta en lograr un distribuidor para España, Tarik se lo ha montado por libre y ha ido plantando el sonido de este nuevo proyecto en la plataforma Bandcamp, una tienda de música en línea idónea para artistas independientes.
Y la independencia ha sido un concepto clave en la carrera de Tarik, que en Sub Lumine emprende un nuevo y brillante camino a partir de instrumentación y orquestación electrónica, extraída tanto del ordenador como de la colección de aparatos vintage que atesora en su pequeño estudio de Madrid, y con los que ha compuesto una pequeña ópera veraniega.
Mucho de ello estaba ya en Parque Figueroa, el primer EP publicado bajo el nombre de Summer Spree y con el que sorprendió a propios y extraños en mayo del año pasado. Allí ya daba rienda suelta a los teclados retro, el pop miniaturista e incluso el sonido ambient, pistas instrumentales a partir de maquinaria analógica que bien podría poner banda sonora a una versión española de la película Drive ambientada en la Costa del Sol.
Todo eso, bañado en una capa más de luz, está en Sub Lumine, que incluye filigranas pop como Lo he oído en un bar; Kraut de nuevo cuño en Ya te llamo yo; baladas de resaca ochentera en Llevo aquí ni se sabe o La hora más fría; o nuevas piezas de ambient como la que da título al disco.
Y, sobrevolando todo ello, melancolía, existencialismo, nostalgia y vitalismo, una nueva demostración de la enorme capacidad como letrista del cantante y compositor cordobés, que firma uno de los títulos españoles que más va a sonar este año en Radio 3 y que prosigue su carrera bajo un aura misteriosa, buscando siempre nuevas vías de escape. Como el protagonista de Drive.
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