La primavera será moderada para los alérgicos al polen en Córdoba
La primavera para los alérgicos al polen será moderada en Córdoba. Así lo revelan los datos aportados por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) que sitúan la medida de los pólenes más frecuentes, el olivo y las gramíneas, en 4.000 granos por metro cúbico.
Según explica la alergóloga del Hospital San Juan de Dios de Córdoba y responsable de la estación de Córdoba de la SEAIC, Cristina de Castro, en el resto de provincias andaluzas la intensidad será variable, aunque en el caso cordobés los alérgicos deberán ya iniciar sus tratamientos médicos y seguir las recomendaciones de los especialistas.
La doctora De Castro asegura que la patología alérgica dificulta, en muchos aspectos, la vida diaria de los pacientes, y es por ello que “precisan de un manejo integral, no solo desde el punto de vista terapéutico, sino también orientando al paciente, sobre cómo convivir mejor con su enfermedad”. A este respecto destaca que aunque los pacientes alérgicos con asma no tienen más riesgo de contraer el covid, “en caso de que lo contraigan, van a evolucionar peor si no lo tienen controlado”, de ahí la importancia de seguir todas las recomendaciones de los especialistas, incluido el tratamiento médico.
Es por ello, que existen algunas medidas que mejoran la calidad de vida de los pacientes alérgicos, cuyos síntomas no se circunscriben únicamente a los meses de primavera. “Frecuentemente recomendamos el uso de mascarillas homologadas, aplicaciones móviles que se nutren de la web del comité de aerobiología de la SEAIC, filtros antipolen en el coche o los purificadores de aire para interiores, apunta la alergóloga.
Uso generalizado de las mascarillas
A pesar de que la contaminación y el cambio climático son las causas del incremento detectado en los últimos años de personas con alergias a pólenes, las medidas restrictivas de la COVID-19, durante el inicio de la pandemia, han contribuido a mejorar la calidad del aire y la reducción de enfermedades respiratorias, apunta la doctora De Castro.
Entre ellas, el uso generalizado de la mascarilla disminuirá los síntomas de rinitis y asma, con la consecuente reducción de los medicamentos y “un descenso en la visita a los servicios de Urgencias”, explica la alergóloga.
Aparte del uso de las mascarillas, continúa, “insistimos la inmunoterapia o vacunación antialérgica debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica de primer orden en el manejo de los pacientes alérgicos, porque es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica”, concluye la doctora quien recuerda que aún se está a tiempo de recibir la vacuna antialérgica.
Los niños y la alergia al polen
Por otra parte, Cristina de Castro recuerda que las enfermedades alérgicas son muy frecuentes en la edad pediátrica. El último estudio llevado a cabo por la SEAIC1 revela que el primer motivo de consulta en menores de 14 años y por el que más frecuentemente se acude al alergólogo es la rinitis (33% de los casos) seguido de conjuntivitis (23%) y asma (17%) en su mayoría causado por pólenes.
“Muchas veces, y especialmente en la infancia, las diferentes manifestaciones de las enfermedades alérgicas (rinitis, asma, alergia alimentaria, dermatitis, etcétera) se dan de forma simultánea. El alergólogo es el único especialista que puede hacer un abordaje conjunto de todos los problemas que afectan al niño alérgico sin que este tenga que peregrinar por las diferentes consultas médicas. El buen control de la enfermedad alérgica pasa por acudir a la consulta del alergólogo ante los primeros síntomas de sospecha y sea cual sea la edad del afectado”, asegura.
Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria. Existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera.
Estos datos se establecen, para cada zona geográfica, en base a las mediciones de las 62 estaciones aerobiológicas del Comité de Aerobiología de la SEAIC, junto con los factores climatológicos proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y con la colaboración del Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La Mancha.
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