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Menos pantallas y más pizarras: vuelven las clases presenciales a la Universidad 120 días después

Alumnos en clase con mascarillas y guardando distancias de seguridad

Juan Velasco

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Del 9 de noviembre al 10 de marzo. Es el tiempo que la mayoría de los alumnos de la Universidad de Córdoba (UCO) han estado sin pisar un aula. O, más bien, recluidos en un aula en su propia casa.

Hace 120 días, con el espectacular aumento de casos provocado por la segunda ola del coronavirus se decidió prescindir las clases presenciales en la UCO. La Navidad solo sirvió para que la situación empeorara y obligó a alargar todavía más la docencia online.

Lo que cambia a partir de este miércoles es que, en mayor o menor medida, convivirán la docencia online y las clases presenciales. Es decir: habrá pantallas y pizarras entre los profesores y los alumnos universitarios. Y, quizá lo más importante, los campus y centros recuperarán un poco esa vida, la vida universitaria, que tanto bien suele hacer a las ciudades.

Será una incorporación paulatina, no obstante. Desde la Universidad de Córdoba han indicado que se facilitará al estudiantado que no tenga residencia en Córdoba el seguimiento de las clases mediante videoconferencia síncrona. Así que, para una buena parte de los alumnos, habrá pantalla, todavía.

En este sentido, el presidente del Consejo de Estudiantes Pedro Rivera, explica a Cordópolis que los alumnos celebran esta flexibilidad. Que se permita seguir las clases online hará más fácil este reinicio de un curso que, ya de por sí, ha sido bastante atípico, y en el que, tanto los docentes como los estudiantes, han tenido que ir adaptándose a la situación. Como todo el mundo, vaya.

Diversidad de opiniones entre el alumnado sobre la vuelta al aula

Así, respecto a la vuelta a las aulas, entre el alumnado “hay de todo”. “Hay opiniones para todos los gustos: está el que lo ve bien, y el que con las clases online estaba contento y no lo veía necesario hasta después de Semana Santa. Sobre todo por ver cómo evolucionaba la situación y si se asentaba la incidencia sanitaria actual”, señala Rivera.

Otro tanto ocurre entre el profesorado. No todas las asignaturas y carreras se adaptan a la docencia online. Algunas demandan otros recursos. Los profesores, que tuvieron que acelerar el trasvase a la docencia multimedia justo hace un año, han ido funcionando con la fórmula online a partir del ensayo-error, aunque, quien más y quien menos, echa de menos el contacto humano que se da en el aula.

Es el caso de Rafael Hidalgo, profesor de Dibujo Asistido por Ordenador aplicado a la Ingeniería en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes, que reconoce que “no es lo mismo dar una clase por videoconferencia que el contacto con los alumnos” y que, con la debida cautela, cree que este era un paso “que se tenía que dar”. Lo dice haciendo especial hincapié en el tema de la cautela.

El profesorado pide vacunas para dar las clases con tranquilidad

“El profesorado lo que quiere es que se vacune y que pueda dar las clases con tranquilidad, pero, en cualquier caso, no se puede comparar una docencia online con una docencia presencial”, recalca el profesor, que reconoce, al mismo tiempo, que desde un punto de vista práctico, a él no le supone demasiado el cambio. “Es más cómodo pasar de dar clase en mi despacho a dar clase en un aula”, aclara Hidalgo, que va a dejar la puerta abierta a que los alumnos que no puedan desplazarse o vivan fuera de Córdoba sigan su clase por videoconferencia.

Aunque todavía faltan unos días para que Hidalgo vuelva al aula -será el lunes-. Para entonces, es bastante probable que ya se hayan solucionado los típicos problemas informáticos que, según detalla Pedro Rivera, suelen aparecer los primeros días de clase. “Las herramientas informáticas dan problemas siempre. En los centros y para los estudiantes, ya que no todo el mundo tiene la misma conexión a red”, indica.

Aparte de estos, Rivera afirma que los otros problemas más comunes este curso han sido por desplazamientos. “De los pueblos a Córdoba y, dentro de Córdoba, en el transporte público y especialmente en el tren de Rabanales”, añade, poniendo de nuevo la lupa en el convoy que más quebraderos de cabeza provoca a los universitarios cordobeses.

Más allá de estos problemas cotidianos, el presidente del Consejo de Estudiantes afirma que también se han detectado este curso algunas situaciones de estrés, aunque no vinculadas directamente a la universidad, sino a todo lo que estamos viviendo.

“La universidad tiene un equipo de apoyo para dar ayuda a ese tipo de problemas y si llega algún caso lo remitimos siempre ahí”, aclara Rivera, consciente de que, en el deseo de toda la comunidad universitaria, está que acaben los cambios y modificaciones en la docencia, porque “siempre conllevan perjuicios para todas las partes”.

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