No es el cáncer: infradiagnóstico, sesgo de género y falta de información sobre la primera causa de muerte en las mujeres
El 74% de los españoles no sabe que la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en las mujeres. De hecho, el 64,1% piensa que es el cáncer la principal causa de muerte en la población femenina. Ni siquiera las propias mujeres lo saben, ya que la mayoría (73,2% de ellas) apunta a otras causas de muerte: el 62,4% piensa que es el cáncer la principal. Y todo ello, a pesar de que 64.158 mujeres fallecieron en España en el año 2022 por alguna patología cardiovascular. Todos estos datos y conclusiones se extraen de la encuesta realizada por la Sociedad Española de Cardiología presentada este mismo año, una llamada de atención de los especialistas que alerta del infradiagnóstico, el sesgo de género y la falta de formación e información que existe sobre la causa más frecuente de muerte entre las mujeres en España.
¿Por qué se da esa situación? Diversos factores confluyen para que las enfermedades cardiovasculares en las mujeres no se diagnostiquen en tiempo y forma, lo que ayudaría a intervenir para frenar la mortalidad. “Existe un sesgo de género importante que hay que revertir”, explica a Cordópolis la cardióloga del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba Lola Mesa, quien fuera la primera mujer en presidir la Sociedad Andaluza de Cardiología en 2021 y actualmente es la presidenta de la Fundación Andaluza de Cardiología.
“La causa más frecuente de muerte en la mujer son las enfermedades cardiovasculares, incluyendo el ictus, frente al cáncer que lo es en el caso de los hombres”, constata. Cardiopatías isquémicas como la angina de pecho, el infarto, la insuficiencia cardiaca o el ictus son, de hecho, las enfermedades más prevalentes entre las mujeres. Pero hay dos grandes motivos para que estén infradiagnosticadas.
Estudios hechos mayoritariamente con hombres y diferencias con las mujeres
Uno es que, “tradicionalmente, todos los estudios de los cuales hemos aprendido a tratar las enfermedades cardiacas se han hecho mayoritariamente en hombres y hemos sacado conclusiones para la población general de estudios hechos en hombres. Y ni funcionalmente, ni morfológicamente ni fisiopatológicamente los hombres y las mujeres son iguales”, señala la especialista.
De hecho, “hay diferencias en cuanto a la presentación clínica” de las enfermedades cardiovasculares entre hombres y mujeres. “En muchos casos es diferente en un hombre y en una mujer”, y pone como ejemplo cómo en “un infarto a los hombres les afecta a arterias grandes y es más evidente cuando se presenta, mientras en la mujer en muchos casos afecta a arterias pequeñas y es más difícil de diagnosticar”. O cómo una insuficiencia cardiaca suele aparecer de forma diferente también “en el hombre con función deprimida y en la mujer con función conservada”. “Por múltiples factores, la forma de presentación de las enfermedades cardiovasculares es diferente en muchas ocasiones” entre un género y otro.
El otro gran motivo de ese infradiagnóstico -señala la doctora Mesa-, está en que “existe una falsa sensación o percepción en toda la sociedad, incluida la clase médica, del factor protector de las hormonas en la mujer. Y es cierto que los estrógenos protegen durante la época fértil. Por eso las enfermedades cardiovasculares se disparan a partir de la menopausia”, advierte. “Pero no es menos cierto que seguimos tratando pensando que ese efecto protector va a ser de por vida. Y hay muchos cambios hormonales a lo largo de la vida de la mujer que también influyen en que aparezcan las enfermedades cardiovasculares”, dice para desgranar cómo hay cambios, por ejemplo, en la etapa gestacional, o factores de riesgo en mujeres con hipertensión o diabetes durante el embarazo, o entre quienes sufren abortos de repetición. “Son factores de riesgo y son propios de la mujer, y hay mucho desconocimiento en general”.
Formación, información, concienciación
¿Qué soluciones se pueden poner ante este infradiagnóstico a las enfermedades que causan principalmente la muerte en mujeres? Para esta especialista, se trata, por un lado, de potenciar el desarrollo de estudios sobre las enfermedades cardiovasculares donde participen mujeres en el mismo número que hombres y que se hagan esos estudios sobre algunas patologías específicamente para mujeres. “Debe haber una concienciación institucional, entre las autoridades sanitarias y a nivel poblacional de que este problema existe”.
Por eso, llama también a favorecer la colaboración multidisciplinar entre distintos niveles asistenciales y especialistas sanitarios. Si una mujer con determinados problemas en el embarazo es susceptible de desarrollar cardiopatías, pues que desde el servicio de Ginecología que la ve durante ese tiempo “se capten y que no se escapen de revisiones, que se conciencien y desde muy pronto se les guíe para no desarrollar una enfermedad cardiovascular”.
La doctora Mesa apunta, por otro lado, a la formación de los profesionales médicos: “Hay que crear esta formación específica desde las facultades, luego desde la propia especialidad y trasladarlo a la práctica habitual”. Porque esa falta de formación también hace que haya infradiagnóstico de las enfermedades cardiovasculares entre las mujeres o que se llegue tarde a hacerlo. “Una mujer que llega con un dolor torácico, con un patrón de presentación que no es tan típico, si no lo sabes o eres consciente, aumenta la probabilidad de no ser diagnosticada correctamente porque no existe esa concienciación de que el cuadro puede presentarse así”.
“Y hay que divulgar más este hecho: trasladarlo a toda la población general y a los profesionales”. Sobre ello, destaca cómo “hay campañas admirables de difusión que deberíamos extrapolar y copiar, como sobre la concienciación sobre el cáncer de mama. Pero las mujeres se mueren unas seis o siete veces más del corazón”, destaca.
Acudir más tarde al médico y factores de riesgo sociales
Luego, además, se dan “factores de riesgo sociales que afectan más a las mujeres” y hace que se desarrollen esas enfermedades cardiovasculares. Factores como la precariedad en el trabajo, que sea una población más vulnerable en cuanto a menos recursos económicos y sociales, que tenga un papel predominante en los cuidados de los demás y se dedique menos tiempo a sí misma, etcétera.
El resultado también es que “la mujer tarda más en acudir al médico per se y cuando tiene síntomas cardiacos, pues los enmascara con otras múltiples posibilidades antes que pensar que es del corazón. Es muy frecuente que ante un dolor torácico antes piense o consulte sobre si cáncer que pensar que es un problema cardiaco”.
Por eso insiste en divulgar más entre la población la incidencia de las enfermedades cardiovasculares para su prevención. Y también entre los profesionales. No ha sido hasta hace pocos años cuando la Sociedad Española de Cardiología ha creado un grupo específico de Cardiopatía y Mujer, y en su homóloga en Andalucía no se hizo hasta 2020. ¿El objetivo? Crear una concienciación que antes no existía sobre la incidencia de las enfermedades cardiovasculares específicamente en las mujeres.
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