Aconsejan la linfogammagrafía como prueba “más fiable” para detectar afectación de cáncer de mama a ganglios axilares
El Hospital Quirónsalud Córdoba ha afirmado que la linfogammagrafía (prueba diagnóstica de medicina nuclear que sirve para identificar el ganglio linfático centinela) es la “prueba de mayor fiabilidad” para conocer si existe afectación de cáncer de mama a los ganglios axilares, por lo que es “fundamental para el tratamiento quirúrgico, médico y radioterápico, así como para establecer un pronóstico de la enfermedad”.
Tal y como ha indicado la institución hospitalaria en una nota, así lo han señalado los doctores del Hospital Quirónsalud Córdoba Guillermo Bascuñana, cirujano especialista en mama del servicio de Cirugía General, y Pablo Contreras, especialista del servicio de Medicina Nuclear.
En este sentido, Bascuñana ha explicado que la linfogammagrafía “no presenta efectos adversos ni reacciones alérgicas” y es “fundamental” para el tratamiento quirúrgico, médico (si se prescribe quimioterapia) y radioterápico, así como “para establecer un pronóstico en el cáncer de mama”, ya que es “imprescindible conocer la posible afectación” de los ganglios axilares a través de la vía linfática --principal modo de progresión de las células tumorales desde la mama al resto del organismo--.
Al respecto, ha indicado que existen pruebas de imagen radiológicas que pueden detectar ganglios centinelas metastásicos (infiltrados por células tumorales), confirmándose a través de biopsia por punción su positividad, pero entre un 25-30 por ciento de los ganglios negativos por pruebas de imagen pueden estar afectados por células tumorales malignas.
Así, hasta la primera década de este siglo, para conocer la posible afectación de los ganglios axilares se realizaba el vaciamiento completo de la axila de la mama, si había afectación se había realizado el tratamiento quirúrgico adecuado de la axila, pero si eran negativos se había practicado una cirugía innecesaria con las secuelas sintomáticas (parestesias) e inflamatorias (linfedemas) que esta cirugía podía acarrear.
Para evitar los vaciamientos axilares innecesarios, se implantaron métodos quirúrgicos que permiten conocer en el mismo acto operatorio en el que se trata la enfermedad en la mama, el estado en el que se encuentran los ganglios en la axila.
Todos los métodos tienen una base científica común, la inyección de un fármaco, ya sea colorante (azul de metileno), nuclear (radiofármaco) o magnético (ion hierro), alrededor del tumor o subareolar en la mama afectada, que siguiendo la misma vía de progresión que las células tumorales, se dirigen por los ganglios centinelas, que son los primeros en ser infiltrados y se puede detectar por su color o por emisión de señales.
De este modo, se realiza un estudio anatomopatológico intraoperatorio para conocer durante la intervención quirúrgica su grado de afectación y así decidir completar o no el vaciamiento axilar y permitir la reconstrucción inmediata de la mama en caso de mastectomía con prótesis o tejidos propios.
La medicina nuclear es el método de más precisión al detectar mayor número de ganglios centinelas. Con la linfogammagrafía se puede visualizar la migración del radiofármaco por los ganglios linfáticos hasta los centinelas, determinando su número, localización axilar o extra-axilar (intramamarios o torácicos) antes de iniciar la intervención quirúrgica.
“Prueba muy segura”
Por su parte, Contreras ha señalado que la detección del ganglio centinela en el cáncer de mama mediante la técnica de Medicina Nuclear, es “una prueba muy segura y muy bien tolerada por las pacientes”. Unas horas antes de la intervención quirúrgica el especialista realiza la linfogammagrafía en el Servicio de Medicina Nuclear y a continuación se traslada a quirófano con una sonda detectora de radiación gamma para ayudar al cirujano a localizar el ganglio centinela.
Igualmente, ha destacado que en los últimos años el mayor avance en esta técnica ha sido el poder contar con equipos híbridos de gammacámara y TAC para obtener cortes tomográficos de la fusión de las imágenes de la linfogammagrafía y las del TAC. De esta manera el especialista en Medicina Nuclear conoce exactamente la localización anatómica de los ganglios centinelas que hay que biopsiar, mejorando la precisión del procedimiento.
El Hospital Quirónsalud Córdoba cuenta con un equipo de estas características. Así, la apertura del servicio de Medicina Nuclear del centro, único en la sanidad privada cordobesa, permite evitar el traslado de pacientes a otras provincias para la realización de estas pruebas, lo que facilita el diagnóstico de enfermedades difíciles de identificar por otras técnicas y lo hace en etapas más precoces.
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