¡Siga esa huelga! (de taxis)
El lotero del Hospital Provincial lo dice a viva voz entre número y número: “¡Hoy hay huelga de taxistas!”. Es miércoles 29 de noviembre y llueve en Córdoba. Cualquier vecino de la ciudad con carnet y coche propio sabe que las calles se vuelven un capítulo de Los Autos Locos cuando caen cuatro gotas. También lo saben los taxistas, que estos días suelen recoger una media de clientes ligeramente superior a la habitual.
No es el caso de esta jornada lluviosa. Por toda la ciudad se repite una imagen: paradas vacías o con uno, o a lo sumo, dos coches; y menos luces verdes circulando. Los taxistas de Córdoba se han sumado a la convocatoria nacional para responder a la sentencia del Tribunal Supremo (TS) que permite a la concesión de cerca de diez mil nuevas licencias de VTC en todo el territorio. “Uber y Cabify”, le explica una joven a una anciana a la que se le pregunta su opinión sobre la huelga al bajar de un taxi en el Hospital Provincial.
La señora desconoce el motivo y ni sabe ni quiere saber nada sobre esas palabras tan modernas. La joven que la acompaña se ha bajado del taxi con ella y con otra señora. De la conversación se deduce que las dos mayores vienen de la misma residencia. La primera de ellas, visiblemente enfadada, dice que ha llamado y ha tenido que estar una hora esperando a que la recojan. La segunda, quizá un tanto despistada, dice alegremente: “Yo es que me he encontrado el taxi en la puerta de la residencia”. La joven que acompaña a ambas parece sonreír ante el despiste. Nunca llueve a gusto de todos.
Cosas de los servicios mínimos en días de huelga. Aproximadamente un centenar de vehículos de la flota de Pidetaxi Córdoba están trabajando hoy, según el gerente Francisco Villalón. “El 25%”, remarca. Según señala, la jornada está transcurriendo “con normalidad” y se está atendiendo a aquellos servicios con destino a unidades sanitarias de diálisis, quimioterapia y urgencias, así como a personas con movilidad reducida.
Villalón, reticente a hablar sobre la protesta, se limita a dar los datos y nos emplaza a hablar con el presidente de la patronal, Miguel Ruano. Ya lo habíamos intentado. Está en Madrid en la manifestación central y el ruido ensordecedor de la protesta a la que asiste le impide charlar con este medio.
Una realidad imparable frente a un sector aparentemente unido
El jaleo madrileño contrasta con la serenidad con la que habla Juan, un taxista que, por sorteo pero para su confeso agrado, hace servicios mínimos durante la huelga. Nos atiende a las puertas del Hospital y lo tiene claro: “El gobierno está concediendo más licencias de las que debería de conceder”, tercia el conductor, que destaca que se está respondiendo bien a la demanda desde los servicios mínimos. “Es verdad que a los clientes asiduos que no sean de diálisis les va a costar un poco más de trabajo encontrar un conductor, pero creo que lo van a conseguir”, añade y aclara que lo habitual es tener que explicar la problemática de las VTC a los clientes, porque “la mayor parte de la gente no lo entiende”.
Juan lleva desde el año 1991 dando cochazos por Córdoba y remarca que el sector está unido y se ha modernizado. “Desde que yo estoy ha cambiado bastante. Empezamos con el Radiotaxi de emisora adjudicando servicios por una niña y vamos por un sistema de Smart TV por GPS. Es cierto que tendríamos que mejorar en otras cosas, por la competencia que nos están haciendo las VTC, como tener coches un poco mejores y nosotros mismos luchar contra nuestros propios compañeros que no se comporten”, apunta.
Su testimonio, franco, reflexivo y honesto hacia una realidad imparable -la desregulación del sector del transporte privado interurbano- choca contra lo que es un cliché -el del taxista seco y antipático- que a veces tristemente se hace realidad. “No creo que te interese. Al taxi venís todos a dar la lata. Los periodistas dais por culo nada más que al taxi”, soltaba un taxista, que decía ser además presidente de una patronal minoritaria, a primera hora de la mañana.
Apenas hubo tiempo para pedirle que se explicara y se ha de suponer que es uno de los tantos profesionales del sector que se oponen a la decisión de autorizar unas 71 licencias de VTC para Córdoba, donde hay aproximadamente medio millar de taxistas en circulación. En general, quienes van contra esta regulación suelen augurar que este nuevo modelo viene para dañar el ya de por sí complicado equilibrio del gremio y a hacerlo desde una situación de competencia desleal, por cuanto los nuevos vehículos no sufren las mismas obligaciones fiscales y regulatorias del taxi.
Tranquilidad y alguna queja en las centralitas, que no siguen la huelga
Al igual que en el resto del país, el paro se ha iniciado en Córdoba a partir de las 06:00 de la pasada madrugada, y terminará 24 horas después. Sin embargo, quienes no han parado ni lo van a hacer son la cara b del sector, sus teleoperadoras, que ya ayer estaban nutriendo de información sobre la jornada de huelga a sus interlocutores.
En la centralita de Pidetaxi tardan en atender sólo algo más de lo habitual. Muchas llamadas y quejas “algunas”, según indica una de las trabajadoras. Esta joven indica que, si bien la gente está siendo amable, hay “quien no lo comprende” o a quien por desconocimiento “le ha pillado de sorpresa” la huelga.
Lo que está claro es que en esta jornada no se podrá reproducir ese momento tan cinematográfico en el que uno se monta en un coche y le dice al conductor: “¡Siga a ese taxi!”. Este miércoles, y quien sabe si durante muchos días más en un futuro próximo, los taxis lo que seguirán es de huelga.
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