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Los últimos del Quercus de Venta del Charco: la lucha de un pueblo contra el cierre del colegio

Los últimos del Quercus de Venta del Charco

Alejandra Luque

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Hace más de 30 años, el colegio Quercus de la Venta del Charco, un pequeño pueblo de Cardeña, contaba con una única profesora para todos los alumnos. Desde entonces planea sobre el colegio la idea del cierre por parte de la administración pública. El centro no tenía, por supuesto, profesores especializados en asignaturas como Inglés. Para evitar el cierre, la profesora escuchaba, por las noches en su casa, cintas para aprender nociones básicas sobre este idioma y poder formar a los niños. A pesar de aquella situación tan precaria, el colegio se mantuvo en pie. Hoy, la Junta de Andalucía ha decidido cerrarlo hasta que “aumente la natalidad” en el pueblo. Las cinco familias no confían en la palabra de la administración tras ver el ejemplo de un pueblo muy cercano donde hay más niños y el colegio continúa cerrado.

Sus nombres son Daniel, Raúl, Álvaro, Abel y Jonathan y están en primero, segundo, tercero, quinto y sexto de Primaria, respectivamente. La cigüeña no ha traído en los últimos años la buena nueva de una niña. Son los últimos estudiantes que pasarán por las aulas del colegio que ha visto crecer no sólo a sus padres sino, también, a sus tíos y abuelos. Sin embargo, desde el pasado mes de enero, estas familias, la Venta del Charco y el municipio de Cardeña llevan peleando para evitar el cierre de este colegio rural. La Delegación de Educación rechaza que se use este término para referirse a lo que está ocurriendo. Habla de “mejora de la calidad de la enseñanza” que recibirán los cinco menores y de una “reubicación” ya que irían al colegio Maestro Juan Hidalgo de Cardeña.

Pero estas familias tienen muy fresco un referente que ocurrió hace ocho años, cuando la Junta ordenó el cierre del colegio de Azuel ya que, en ese momento, sólo contaba con tres niños. La promesa era que si la natalidad aumentaba, se reabriría. Hoy son diez niños los que van al colegio de Cardeña desde Azuel y la administración no ha abierto el centro. “Desde la Junta nos dicen que es porque a los padres no les importa llevar a sus hijos hasta este pueblo”, relata una de las madres afectadas por el cierre del Quercus.

Las negociaciones para evitar la clausura de este pequeño colegio comenzaron a principios de enero, cuando el inspector del centro se reunió con los padres. Una frase en el acta de la reunión reavivó la polémica: “No es tanta la preocupación de las madres por que sus hijos vayan a Cardeña sino el modo de transporte y que luego no pudieran ir al instituto de Villanueva”. Tras su lectura, las progenitoras transmitieron “que claro que era preocupante el cierre” pero que aquélla era la opción que se les estaba dando.

Disconformes con la reunión, solicitaron por escrito un nuevo encuentro con el consejero de Educación de la Junta, Javier Imbroda; con la delegada de Educación, Inmaculada Troncoso y con la alcaldesa de Cardeña, Catalina Barragán. El 9 de febrero, las familias supieron “por los medios de comunicación” que el Quercus se cerraba y el 12 de febrero entregaron “al director del colegio un escrito explicando que íbamos a tener una reunión con la alcaldesa, encuentro al que le invitábamos”, explica la madre de uno de los menores. El inspector les emplazó a recibir autorización “de sus superiores”. Mientras tanto, las familias acudieron a la radio del pueblo para denunciar la situación. Tras la entrevista, el inspector acordó una reunión para el martes 16 de febrero.

Tal y como explican las madres, “en esa llamada, al igual que en el escrito, se le comunicó que la alcaldesa iba a acudir”. Cuando el inspector fue al encuentro “no permitió que la alcaldesa entrara, al igual que una madre cuyo hijo se va este año tras finalizar sexto de Primaria”. “Sin embargo, para firmar el acta de la primera reunión sí le interesaba que estuviera presente”, denuncia este madre.

Pocas soluciones se sacaron en claro de aquella reunión. “Nos comunicó que el centro se cierra el año que viene, que los niños irían a Cardeña, que no teníamos que preocuparnos por la matrícula y que cuando acabasen Primaria, harían la ESO en Villanueva. Le dijimos claramente que eso no era lo que queríamos y que seguíamos en contra del cierre”. Fue entonces cuando le solicitaron una reunión urgente con Troncoso.

Tampoco este encuentro ha solucionado nada. La Junta mantiene que el “traslado” será beneficioso para los niños ya que “tendrán una educación de calidad y podrán socializar con otros menores”. Las madres cuenta que la Venta no sólo tiene estos cinco niños, sin otros muchos más que van “desde los tres años hasta los 16 pero que estudian en Cardeña o Villanueva. Cuando llega la tarde están todos juntos y se cuidan entre ellos”.

En su exposición de motivos para justificar “el traslado”, la delegada aseguró que “beneficiaría al colegio de Cardeña” ante la falta de alumnos. “¿Para beneficiar a un centro hay que perjudicar a otro?”, se preguntan estas madres, que rechazan este argumento “ya que el problema se encuentra en un curso al que no irían los menores del Quercus porque no les corresponde por su edad”.

Además, las familias preguntaron a la delegada “quién había valorado a los niños para decir que no están bien atendidos” o si “los profesionales que hay actualmente no están cualificados”. “No obtuvimos respuesta”, aseguran. Los profesores que permanecen en el centro de manera continua durante toda la semana son dos. Los lunes viene el de Religión; el miércoles, el de Orientación; y el jueves, una profesora de Francés. Asimismo le preguntaron “qué normativa recoge el mínimo de niños que debe haber en un colegio para proceder a su cierre, pero tampoco contestó. Le dijimos que simplemente no era rentable pero en ese punto no quiso entrar”.

Esta situación pone de nuevo sobre la mesa el problema de despoblación que sufren algunas zonas de Córdoba y que siguen vaciándose de población ante la falta de recursos. “Cuando la gente pregunta por el pueblo quiere saber si hay consultorio y colegio. ¿Quién va a venir aquí a vivir si se les obliga a las familias a ir a un centro de otro pueblo?. Aquí hay personas jóvenes que se están buscado un futuro. ¿Cómo va a subir la natalidad si están echando a la gente de los pueblos? No los dejan resurgir”. Las familias han recurrido a la plataforma Change para recoger firmas y evitar el cierre del centro, un hecho que marcará un antes y un después en el pueblo.

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