Así trabajan ya los investigadores de la UCO que buscarán Covid en las aguas residuales
A comienzos del mes de julio, la Consejería de Salud auspiciaba la firma de un contrato entre la empresa municipal de aguas de la capital, Emacsa, y la Universidad de Córdoba (UCO) para que ambas entidades colaboraran en el análisis de las aguas residuales de la ciudad con el fin de detectar precozmente cualquier foco de contagio de Covid-19. Córdoba cuenta en el campus universitario de Rabanales con un laboratorio de bioseguridad, una pieza clave que hace posible que en la capital se vayan a realizar estos análisis y que se prepara actualmente para llevar a cabo esta tarea a partir de septiembre, según explican a CORDÓPOLIS los investigadores que están al frente de este proyecto.
Carmen Michán, especialista en Toxicología Ambiental, María Ángeles Martín, del área de Ingeniería Química, y Juan José Garrido, del área de Génetica, encabezan y coordinan el equipo de profesionales de la UCO que ya se han puesto manos a la obra para avanzar en preparar todos los pasos que se necesitan para poder realizar los análisis de aguas residuales en busca de Covid-19.
Con experiencia en otros proyectos sobre aguas residuales y también en el equipo de la UCO que se preparó para realizar pruebas de diagnóstico de coronavirus, los investigadores de este equipo multidisciplinar trabajan ahora en “poner a punto todo el sistema e ir haciendo alguna prueba” parcial del proceso completo que se llevará a cabo posteriormente. “Nuestra intención es poder hacer los análisis completos a partir del 1 de septiembre”, explica Carmen Michán, una de las investigadoras que trabaja en establecer el protocolo de trabajo.
Pruebas del protocolo y patrón de detección
Las pruebas parciales que ahora mismo se están llevando a cabo en las instalaciones del campus de Rabanales atienden a los distintos pasos que requiere el meticuloso y complejo procedimiento del análisis completo. Porque esta tarea no es un mero análisis de las aguas residuales que Emacsa trata en la Estación Depuradora de La Golondrina.
La tarea que tienen por delante los investigadores pasa por distintas etapas, comenzando con la toma de muestras de las aguas residuales, sobre las que luego se actuará para concentrar el virus que esté presente en el agua. Tras ello, se incluirá un “control positivo con virus no infectivo” y, ya en un volumen pequeño de agua, se aislará el ADN presente en la muestra.
Sobre ese ADN aislado es donde se practicará la prueba de diagnóstico PCR para conocer si hay o no coronavirus pero, y lo que es más importante en este análisis, saber cuánta cantidad de virus hay y qué significaría cada cantidad. Para ello, Michán y sus compañeros trabajan actualmente en elaborar el “patrón de detección” del Covid-19 en aguas residuales, es decir, en establecer el medidor con el que asociar un resultado de una cantidad determinada de virus en el agua a un nivel de incidencia y presencia de coronavirus en la población.
De esa manera, se podrá alertar sobre posibles focos de contagio de Covid-19 de manera precoz. Y es que los estudios demuestran que el virus se manifiesta en las aguas residuales alrededor de una semana antes de que las personas presenten sintomatología clínica para ser tratados o que, como gran parte de los afectados, no presenten ningún síntoma.
Con toda esta tarea por delante, el equipo de investigadores espera ahora la incorporación de dos profesionales más para labores de precipitación de aguas y aislamiento de ADN molecular cuya contratación se tramita actualmente y se espera que se puedan incorporar en las próximas semanas a este proyecto.
La UCO también realizará los análisis en Sevilla
La capacidad de los investigadores de la Universidad de Córdoba les ha valido también hacerse con el encargo de realizar los análisis sobre aguas residuales con la empresa de aguas de Sevilla, para vigilar la incidencia del Covid-19 también en la capital andaluza.
En este caso, al no contar la empresa municipal hispalense Emasesa con un laboratorio adecuado para ello, el equipo de Michán, Martín y Garrido montará en sus instalaciones un laboratorio de bioseguridad propio para poder realizar esta tarea.
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