Flores y paisajes nuevos
Como dicen las sevillanas, los romeros cordobeses van cansados pero contentos. El de ayer lunes fue el quinto día de camino de la hermandad del Rocío de Córdoba y ya se nota en el caminar de los peregrinos que, pese a ello, tienen buen ánimo porque la meta a alcanzar bien merece la pena, merece todo esfuerzo. No en vano, el cansancio que van acumulando se verá recompensando con la mirada de la Virgen en la Rocina, con la sonrisa del Pastorcito Divino en sus manos.
Fueron en la pasada jornada unos 35 kilómetros los que recorrieron por carriles de tierra escoltados por campos de girasoles y trigo que a última hora del día cambiaron por nuevos paisajes en los que ya se veían acebuches y romero. Dejan atrás la Campiña y se acercan a la capital sevillana, que rodearán. El tiempo fue bueno todo el día salvo a la hora del Ángelus, cuando chispeó ligeramente.
Sobre las dos de la tarde los peregrinos llegaron al cortijo La Alameda para almorzar y pasar la siesta. Tras ello, de allí salieron a las cinco de la tarde rumbo al término municipal de Alcalá de Guadaíra. Al contrario que en los últimos días, este lunes no pasaron por ninguna localidad y, por tanto, no hubo presentaciones.
A las diez de la noche llegaban al cortijo Bujadillos para cenar y dormir. La comida la ofrecieron los dueños del lugar, que pertenecen a la hermandad de Córdoba, y consistió en una barbacoa que se organizó después de la celebración de la santa misa a las once de la noche. De ella disfrutaron todos los hermanos de la filial cordobesa, entre los que se encuentran familias con niños, van bastantes pequeños este año; jóvenes y matrimonios mayores.
Ya tarde comenzó el cambio de flores que adornan al Simpecado cordobés, el único que se hace durante el camino. Se encargó de ello, como a la salida de Córdoba, la empresa Pinsapo, que dispuso en la carreta hasta altas horas de una fresca madrugada un variado exorno con flores silvestres como margaritas, de las que van seis variedades, limonio y statice entre otras hasta alcanzar doce variedades con tonalidades ocres, amarillos, verdes y coral que se asemejan a los colores del camino, según explicó a EL CIRINEO el gerente de Pinsapo, Rafael Cuevas.
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