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Antonio Luque, el joven con parálisis cerebral, ya va camino de El Rocío en su silla monorueda

Antonio Luque, en su camino a El Rocío | ÁLEX GALLEGOS

Alejandra Luque

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Antonio Luque ya va camino de El Rocío. Lo hace gracias a su valentía, al tesón de sus padres y a la ayuda desinteresada de la Hermandad del Rocío de Córdoba que, tras conocer el caso del joven con parálisis cerebral, se ha volcado para hacer más fácil este reto. Y entre todos lo han conseguido. Dentro del proyecto DisCamino, Antonio y su padre, Javier Luque -que regenta la tradicional librería de la ciudad-, se propusieron hacer este camino. Sin embargo, el precio tan elevado de la silla monorueda adaptada para Antonio supuso una gran traba en todo este “sueño”. Pero la solidaridad no entiende de imposibles.

“Los dos eventos que hicimos con la hermandad han tenido muy buena respuesta y el objetivo, que era comprar la silla y costear los gastos del viaje, se ha podido conseguir. Ya sólo queda echar a andar”, cuenta Javier Luque horas antes de partir. Los nervios y la ilusión juegan a partes iguales en el ánimo de este padre, que verá cómo su hijo supera otro nuevo reto. El precio de la silla monorueda ascendía a casi 4.000 euros, una cantidad a la que había que sumar los gastos del alquiler de una caravana, lo que situó en casi 13.000 euros la ayuda que pedía esta familia.

La sociedad se ha volcado con ellos. Ya con la silla en sus manos, Luque ha entrenado desde el mes de febrero y a pesar de las intensas lluvias. Lo primordial era que Antonio se adaptara a este vehículo de transporte por lo que, cuando el tiempo lo ha permitido, su familia ha caminado hasta Las Ermitas o por Córdoba. “Esta preparación ha servido para, además, soltarnos con el manejo de la silla porque las etapas a El Rocío son muy duras”, explica Luque.

Ésta será la primera vez que padre e hijo viajen a la aldea onubense. Nunca ha estado en sus planes hacer esta travesía. Sí han realizado el Camino de Santiago pero, a juicio de Luque, este trayecto “tiene otra forma de andar, vas marcando tu ritmo y no vas acompañado. Sin embargo, en el camino a El Rocío vas acompañado, en procesión y detrás del Simpecado”, apunta el padre del joven.

En el trayecto que ya ha comenzado, ambos están acompañados de un grupo de unas 20 personas entre quienes estarán Gerardo Fernández, el joven ovetense sordo-ciego que ha realizado el Camino de Santiago, otros participantes del proyecto DisCamino y un segundo chico que también sufre parálisis cerebral. Para paliar el cansancio les acompañará una autocaravana “que es todo un lujazo; como un apartamento sobre ruedas”.

A todos les queda por delante un duro trabajo durante los próximos diez días. Tres meses después de conocer el caso de Antonio, padre e hijo ya emprenden el camino para demostrar que sí se puede. Claro que se puede. Cuando regresen, lo primero que harán será dos cosas. Una, donar la silla de Antonio a la asociación Acpacys. Dos, tachar de la lista de los imposibles aquello que se consigue con fuerza y entrega.

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