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No sé

| PIXABAY

Redacción Cordópolis

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Nos creíamos invencibles. Leíamos libros, incluso, en los que pronosticábamos que la humanidad estaba ya coqueteando con el fin de la muerte. O con una vida cada vez más larga. Pensábamos que el big data, el análisis de los datos, nos haría anticiparnos a cualquier tragedia. Que solo con saber qué está buscando la gente en Google podríamos predecir qué es lo que puede estar ocurriendo. Que nuestros laboratorios trabajan a todo ritmo, que los avances tecnológicos nos harían invencibles. Pero aún en el año 2020 hay muchas preguntas sin respuesta. Y en este mundo híperconectado con tanto exceso de información no podemos permitir la incertidumbre.

En ciencia, las certidumbres son escasas. Ensayo, error, ensayo, error, ensayo, error. Y eureka. Pero tras ese eureka vienen muchas más pruebas, confirmaciones, verificaciones. Y a veces regresa el error.

En economía, y hasta en una sociedad angustiada como la del siglo XXI, la incertidumbre es lo peor que nos puede pasar. El no saber a corto y medio plazo cómo seremos, cómo estaremos, cómo creceremos o decreceremos. Vivimos endeudados, tenemos hipotecas que pagar, créditos que devolver, vidas que ordenar. Pero vivimos, también, en una especie de paréntesis en la historia de la humanidad. Jamás hubo tal previsión de por dónde podría ir el futuro. Y zasca.

En el siglo XXI es quizás en la agricultura donde se trabaja mejor la incertidumbre. Ese no sé es una respuesta habitual en el campo. Cuántas preguntas le habré hecho a mi padre sobre cómo va a salir este año el trigo con esa respuesta. Y es así. Depende de un invierno frío o cálido, de una primavera húmeda o seca. Y hasta en el caso de que todo vaya bien un incendio de última hora, una tormenta de granizos, o una plaga de conejos puede acabar con todo.

En el campo la incertidumbre es habitual. En la ciudad y en el mundo globalizado es una tragedia.

Sin embargo, nadie sabe qué va a pasar. Nadie. Ni los presidentes de los gobiernos ni las grandes corporaciones. Si alguien tiene respuestas a preguntas, póngalas en cuarentena, nunca mejor dicho. Por no saber no sabemos ni cuándo vamos a tener una vacuna para el maldito coronavirus.

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