Comunidad Inteligente Vs Ciudad Inteligente
El término Smart-City, del que hemos hablado aquí en otras ocasiones, comienza a dar señales de fatiga. Va acercándose al mismo cajón donde ya dejamos “sostenible” o incluso “ecológico”. La Smart-City o ciudad inteligente de la que nos llegan informaciones de manera constante es una ciudad tecnificada, donde nada se mueve sin ser medido por sofisticados y costosos sistemas de control electrónico. Es una ciudad donde las grandes corporaciones electrónicas del sector imponen el ritmo, empujando a los Ayuntamientos a hacer acopio de gadgets con el simple objetivo de colgarse la etiqueta de Smart-City.
Y aquí está la debilidad, porque la tecnología no debe ser el objetivo final, debe ser el facilitador.
Me atrae más el modelo en el que la ciudadanía está en el centro, es el modelo que se da en llamar “Comunidad Inteligente”, y esto consiste en dar importancia al conocimiento como fuerza productiva, potenciar la innovación, promover la inclusión digital de todos sus integrantes. Pero, sobre todo, que sea la propia comunidad, de manera participativa, la que decida acerca del modelo de ciudad al que quiere enfocarse, que estrategia quiere seguir y que objetivos alcanzar, y después, implementar la tecnología para alcanzarlos. No al contrario.
En esta línea trabaja el Intelligent Community Forum desde 1990, cuyo escaparate es un listado con las comunidades más avanzadas en este sentido. Y aquí comienzan las sorpresas, veamos el listado de las 21 primeras seleccionadas para el año 2014:
Comunidades Smart21 para 2014 (por ICF)Smart21
En junio serán anunciadas las 7 finalistas y la ganadora de este año. Y decimos sorpresa por que ahí están Grecia o Kenia, están pueblos de unos miles de habitantes con mega ciudades como Río de Janeiro, lo que da a entender que en este listado se tienen en en cuenta indicadores más cercanos a lo cualitativo y menos a lo cuantitativo.
Por cierto que en España solo está Barcelona entre las comunidades inteligentes y también está en el top de Smart-Cities. La conclusión podría ser que los objetivos de una Smart-City pueden ser la plataforma desde la que alcanzar el estatus de Comunidad Inteligente. Puesto que, aunque sería mejor poner primero los objetivos y luego los chips, en caso de tenerlos ya, al menos que estas infraestructuras contribuyan a alcanzar modelos de ciudad más humanos.
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