Córdoba Futsal - Peñíscola FS — Crónica

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Partidos de los que hacen equipo. De los que hacen club. De los que hacen afición. De los que no se olvidan. Ya sin la presión de la salvación, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad dio lo mejor de sí ante Peñíscola, en un choque cargado de emoción de principio a fin y que supone un paso más hacia su objetivo de la mejor clasificación histórica en Primera División.

El arranque de partido fue intenso y a la altura de lo esperado. Dos equipos sin presión y con la única exigencia de superarse a ellos mismos. De ahí, fueron los cordobeses los que asumieron mayor protagonismo con las primeras acciones de peligro del partido, a través de buen disparo de Kaue a la media vuelta o un gran robo de Guilherme que supuso un mano a mano en el que no logró acertar entre los tres palos tras un disparo algo trastabillado. 

Pero las sensaciones eran buenas para los de Josan, más enchufados y creciendo con las rotaciones. Todo el que salía transmitía que aportaba algo. Eso se tradujo en el primer gol del partido, llegado de una acción por dentro de Mareco para Kaue, y éste, en un movimiento de pívot puro, la puso picadita dentro de las mallas. Euforia creciente en Vista Alegre, que rugía con el empuje de los suyos, los cuales insistían e insistían desde el gol, siendo, por sensaciones, dominares del juego en líneas generales. Es más, se pudo hacer el segundo en el tramo final con un gran disparo de Lucas Perin que salió repelido por la madera.

Con todo, Peñíscola quiso dar un paso adelante en los últimos compases del primer acto, aprovechando a su vez el cansancio del Córdoba Patrimonio, muy exigido en ese tramo donde Fabio se erigió como figura protagónica. El arquero detuvo hasta tres disparos reales de peligro de su rival. No obstante, de tanto insistir, en una jugada larga de combinación, y con un remate muy similar al del tanto cordobés, los castellonenses hicieron el empate en el último minuto de la primera mitad. Hubo tiempo de alguna más, pero el luminoso ya no volvió a moverse. 

El reinicio fue efervescente para el Córdoba Patrimonio, que a punto estuvo de hacer el segundo en la primera ocasión del segundo acto, a través de un gran disparo de Kaue que no acertó a rematar Mareco bajo palos. Pero esas ganas sí se traducirían en gol minutos después, y este lo firmó Lucas Perin con un golpeo perfecto al segundo palo y de falta directa. El feudo cordobés se rendía a los pies del brasileño, ya conscientes de que no seguirá el próximo curso.

El tanto volvió a dar alas a los califas, que sumaron seguidamente multitud de acercamientos. El propio ala sudamericano firmó dos ocasiones clarísimas para haber ampliado la renta. Y es que así llegaría el tercero, también con acento de Brasil, pero éste fue obra de Pulinho al rematar otra gran jugada por dentro.

Sin embargo, Peñíscola no pensaba rendirse y a la contra logró reducir la diferencia a falta de poco menos de diez minutos para la conclusión del partido. Seguía todo abierto. Es más, mejoró notablemente el equipo de Santi Valladares tras esa acción, pero la magia cordobesa encumbró de nuevo a la figura de Perin, pues él solo se cocinó una jugada perfecta que supuso el cuarto. Eso hizo que Peñíscola pusiera en escena el portero-jugador, ante lo que Fabio tuvo que ponerse el traje de héroe para cumplir con su faena. Hizo multitud de paradas, pero tanto sometimiento deparó en gol de los visitantes. Final de infarto en el que Peñíscola insistió hasta el final.

Y tanto que no fue apto para cardíacos, puesto que Zequi daba otra vez atisbos de tranquilidad en una contra en la que acertó a puerta vacía. Pero acto seguido, los levantinos respondían con un misil de Pani directo a las mallas cordobesas. Algo más de dos minutos y los dos conjuntos iban con todo. Orgullo y corazón. Defensa hasta el final. Había que amarrar el botín y lo hizo. Demostrando que este es su sitio.