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Antonio Conde: “Para mí era fantasía pura llegar a la ACB”

Entrevista N&B al árbitro internacional de baloncesto, Antonio Conde

Cristian López / FOTOS Y VÍDEO: MADERO CUBERO

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Historia viva del arbitraje. El deporte, más allá de los propios deportistas que disputan el balón, también cuenta con otros protagonistas que, pese a estar un poco más a la sombra de la esencia, lo cierto es que son parte fundamental de la acción. Actores indispensables para que todo salga adelante, tanto que ellos mismos son los que marcan el inicio y el final de un partido. En el caso del baloncesto, Córdoba cuenta con una voz autorizada en el cuerpo de colegiados. Se trata de Antonio Conde (Córdoba, 1973), sin duda uno de los árbitros más destacados de todo el panorama nacional y un profesional reconocido ya a lo largo y ancho del globo. Así habla de él su trayectoria, la cual, pese a sumar ya los dobles dígitos, aún tiene mucho recorrido por delante. Al menos así lo desea él, que continúa trabajando con la ilusión y las ganas del primer día. Pero ahora, con nombre propio en la competición.

En su bagaje, entre otros logros, figura el honor de haber dirigido ya cerca de 700 encuentros en la Liga Endesa, la máxima categoría nacional de baloncesto, además de multitud de partidos entre Copas del Rey, Supercopas y Euroliga. Asimismo, en lo que respecta a los torneos de selecciones, Conde ha estado presente en tres Mundiales femeninos, uno masculino, dos Eurobasket y, desde hace escasas semanas, ha cumplido un nuevo sueño al participar en los Juegos Olímpicos de Tokio. De largo, el mejor árbitro cordobés de todos los tiempos y uno de los más destacados de España. Un silbato que este curso ha cumplido 20 años en la élite, y tiene ambición para más. Palabras de un profesional histórico que busca seguir creciendo.

PREGUNTA. Apenas dos jornadas. Te pillamos recién iniciada una nueva temporada de Liga Endesa.

RESPUESTA. Sí, ha empezado ya una nueva temporada de competición, en la que esperamos recuperar de nuevo la normalidad respecto al público, una parte muy importante de nuestro espectáculo, el baloncesto.

El público es una parte muy importante de nuestro espectáculo

P. En este caso llegas desde Málaga, donde te ha tocado este fin de semana (la entrevista se realiza el lunes 27 de septiembre) dirigir el que probablemente ya sea uno de los mejores partidos del curso.

R. Sí, sí, fue un partido muy disputado entre dos equipos que van a estar en la parte alta de la tabla seguro. Fue de una igualdad muy alta y se decidió en la última fracción de segundo, una acción ofensiva de un jugador visitante y, bueno, sí, fue una buena manera de ir empezando la temporada. Una buena piedra de toque también (risas). 

P. Sin tiempo de aclimatación, exigencia desde el primer día.

R. Sí, ya incluso desde la Supercopa, que estuve también arbitrando, los partidos ya eran intensos, los equipos iban a unos niveles muy altos y aquí han empezado igual. Cada partido es importante, es trascendental y no están dispuestos a darse un periodo de tregua.

P. Una campaña imagino que especial para ti. Cumples 20 años en la élite del baloncesto español.

R. Las temporadas pasan muy rápido, y los números impresionan y te asustan un poco. Pero bueno, sigo manteniendo la ilusión, las ganas de ir progresando y mejorando. Es un bonito número, pero se quedará atrás y esperemos que se quede pequeño.

P. Al igual que pueda ocurrirle a un aficionado, un entrenador o un jugador, entiendo que los árbitros también tendréis ese gusanillo de volver a empezar…

R. Sí, sí, tenemos la suerte de poder trabajar en lo que nos gusta, que es el baloncesto, y estar en primera línea. Y cada año siempre tienes que mantener una ilusión alta y unas expectativas altas respecto a tu trabajo. Son diferentes objetivos que te marcas cada temporada, siempre buscando la mejora continua y la progresión como profesional, y la pasión nunca nos faltará. El día que falte será muy complicado, porque son muchos viajes, mucho tiempo fuera de casa, lejos de la familia. Supone un sacrificio que para nosotros se minimiza por esta pasión y esta ilusión que tenemos. 

El día que falte la pasión será muy complicado continuar

P. Además, una profesión que, al igual que el propio baloncesto, va avanzando. Hay que ir adaptándose, asumir nuevos cambios en la normativa y demás cambios en el juego. 

R. Sí, sí, correcto. El juego está continuamente progresando, el ambiente está continuamente mejorando, es un entorno digamos cambiante, y tú tienes que ser capaz de adaptarte y de sacar lo mejor de ti para poder seguir desarrollándote y creciendo con el mismo. Si crees que ya has alcanzado tu tope y no trabajas por mejorar, es cuando empezarás a salirte un poco del sitio en el que tienes que estar. La competición profesional es muy exigente y tienes que ser consciente de ello día a día y trabajar de forma continua para tu progresión y adaptación a los nuevos elementos y todo lo que es este deporte. 

P. ¿Qué diferencias principales notas con el arbitraje actual a cuando empezaste?  

R. Cuando empecé el arbitraje ya tenía un recorrido importante en lo que es que la mecánica de tres árbitros en pista en la toma de decisiones, pero quizás el mayor desarrollo se ha producido en estos años en esa faceta, en incorporar a todos los árbitros en este trabajo de mecánica en la pista, en la toma de decisiones y gracias a que, cada vez los nuevos integrantes de la plantilla arbitral que llegan, jóvenes, y que llegan de categorías de formación, cada vez están mejor preparados, pues esto es mucho más fácil de lograr. Y es fundamental también para lograr una buena uniformidad a la hora de desarrollar nuestro trabajo, que los tres vayan en la misma línea y que tengan un nivel técnico muy alto. Creo que se ha trabajado mucho en eso y aún se va a mejorar mucho más, evidentemente.

P. Pero por mucho tiempo que pase, seguro que no vas a olvidar ese Estudiantes-Girona de la temporada 2001-02.

R. No, no (risas). Eso queda siempre en la memoria grabado como una piedra en tu camino que no se va a olvidar, las sensaciones tampoco, esos primeros minutos, esas decisiones, y bueno, esperemos mantenerlo mucho en la mente.

P. El escenario imponía mucho, imagino. Con los Azofra, Carlos Jiménez, Jofresa, los hermanos Reyes…

R. Estudiantes era un equipo que pocos años después llegó a la final de la liga. Fue un equipo muy competitivo. Y bueno, Girona también era un buen equipo y fue creciendo poco a poco como club, aunque hoy en día, tuvo problemas y desapareció, pero fue un partido bastante bonito y disputado y en un ambiente, como tú dices, que impresiona. La plaza de toros tenía una gran sonoridad y Estudiantes siempre metía mucha gente, y ruidosa. Es una afición especialmente ruidosa. Pero sí, fue bonito.

Creo que hay buen futuro en el arbitraje de Córdoba

P. ¿Cómo recuerdas aquellos días? ¿Notabas vértigo ante el debut? O intentabas asumirlo de la forma más natural posible.

R. Sí, había muchos nervios. Lo que pasa que tuve de padrinos a dos árbitros andaluces que conocía y que tenían ya también mucho recorrido en la liga y que me ayudaron mucho a que esa primera experiencia fuera todo lo bonita que pudo ser, que fue bastante agradable. Fue exigente pero buena piedra de toque para empezar.

P. Si echamos la vista aún más atrás, tú empezaste jugando en el colegio Salesianos como miles y miles de niños.

R. Sí. Bueno, mis primeros botes de balón fueron en el colegio El Carmen, que yo estuve hasta tercero de EGB en aquella época, y luego me volví a Salesianos y seguí con la ilusión del baloncesto y ahí estuve formando parte de los equipos federados de Salesianos. Sí, sí, yo empecé como jugador.

Luego ya también estuve haciendo algo de atletismo. También compaginé el juego del baloncesto con el arbitraje, hasta que finalmente me decanté por seguir arbitrando.

P. ¿Cómo te llega la oportunidad de acceder al mundo del arbitraje? 

R. Fue un poco casual. Yo en esta época tenía muchos amigos en torno al baloncesto, que estaban en el colegio Franciscanos, mi hermano jugaba también en El Carmen, y un verano estuvimos en un torneo amistoso aquí en Córdoba, en un club de… no recuerdo qué club era. Y había un curso de árbitros en verano, aquí en el colegio El Carmen y me apunté con algún amigo más y hasta ahora (risas).

P. Y ya nos has dicho que ese primer partido no lo olvidarás nunca.

R. Sí, yo no sé si fue un minibasket o un benjamín. No sé que categoría era, pero eran de los más pequeños que había. En aquel momento Antonio de Torres (actual presidente de la Federación Andaluza de Baloncesto) era de los árbitros referentes en la provincia, de los mejores, y podría haber arbitrado él solo perfectamente. Supongo que alguna fuera acertaría (risas).

Siempre digo que tan importante es un partido benjamín que uno ACB con 15.000 personas

P. Comienzas en Provincial y desde ahí vas subiendo y subiendo peldaños. ¿En qué momento comienzas a pensar que aquello de arbitrar ya estaba cogiendo un carácter muy serio?

R. No sabría decirte un momento exacto, pero sí que hay un momento en que estoy arbitrando en liga EBA y formo parte de un grupo especial de los integrantes de la plantilla de EBA que arbitraban también en Liga Femenina. Entonces aquello fue un poco más serio, más trascendental para mí. Poco a poco vas entrando en Campeonatos de España, en fases finales ya a nivel nacional y vas viendo que puede llegar hasta cierto punto. 

En aquella época era cuando jugaba aquí en Córdoba el Cajasur en liga LEB y yo era mucho de ver los partidos allí los viernes después de la reunión de árbitros, y para mí era un sueño estar cerca de llegar a ahí. Y por supuesto era fantasía pura poder llegar a la ACB. Pero bueno, te van llamando de alguna liga de verano. Ya el último año de liga EBA me llamaron para una liga de verano en Alcoy, de ACB. Es la manera en la que ellos hacían el programa de detección de talentos en el arbitraje. Iban testeando en aquellas ligas de verano. Al final, acudí a cinco ligas de verano entre Fuenlabrada y Alcoy. A la tercera o la cuarta, no recuerdo exactamente, creo que a la tercera, es cuando ya llego a acceder a la liga ACB.

P. Después de 20 años en la élite, no sé si sigues pendiente o tienes tiempo de poder ver partidos de formación hoy en día. Si es así, ¿qué diferencias notas en el arbitraje con respecto a cuando tú empezaste?

R. Ahora mismo, con los compromisos que tengo nacionales e internacionales, la liga ACB, Europa, en FIBA, la verdad que me queda poco tiempo para seguir en contacto con el baloncesto aquí en Córdoba. Algo de contacto tengo, intento mantenerme informado, pero no es suficiente. No te puedo hacer un análisis concreto. 

Este fin de semana estuve en el campus que organizaron de preparación de la temporada, estuve ayudándoles en alguna charla técnica, pero no me queda mucho tiempo, mucho menos del que desearía, para poder ocuparme de una ayuda más cercana. Es verdad que colaboro con ellos, intento siempre dar alguna charla durante la temporada o pasarme a dar material o cualquier consulta que me hagan, pero es complicado. No te puedo ahora mismo analizar. Sé que hay gente joven que está empezando, muchachas que están empezando también a arbitrar; ya había algunas que estaban en cierto nivel y van a ir progresando. Entonces, bueno, yo creo que hay buen futuro en Córdoba en el mundo del arbitraje.

P. Si hablamos a nivel nacional, en los demás escalones previos a la ACB. La extinta Segunda División, y EBA, LEB y todo esto, competiciones que han vivido un bajón de nivel enorme por la crisis económica. Antes has comentado que cuando estabas en EBA ya comenzó a ponerse la cosa seria, y hoy eso es impensable creo yo. ¿Repercute eso también en el arbitraje?

R. Bueno, el arbitraje ha sido serio siempre (risas). Desde que estaba con los chavalines de benjamín. Yo siempre les digo a los chavales que tan importante es un partido benjamín un domingo o un sábado por la mañana, que un partido ACB con 15.000 espectadores. Al final estamos hablando de personas que están depositando muchísima ilusión en un juego y tú estás allí y te dan unos poderes para tomar decisiones, y tienes que ser muy justo con ellos y muy honesto con tu trabajo.

P. Me refiero a que pase a convertirse en una profesión. Y mientras la Liga Endesa es seguramente la mejor del mundo tras la NBA, al haberse resentido el resto de categorías inferiores, quizá el salto hoy en día para los árbitros sea incluso mayor que en tu época.

R. Te entiendo, te entiendo. Tenemos la suerte de que la liga LEB sigue siendo una competición dura y fuerte. Hay buenos equipos y buenos jugadores y creo que los árbitros que llegan a la liga no están notando este problema, todavía. No sé si en el futuro pasará. Si ese bajón llegará también a la calidad del trabajo arbitral, pero es verdad que el trabajo arbitral cada vez es más intenso y más ajustado, más provechoso. No sabría contestarte si ha llegado ese bajón también.

La competitividad entre los árbitros es siempre sana

P. Como decíamos, vas quemando etapas y es curioso que, si no estoy equivocado, entre Provincial, Autonómica y Segunda División pasas tres cursos en cada una, pero conforme vas subiendo, el plazo es más corto. De hecho, creo que solo estás una temporada en LEB antes de entrar en la ACB. 

R. Sí, bueno, muchas veces también se trata de que te llegue la oportunidad y la aprovechas. En la ACB no siempre suben el mismo número de árbitros, puede que no suban, o que suban muchos o pocos. En ese momento se abrió un poco la liga y subimos siete en aquel año. El año anterior subieron tres, por ejemplo. Y de los siete ahora mismo quedamos dos solamente, entonces es muy exigente también para mantenerte. Llegar es complicado, mantenerte más y tienes que estás preparado para cuando te llegue la oportunidad. En aquel momento llegó, estaba suficientemente preparado, por supuesto tenía que mejorar muchas cosas, pero bueno, los que decidieron consideraron que era el momento para que yo llegara a la liga y lo aproveché y llegué.

P. ¿Recuerdas el día en que te lo comunicaron?

R. Sí, sí. Recuerdo que me llamó el responsable arbitral de la Federación en aquel entonces, que era Víctor Mas, para decirme que iba a subir, y luego me llamó Paco Monjas, de la ACB, para comunicarme el ascenso. Fue un día increíble. Muy feliz, la verdad.

P. Vas acumulando experiencia y apenas tres años después (2004), ya consolidado, comienzas a recibir ese reconocimiento y eres llamado para arbitrar tu primera final ACB, curiosamente también con el Estudiantes como protagonista.

R. Sí, sí, fue un poco inesperada, porque llevaba poco tiempo en la liga. Pero me llegó la situación, había sido una temporada bastante buena por mi parte, había hecho partidos de cuartos, de semifinales, duros varios de ellos, y estaba entre los que podía entrar en la final. Y por una serie de circunstancias, decidieron que entrara en uno de los partidos y allí estuve, sí, con el Estudiantes-Barça.

P. Ese año, además, das otro paso importante en tu trayectoria, pues obtienes la licencia internacional.

R. Sí, bueno, en 2004 consigo entrar en el grupo de árbitros que estaban en aquella época en la competición de Euroliga. Que era la ULEB, y al año siguiente fue cuando fui a un curso de FIBA a ascender y a obtener la licencia internacional FIBA. Y sí, fui un año antes árbitro Euroliga que árbitro FIBA. Entonces, bueno, en aquella había un poco de discrepancia entre estas dos organizaciones y me pilló en aquella situación y sucedió así.

Somos seres humanos y a veces tenemos decisiones que no son las ideales

P. Se van desencadenado nuevos retos, entre ellos, debutar en la Copa del Rey. Creo que tu primer partido fue en 2006.

R. No sabría decirte en qué año. Lo tengo apuntado.

P. Bueno, más o menos por esa fecha.

R. Sí, fue en Sevilla pero no recuerdo ahora mismo en qué año era (la última Copa en Sevilla fue en 2004). No recuerdo el torneo, pero sí que fue allí.

P. Bueno, quizá el torneo por excelencia del baloncesto español. Más de una vez has comentado que son de los partidos que más te ha gustado dirigir.

R. Es un evento muy bonito por todo el ambiente y toda la concentración de baloncesto que se da en la ciudad y en el pabellón. Aficiones, equipo, atención mediática…Es un evento totalmente diferente y hay que experimentarlo y vivirlo desde dentro. Yo he tenido la suerte de poder ir hasta ahora y espero, toquemos madera (risas), seguir estando por ahí.

P. Y como has comentado, te estrenas también en Euroliga, la máxima competición del continente. No sé si entonces tenía la repercusión que tiene ahora, pero otro pasito. 

R. Sí, había clubes que eran muy importantes, de los más fuertes que había en Europa en aquella época en cuestión de clubes. Y sí, sí, fue un reto mayúsculo.

Los Juegos fueron un sueño cumplido dos veces

P. Si hablamos también de tu experiencia a nivel de selecciones, ahí figuran tres Mundiales femeninos, uno masculino, dos Eurobasket. Quizá de todos el más reseñable sea el Mundial de 2018, en España, y que tuviste la oportunidad de estar en la final.

R. Sí, sí, fue muy bonito. Fue en casa, con público que conoces. Un evento de máximo nivel y fue muy emotivo. También la final del Eurobasket (2017), en Turquía, un partido bastante duro y bastante complicado, y que tuvimos que trabajar y que hay siempre mucha atención en torno a ellos. También el debut en los Juegos, a nivel internacional son los tres eventos más destacados que te puedes encontrar. Por ahora (risas). 

P. Esa final europea que comentas, entre Serbia y Eslovenia, también dos equipos complicados…

R. Sí, dos equipos con mucho talento, mucha calidad. Estaban en la final por lo que estaban y pudo ganar cualquiera. Fue un partido difícil, lo que se espera de una auténtica final. Fue muy bonita. 

P. Una cosa que siempre me ha llamado la atención. Siendo aficionado al baloncesto, no sé si da tiempo a disfrutar de los partidos al tiempo que vas arbitrando. 

R. A tu manera, un poco. Si el baloncesto es bonito y es atractivo, esa sensación también se transmite al arbitrarlo. Hay partidos digamos que son más farragosos, o más difíciles o más duros, esos son más complicados. Es otra manera de disfrutarlo, también. Pero depende del tipo de partido, tú también lo detectas y lo notas en tu trabajo.

P. Es curioso, porque buena parte de tu trayectoria hasta ahora como árbitro ha coincidido con la mejor etapa histórica de las selecciones españolas, tanto masculina como femenina. Por suerte o por desgracia, eso te ha privado también de estar en más de una final.

R. No creo yo que tenga mucho que ver eso. He tenido la suerte de crecer con el baloncesto en su máximo apogeo en España, y disfrutarlo, y espero que siga así durante mucho tiempo. Va a ser muy difícil porque hay muchos equipos buenos en Europa y en el mundo, y la generación que hemos tenido ha sido excepcional. Esperemos que sigan viniendo más excepcionales. Talento hay pero jugamos contra muchos (risas).

El deporte es más bonito con público

P. Avanzamos un año más y vamos a 2019. Ese curso superas los 600 partidos en ACB, que ya queda en anécdota porque sigues acumulando encuentros y pronto imagino que se batirá otro récord.

R. Sí, ya vamos por los 700. Es un número grande, importante y que te hace pensar en la cantidad de experiencias que has vivido y no te puede hacer olvidar la cantidad que te queda por delante. El reto es seguir sumando, pero no por sumar, sino aumentando tu rendimiento y tu mejora personal y profesional. No solo por acumular números, sino por calidad en tus decisiones y en tu trabajo en la pista. 

P. Los números, como dices, son solo números, aunque también denotan que el trabajo está bien hecho.

R. Cada año es más difícil, más complicado. Estás en un ambiente que continuamente mejora y cada vez las diferencias son más pequeñas. Pero eso también te estimula, que tengas un ambiente más competitivo y más exigente, siempre de una manera sana. Si puedo decir algo de la competitivad entre nosotros cuando somos árbitros, es que es siempre sana y siempre por mejorar el equipo arbitral. No vamos por individuos, vamos por equipos, y cuando la tripleta arbitral es buena, el arbitraje es bueno y es más fácil para los tres integrantes. Cuando hay más desequilibrios, tienen más problemas y es más difícil para cualquiera de ellos hacer un buen trabajo. Entonces, todo lo que sea bueno para el equipo arbitral para mí será bueno y servirá para mejorar.

P. Quería preguntarte también por otro asunto, quizá el más complicado de tu trayectoria profesional hasta ahora, y es lo que ocurre en el Mundial de 2019. Al final todo el mundo puede cometer un error y no pasa absolutamente nada, pero ¿cómo viviste tú aquellos días?

R. Son momentos duros. Ya dije antes que nosotros tenemos que tomar decisiones e intentamos siempre acertar, pero no siempre se acierta. Somos seres humanos y tenemos a veces decisiones que no son las ideales. Los deportistas tienen muchos momentos de estos duros, difíciles, y obviamente se demuestra la fortaleza que tienes cuando eres capaz de reponerte y seguir trabajando duro adelante. Al final lo que tiene que quedar es tu trayectoria y no hitos puntuales. El camino se hace con mucho trabajo y con diferentes situaciones, y no solo una aislada te tiene que marcar. La vida es así. A veces es muy bonita y a veces muy dura. Hay otros momentos también duros, no solamente ese, en el arbitraje de partidos que quizá no han tenido tanta trascedencia, pero tú los vives también como si fuera ese final. Es parte de tu trabajo y a nadie le gusta en su trabajo tener algún tipo de problema o error. Pero están ahí, hay que saber vivir con ellos, intentar minimizarlos y saber cuáles son tus fundamentos y apoyarte en ellos para seguir progresando.

P. Llegamos a 2020. Mira si hemos hablado de experiencias, de partidos, pero de pronto llega una situación que todo lo remueve y eso obliga, también en el deporte, a enfrentarse a situaciones desconocidas. Toda esta nueva normalidad, jugar sin público…

R. Sí, bueno, es algo que a todo el mundo le ha afectado. Esto ha sido muy duro para todo el mundo, tanto el confinamiento como la nueva normalidad, como poco a poco la vuelta a la normalidad. Todo tu ambiente ha cambiado, todo es diferente y tienes que aprender a buscar herramientas que te permitan mantenerte al máximo nivel.

Sin público todos sabemos que el deporte no es lo mismo, tanto en directo como por televisión, entonces esperemos que vuelva cuanto antes a la situación previa. Es más bonito con público siempre todo. El deporte y el espectáculo es más bonito con público y a nadie le gusta ir a un pabellón y encontrarse las gradas vacías, porque no es realmente lo que el deporte profesional ansía. La pasión, las emociones, todo eso forma parte del deporte y obviamente también afecta al juego y afecta a todas las sensaciones que tienes durante el partido, y los jugadores, entrenadores y todos los participantes.

La toma de decisiones no es popular

P. A eso iba, en un deporte de tantas revoluciones, en el que se castigan las palabras o los gestos, ha debido ser complicado encontrar ese equilibrio, tanto para vosotros como para los equipos. Todo se escucha en un pabellón en una situación así.

R. Sí, bueno, no se castiga, se penaliza. Yo no castigo a nadie, cada uno hace lo que tiene que hacer en cada momento porque esto es un mundo profesional, y yo tomaré las medidas disciplinarias o las medidas reglamentarias que sean convenientes en cada situación. 

Por otro lado, es verdad que cuando hay menos público, menos ruido, se escuchan más cosas, pero aprendes a convivir con ello y tienes que ser consecuente con lo que sucede y con lo que pasa. La verdad que todo fue bastante diferente.

P. No sé si ha podido ser el año que más técnicas hayas pitado (risas)

R. (Risas) Eso no lo no sé.

P. Esta situación compleja también ha dejado otros efectos positivos, en tu caso con la convocatoria por primera vez para unos Juegos Olímpicos. Con pandemia o sin ella, otro sueño cumplido.

R. Un sueño cumplido dos veces, porque me designaron para 2020, luego cancelaron la designación porque aplazaron los Juegos, y luego volvieron a designarme para 2021. Viendo el lado positivo, te dan dos alegrías. Pero es verdad que sin público es diferente, no es lo mismo, todo fue bastante distinto para lo que debía ser de forma normal. Es verdad que cuando llegas a la pista todo desaparece y ya la competitividad es máxima. Y aún así, todo lo demás te sigue impresionando, siguen siendo unos Juegos Olímpicos con todo lo que ello supone, todo lo que moviliza en un país, pero siempre se echa de menos al público. 

P. Todo el mundo conoce cómo funciona la clasificación de los equipos, pero en el mundo del arbitraje, ¿cómo funcionan los filtros? 

R. FIBA hace programas cada tres o cuatro años. Escoge a un grupo de élite y de ese grupo selecciona, no sé decirte un número, pero en torno a 50 o 60 árbitros, y les va haciendo un seguimiento más estrecho durante dos o tres años, hasta que ya selecciona a los 30 o 33 que van a los Juegos Olímpicos. 

Entonces, estuvimos en ese grupo y al final fuimos quemando etapas y entramos en la lista definitiva de los 30 o 35 que fueron a los Juegos. Es un trabajo muy continuo y de largo recorrido por parte de la FIBA. Y ya hemos empezado para la siguiente (risas).

Hay mucho sacrificio personal y de la familia, pero al final compensa

P. Al hilo de lo que hablábamos de los aficionados en los pabellones. Me vienen a la memoria conversaciones con otros árbitros, tanto de baloncesto como de otros deportes, y que dentro de lo gratificante que defienden que es la profesión, algunos también lamentan el hecho ellos preferían que sus familias, por ejemplo, no fuesen a los partidos. Y estamos hablando también de arbitraje de élite. Es duro eso, porque igual que para un deportista estar en determinados partidos es un motivo de orgullo total, y de eso somos todos conscientes, para los árbitros imagino que también es así, pero esa parte tendemos a obviarla.

R. Esa forma de pensar es un poco triste, yo creo. Eso no dice mucho a favor del ambiente de lo que es el deporte en aquel caso concreto. Yo sí te puedo decir que mi familia ha venido a partidos que yo he estado arbitrando y ha estado viéndolos y tal, independientemente de que haya una atmósfera más dura y más complicada de arbitrar. Pero bueno, a mí no me disgusta que vengan a ver los partidos, sabiendo cada uno qué papel está ejerciendo en cada momento. La toma de decisiones no es popular. Con un poco de suerte dejas contento a uno y al otro descontento (risas), y con muy mala suerte dejas a los dos descontentos. Es un poco una actividad que es indispensable en el deporte y que se necesita integrar al máximo en este ambiente para que el desarrollo sea todo lo normal y todo lo favorable que al final es de lo que se trata, que el deporte sea un espectáculo y sea atractivo para todo el mundo.

P. Sea como sea, quemando etapas y sumando hitos que posiblemente en ese primer partido de minibasket jamás ni lo hubieras soñado….

R. Sí, ha sido una historia muy bonita que todavía no ha terminado y que esperemos que dure aún mucho tiempo. Siempre tienes que sentir que eres un poco un privilegiado por llegar a donde has llegado. Hay tantas personas que lo intentan y no siempre pueden llegar por diferentes circunstancias, personales, profesionales o de cualquier otro tipo, y bueno yo he tenido la oportunidad, la aproveché y estoy bastante contento de mi elección y mi trabajo. Hay mucho sacrificio también, por parte de la familia, amigos, tuya personal, pero al final compensa. Lo volvería a hacer. 

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