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Alberto del Moral, revelación entre la mediocridad

Alberto del Moral, en el duelo con el Cádiz B en El Arcángel

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Si hay alguna lectura positiva que pueda extraerse de la desastrosa temporada del Córdoba, esa no es otra que la aportación de los jóvenes. No han sido pocos los talentos, varios aún imberbes, que han demostrado una capacidad notable para aportar con el primer equipo. El premio al excelente rendimiento del filial blanquiverde se ha visto recompensado entre los grandes. Una rebeldía en clave juvenil que ha tenido su mayor potencial con German Crespo, como no podía ser de otra forma dado que ha sido el técnico encargado de comandar al segundo equipo cordobesista desde el inicio del curso, pero que se ha mantenido igualmente con buena presencia tanto con Juan Sabas como con Pablo Alfaro. Todos han visto el enorme potencial presente en la cantera. 

Nombres como Luismi, Núñez, Diego Domínguez o Visus han tenido presencia en mayor o menor medida. Sin embargo, si hay uno que destaca por encima del resto, ese no es otro que Alberto del Moral. El jugador de Villacañas se forjó en las categorías inferiores del club de su localidad natal, con el que llegó incluso a debutar en Tercera con apenas 16 años. Fue ahí cuando apareció el interés del Córdoba, que lo fichó para su equipo juvenil. Desde entonces ha ido ganándose un hueco de mucho peso en la entidad, primero como jugador de pleno derecho del filial, y este mismo curso haciendo lo propio en el primer equipo. 

De hecho, cabe puntualizar que el toledano inició la campaña como futbolista del Córdoba B, con el que tenía ficha, pero su excelente trabajo le hizo ganarse una plaza a mediados de curso entre los grandes. Así, cambió incluso su dorsal del 28 al 6. Ya era uno más del equipo de Segunda B. 

Y es que buena parte de lo mejor del curso para el Córdoba ha tenido lugar con Del Moral sobre el césped. Desde primera hora asumió magníficamente su rol de ancla en el centro del campo, convirtiéndose en un aliado imprescindible tanto para Dejtei y Bernardo Cruz en la zaga, como para Mario Ortiz o Javi Flores en la zona más adelantada. Un seguro en la medular, capaz de jugar a la perfección con el tiempo del partido. Destructor de juego en defensa y constructor con la pelota en los pies. Sin excesivo brillo, pues para eso ya están otros, y sabiendo elegir siempre la opción más correcta para sacar el esférico jugado. 

El apenas un curso, eso sí, de mucho sufrimiento para la hinchada blanquiverde, Del Moral ha sabido ganarse un hueco de admiración. Suyos han sido nada menos que 1.525 minutos en un total de 19 partidos (18 de ellos de titular), por lo que es innegable que ha sido indiscutible para los tres entrenadores mencionados. 

Es más, únicamente las lesiones le han impedido tener una regularidad mayor en el tramo final de la temporada. Acabó tocado en la derrota ante el Betis Deportivo en la última jornada de la primera fase del campeonato, lo cual le obligó a ver desde la grada el inicio de la segunda ronda. No pudo estar ante el Tamaraceite y Balompédica Linense, aunque regresó directamente a la titularidad en el choque de ida frente al Cádiz B. Y desde momento ya fue otra vez inamovible. De largo, la gran revelación en medio de la mediocridad cordobesa. 

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